Aunque la intención del banco fue recordar a la gente que la marca Bancomer fue reemplazada por BBVA, la reacción en redes sociales evidenció que hay marcas tan impregnadas en la mente del consumidor que resultan difíciles de olvidar.
Pese a ello, la estrategia musical rindió frutos, ya que según un análisis de Google, un año antes del cambio de nombre, las búsquedas de los usuarios recaían en la palabra Bancomer, pero cuando se lanzó la campaña, las búsquedas de ambas marcas se emparejaron.
Hoy día, el pico de búsquedas recae en la palabra BBVA. Sin embargo, se observa que todavía hay usuarios que continúan buscando el banco por su nombre anterior o incluso hay quienes escriben BBVA en el buscador de Google, pero le siguen diciendo Bancomer.
¿Por qué la música es más efectiva para llegar al consumidor?
Armando Córdoba, Chief Strategy Officer para Latam en Human Connections Media, señala que la música es una herramienta poderosa en el marketing y la publicidad por su capacidad para evocar emociones.
Una melodía puede despertar recuerdos, crear atmósferas y establecer conexiones emocionales profundas con el público. Además, la música tiene un poder memorable; una canción pegajosa puede permanecer en la mente del consumidor durante mucho tiempo, y en consecuencia, hacer que recuerde a una marca o su mensaje publicitario mucho después de haber visto el anuncio.
Acorde con el experto consultado, la música puede aprovechar asociaciones previas que las personas tienen con ciertas canciones, artistas o estilos musicales. Al asociar una canción con una marca o producto, se pueden transferir las connotaciones positivas o características emocionales de la música a la marca, lo que fortalece la conexión emocional con el público.
Pero todo depende del estado de ánimo. “(Éste) influye en cómo percibimos los estímulos, como la música, y cómo los asociamos con una marca. Esto puede ser positivo y facilitar la aceptación del mensaje, según el contexto y las vivencias de la persona. Sin embargo, existe el riesgo de asociar un estímulo con algo negativo, lo que puede desgastar la efectividad del mensaje”, explica Córdoba.
Puede ser que el usuario cante la canción y hasta compre, aunque también es posible que lo harte una melodía, pero no se la pueda sacar de la cabeza. Córdoba refiere que el 90% de la información que procesamos inconscientemente se retiene en la memoria. Por lo tanto, el uso de la música como vehículo para transmitir mensajes de marca puede ser altamente efectivo, ya que puede generar sensaciones de bienestar y agrado que facilitan la retención del mensaje por parte del consumidor.
¿Cómo las marcas eligen las piezas musicales?
Rafael Rodríguez, director general en Beatamina Music Marketing, dice que ante todo la canción o el efecto sonoro debe estar alineado al ADN de la marca y saber con qué tipo de consumidores resuena, ya que, por ejemplo, asociar una marca familiar con una canción reguetonera que no sea bien vista por ciertos grupos demográficos, podría tener un impacto negativo en la marca.
Rodríguez señala que a menudo, las empresas comienzan con su identidad visual, pero cada vez más se reconoce la importancia de integrar elementos auditivos en las estrategias de marca, dada la creciente presencia en plataformas digitales.
Sin embargo, el simple hecho de tener un logo sonoro distintivo no es suficiente. Es necesario generar oportunidades para su reproducción y reconocimiento en los diferentes puntos de contacto con el consumidor.
“Para asegurar que el logo sonoro tenga un impacto efectivo, es importante que esté expuesto de manera consistente y con el mensaje adecuado. Esto implica identificar los factores clave que representan la marca y trabajar en su construcción de personalidad sonora”, dice el director de la agencia.
Salvador Carreón, director operativo de Beatamina Music Marketing, resalta que este proceso de posicionamiento no se logra de la noche a la mañana, sino que requiere tiempo y consistencia en la implementación de la identidad sonora en todas las comunicaciones de la marca y no menos importante es entender las tendencias y preferencias del consumidor al que se quiere hablar. Si se trata de millennials, el clavo ha estado en la nostalgia.
Casos que resuenan
El año pasado, Mercado Pago preguntó a los consumidores sobre el binomio "Mercado Libre-Mercado Pago", la gente respondía principalmente por la palabra "mercado", aunque no estaba del todo claro. Este hallazgo llevó a la empresa a colaborar con la agencia Gut para desarrollar una campaña con enfoques locales específicos. En el caso de México, el concepto creativo fue "Somos uno mismo", vinculándolo con la canción de Timbiriche para llegar a los millennials.
La campaña consistió en intercambiar los colores distintivos de cada marca: en un video promocional, Mercado Pago aparecía en amarillo y Mercado Libre en azul, mientras se escuchaba la canción de Timbiriche de fondo, comunicando que ambas marcas eran parte de una sola compañía. Este material se difundió en televisión y medios digitales, y se reforzó con la participación de influencers.