Aunque Donald Trump reiteró su intención de destituir a Jerome Powell como presidente de la Reserva Federal, los expertos coinciden en que se trata de una maniobra legalmente muy difícil de concretar. Pese a ello, el dólar y los mercados financieros están reaccionando negativamente.
El intento de Trump por destituir a Powell amenaza con caos financiero y legal

La ley de la Reserva Federal de 1913 sólo permite remover al titular por ‘causa justificada’, lo que no incluye simples diferencias en política monetaria, explica Janneth Quiroz, directora de análisis económico en Monex. Si Trump avanzara con esa decisión, Powell podría apelar ante los tribunales, lo que abriría un litigio sin precedentes, prolongado y de alto costo político y financiero.
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Desde Mirabaud-Gruppe advierten que la presión pública de Trump contra Powell y sus ataques por mantener las tasas elevadas —en lugar de bajarlas al 1% como ha sugerido— ya están afectando las expectativas de mercado.
“El solo hecho de hablar de reemplazo anticipado genera dudas sobre la independencia de la Fed, aumenta la volatilidad y complica su estrategia de comunicación basada en consistencia y datos”, apunta el reporte de la firma.
La reciente caída del dólar y el aplanamiento de la curva de rendimientos reflejan esa incertidumbre.
Esta semana, Donald Trump mostró a congresistas republicanos un borrador de carta -que se filtró a medios estadounidenses- para despedir a Jerome Powell, alegando sobrecostos en la remodelación del edificio de la Fed.
Aunque sugirió que podría destituirlo por “fraude”, luego declaró públicamente que era “muy improbable” que lo hiciera. La amenaza generó incertidumbre en los mercados, pero Trump matizó su postura tras las reacciones. Paralelamente, pidió una revisión interna del proyecto como posible justificación legal.
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Los expertos advierten que adelantar el debate sucesorio socavaría la autoridad del presidente actual de la Fed, cuyo mandato concluye en mayo de 2026, aunque podría seguir como gobernador hasta 2028.
Más allá de lo legal, sería un movimiento muy costoso política y financieramente. Cualquier intento de remover a Powell por razones políticas generaría pánico en los mercados financieros, alzas en las tasas de interés de largo plazo y ventas masivas en renta variable. Ya hemos visto que incluso el rumor de su posible destitución provocó una reacción adversa en el índice DXY
¿Quién puede suceder a Powell?
Para Luis Gonzali, especialista de Franklin Templeton, hay cuatro nombres en la mesa, todos cercanos a Trump, pero con perfiles diversos. El primero es Scott Bessent, actual secretario del Tesoro, aunque su salida parece poco probable por su relevante papel actual.
Luego están Kevin Warsh, exgobernador de la Fed y amigo cercano de Trump; y Kevin Hassett, exdirector del Consejo de Asesores Económicos, ambos con posturas críticas hacia la Fed.
Warsh ha abogado por una Fed más austera y alineada con los objetivos del Ejecutivo, mientras que Hassett ha sido particularmente vocal en sus críticas sobre el manejo de la inflación y el retraso en los recortes de tasas. Ambos representarían una ruptura con el enfoque técnico y colegiado que caracteriza a la institución.
Finalmente, Christopher Waller, actual gobernador dentro de la Fed y uno de los miembros más dovish del comité —a favor de bajas tasas de interés para estimular el crecimiento económico—, aparece como la opción más sensata.
“Waller ya forma parte del sistema, ha evitado confrontaciones públicas y podría generar mayor consenso dentro del FOMC”, dice Gonzali. Sin embargo, Trump podría preferir lealtad política por encima de experiencia institucional.
La estructura de la Reserva Federal está precisamente diseñada para resistir presiones políticas de corto plazo. Su Junta de Gobernadores tiene mandatos escalonados de 14 años, y el presidente es nombrado por cuatro años renovables.
Además, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), donde se decide la política monetaria, incluye representantes de los 12 bancos regionales de la Fed, lo que asegura una pluralidad de voces. Por eso, alterar esta arquitectura por motivos políticos enviaría señales negativas a los mercados y erosionaría la confianza en la capacidad del banco central para actuar con independencia.
Lo que espera el mercado
Aunque el debate sucesorio gira en torno a nombres y lealtades, lo que realmente preocupa a los inversionistas es cómo afectará esto el rumbo de la política monetaria.
Las expectativas del mercado apuntan a un sesgo más dovish hacia fin de año, con posibles recortes de tasas en septiembre y diciembre, si la presión inflacionaria derivada de los aranceles se modera.
Sin embargo, el ruido político en torno a Powell podría frenar decisiones técnicas y aumentar la percepción de una Fed vulnerable a la Casa Blanca. Como advierte Mirabaud-Gruppe, “el riesgo no es sólo la remoción, sino el debilitamiento institucional del banco central más importante del mundo”.