La moneda mexicana se ha visto respaldada por tasas de interés superiores a la inflación, fuertes entradas de remesas y estabilidad fiscal y política que la diferencian de otros mercados emergentes. La segunda economía más grande de Latinoamérica también se ha convertido en un destino para las empresas que buscan reubicar su producción más cerca Estados Unidos, una tendencia llamada “nearshoring” que está impulsando la inversión y la demanda de la moneda.
Incluso con el repunte actual, el peso podría fortalecerse aún más, dijeron Goldman y la corredora brasileña XP Investimentos. El peso podría subir hasta los 15.10 por dólar si la manipulación de precios se vuelve “extrema”, escribió Alves en una nota. Un fenómeno similar de “valoración errónea” ocurrió bajo la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, periodo en el que el peso estuvo más débil de lo que debería haber sido durante un tiempo prolongado.
“Seguimos viendo al peso mexicano como una moneda que debería continuar brindando retornos totales positivos, pero con una escalada cada vez más difícil de apreciar sobre al contado”, escribió Alves en una nota publicada el miércoles.
Para Marco Oviedo de XP, el entorno de tasas altas podría hacer que el peso se vuelva tan fuerte como 16.30 por dólar para fin de año si continúan las entradas de cartera. El banco central de México ha mandado señales de que mantendrá su tasa clave sin cambios durante varios meses, incluso cuando la inflación comience a desacelerarse.