Con el primer recorte de tasas de la Reserva Federal desde diciembre —que llevó la tasa de referencia a un rango de 4.00% a 4.25%—, los inversionistas enfrentan un escenario mixto. Pues mientras la renta variable suele beneficiarse de un ciclo más flexible, la persistencia de déficits fiscales, riesgos inflacionarios y un aumento estructural en las primas de riesgo está llevando a muchos a reposicionar sus carteras hacia bonos de largo plazo y activos refugio como el oro.
La nueva apuesta de los inversionistas combina bonos de largo plazo, oro e IA
(Shannon Stapleton/REUTERS)
Un análisis de la firma suiza de gestión de patrimonio UBS resalta que la Fed se encamina hacia recortes de tasas de 25 puntos básicos en cada una de las próximas cuatro reuniones de política monetaria, incluyendo la de este miércoles. “Esto erosionará aún más la rentabilidad del efectivo, lo que refuerza las ventajas de invertir el exceso de efectivo en bonos de calidad y estrategias de renta variable generadoras de ingresos”.
Aumentan rendimientos de bonos de largo plazo
Para Joaquín Barrera, director de renta fija de Sura Investments, este nuevo ciclo abre oportunidades claras en los tramos más largos de la curva.
“Pensamos que instrumentos de más plazo pueden ser más benéficos por su efecto de duración, que brindan una mayor rentabilidad en un escenario de disminución de tasas de interés”. No obstante, advierte que los riesgos se concentran en la disciplina fiscal de las economías.
En sintonía con el ciclo bajista de la política monetaria en países avanzados e incluso emergentes, destaca un “aumento estructural en las primas de riesgo”, según un reciente reporte de Banamex.
Esto quiere decir que los inversionistas están cada vez más alertas de los crecientes déficits fiscales de economías como Estados Unidos, “exacerbados por propuestas de recortes de impuestos y gastos sin contrapartes de ingresos”.
Los analistas del banco observan una tendencia al alza en el rendimiento de los bonos a 30 años, en casi todas las economías avanzadas. En el caso de los bonos del Tesoro equivalentes, la tasa de rendimiento se acerca al 5% “en medio de lo que parece ser un punto de inflexión hacia una tendencia al alza (...) que no se había visto desde los años 80”.
En palabras más simples, esto quiere decir que los inversionistas están demandando cada vez más rendimiento para mantener su dinero en estos instrumentos. Y cabe aclarar que esta situación no necesariamente implica menor demanda. De hecho, como el precio de esos bonos baja, esto puede atraer a nuevos compradores en busca de mayores retornos en el largo plazo.
“El desafío que tienen los bonos de muy largo plazo, de 20 o 30 años, es que el déficit fiscal no pierda estabilidad. En ausencia de incertidumbre fiscal vemos con muy buenos ojos la parte de los nodos medios-largos”, señala Barrera.
El oro se fortalece con un dólar más débil
UBS subrayó también que el oro acumula cerca de 40% de ganancias en lo que va del año. Durante el cual ya marcó más de 30 récords nominales y superó un máximo histórico ajustado por inflación alcanzado hace 45 años.
El apetito por refugio responde no solo a la expectativa de tasas más bajas, que reducen el costo de oportunidad de un activo sin rendimiento, sino también a la creciente tensión geopolítica tras la incursión de drones rusos en Polonia, miembro de la OTAN. UBS proyecta que el oro podría llegar a 3,900 dólares por onza en junio de 2026, desde un pronóstico previo de 3,700.
“Lo que estamos viendo es que el dólar se está debilitando; al debilitarse el dólar, en automático el oro y las monedas emergentes ganan valor. Es posible pensar que el oro se mantendrá firme mirando hacia adelante”, señaló el directivo de Sura.
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Bolsa Mexicana: sólida, pero con límites
En paralelo, el mercado accionario ya encontró un soporte en la narrativa de la inteligencia artificial. Según UBS, la reciente sorpresa positiva de Oracle, con un salto de 36% en un día tras reportar un alza de 455 mil millones de dólares en pedidos de nube para servicios de IA, muestra que el ciclo de transformación tecnológica está apenas comenzando.
En México, Barrera subraya que la Bolsa ha sido uno de los ganadores del año. “La Bolsa Mexicana lleva cerca de 25% de rendimiento medido en pesos y 41% en dólares. El efecto cambiario todavía le da un retorno adicional para el inversionista que cambió sus dólares a fin de año”.
Aunque advierte que no se pueden esperar retornos tan elevados de manera indefinida ya que "probablemente pensar en rendimientos de doble dígito como los que hemos visto ahora hacia adelante será más desafiante, pero seguimos viendo atractiva a la Bolsa Mexicana y a los mercados en general”.
Mercados emergentes y Cetes, ¿qué pasará?
En este escenario, un análisis de Banco Covalto advierte que mantener carteras concentradas en instrumentos de corto plazo, como Cetes, puede erosionar el valor real frente a la inflación. Barrera, sin embargo, recuerda que incluso los nodos cortos de la curva tienen espacio para ofrecer ganancias.
La tendencia para los inversionistas será asegurar plazos medianos y largos ahora, escalonar vencimientos para mantener liquidez y diversificar con activos como el oro, que han recuperado fuerza como resguardo frente a un ciclo financiero más incierto.