En el último año, los fondos ETF respaldados por oro físico registraron una demanda de 510 toneladas, en contraste con la reducción de 314 toneladas de un año antes, lo cual refleja la búsqueda global de refugios ante un escenario de tasas más bajas, inflación persistente y tensiones geopolíticas, explica Ponce.
Según los especialistas, el atractivo del oro se explica por su capacidad para proteger el capital frente a la pérdida de valor de las divisas y la volatilidad de los mercados. Además, los ETFs (fondos que replican índices o comportamiento de otros activos) facilitan la exposición al metal sin los costos de almacenamiento físico, ofreciendo liquidez y acceso inmediato tanto a inversionistas institucionales como individuales.
El papel de China en la codicia por los lingotes
China es un actor determinante en este repunte. Según Bloomberg, ha acumulado oro durante más de una década, buscando fortalecer su independencia frente a los mercados financieros dominados por Estados Unidos. La creación de una red de bóvedas y centros de custodia en Hong Kong y Shanghái, junto con la invitación a otros países para almacenar sus reservas en territorio chino, forma parte de una estrategia de largo plazo para posicionar al yuan como alternativa al dólar.
De hecho, China es ya el mayor productor mundial de oro y quiere ganar protagonismo en el sistema financiero global, aprovechando la desconfianza hacia el dólar y el auge de activos alternativos.
El metal también se está convirtiendo en un instrumento de "poder blando", ya que, al ofrecer custodia y trading a bancos centrales aliados, China busca crear un sistema paralelo al de Londres y Nueva York, menos vulnerable a sanciones y restricciones occidentales.
Del refugio seguro a la inversión estratégica
El conflicto entre Israel y Hamás, la incertidumbre sobre los aranceles de Donald Trump y el temor a un cierre de gobierno en Estados Unidos han reforzado la percepción del oro como activo refugio.
De acuerdo con Carolina Colón, analista financiera y directora regional de Capitaria para Latinoamérica, “cuando hay incertidumbre en el mercado, la inversión suele volcarse hacia activos que no se devalúan con la inflación, y el oro es el más importante de ellos”.
Según su análisis, el precio de la onza pasó de 3,480 a 4,000 dólares entre septiembre y octubre, alcanzando niveles récord antes de una breve corrección. Las proyecciones de Capitaria estiman que para 2026 podría alcanzar los 4,900 dólares por onza, consolidando su papel no solo como refugio sino como una inversión estratégica de largo plazo.
La plata y el cobre alimentan la presión industrial
El auge del oro también arrastra a otros metales. Por ejemplo, la plata acumula un alza superior al 70% en 2025, con cotizaciones históricas por encima de los 50 dólares por onza, su nivel más alto desde 1980.
Este repunte refleja tanto su rol como activo alternativo al oro como su demanda industrial en sectores como paneles solares, baterías e inteligencia artificial. Además, en los registros históricos, la plata refleja tanto el miedo como la esperanza; sigue al oro en las caídas, pero lo supera en las recuperaciones.
A diferencia del oro, la plata no cuenta con el respaldo de los bancos centrales como reserva estratégica, sin embargo, la demanda industrial se mantiene robusta, especialmente en los sectores solar y automotriz
Carlos Ponce, analista bursátil de Valmex
Por su parte, el cobre avanza alrededor de 21% en el año, sostenido por la reactivación industrial en China y su creciente uso en vehículos eléctricos, redes 5G y centros de datos. Sin embargo, la oferta sigue siendo limitada, debido a que las interrupciones en minas clave como Grasberg (Indonesia) y Codelco (Chile) han reducido la producción global, explicó el especialista de Valmex.
Si los precios superan los 10,000 dólares por tonelada, advierte Capitaria, los costos eléctricos y de construcción podrían escalar, trasladando presiones inflacionarias a nivel global.
Proyecciones 2025-2026
Según los analistas consultados, la combinación de política monetaria expansiva, tensiones geopolíticas, déficit industrial y diversificación de reservas mantiene al oro en una senda alcista. Los analistas coinciden en que el oro podría mantenerse por encima de los 3,800 dólares en promedio durante 2026, mientras la plata podría alcanzar 55 dólares por onza y el cobre bordear los 11,000 dólares por tonelada.