En ese momento el aumento de las ventas de contratos de futuros crearon una discrepancia de precios entre el valor del índice bursátil en el mercado de futuros y el valor de las acciones en la Bolsa de Nueva York. Los comerciantes de arbitraje de índices querían aprovechar esta discrepancia de precios para comprar futuros y vender acciones, lo que transmitió la tendencia a la baja presiones en la Bolsa.
¿Qué pasó el 19 de octubre de 1987?
La historia del mítico lunes negro comenzó con las operaciones en Asia con el Hong Kong Han Seng Index que disminuyó 420.8 puntos, o un 11.10%. Las ventas prosiguieron en Sidney, Tokyo, Frankfurt, Ámsterdam y París. El principal índice de Londres, el FTSE retrocedió ese día 10.8%.
El mercado era una bomba de tiempo, ya que hubo una presión de venta sustancial de acciones en Wall Street en los primeros minutos de la apertura, con un gran desequilibrio en el número de órdenes de venta en relación con las órdenes de compra.
En esto situación, muchos especialistas no abrieron para negociar durante la primera hora. La SEC señaló “Por las 10:00 am, 95 acciones de S&P, que representan el 30% del valor del índice, aún no estaban abiertas”. En ese entonces el Wall Street Journal indicó que 11 de las 30 acciones en el Promedio Industrial Dow Jones abrió tarde. Por el contrario, el mercado de futuros abrió a tiempo con venta pesada.
Esto provocó que el mercado de valores, junto con los futuros y opciones asociados los mercados se derrumbaran y el índice bursátil S&P 500 cayó un 20%, mientras que el índice Dow Jones de valores industriales cayó 508 puntos, es decir un 22.6%, la variación negativa intradía más fuerte registrada en la historia, lo que provocó pérdidas por 500,000 millones de dólares en un solo día entre los inversores.