La identidad visual de SpaceX es minimalista, con una tipografía que evoca tecnología y precisión. Esto contrasta con la "X" de Grupo Xcaret, que busca arraigarse en la cultura y tradición. Mientras Musk invierte en el futuro, Xcaret invierte en la riqueza del pasado. “En Xcaret, la X cuenta historias; en Musk, crea escenarios”, puntualiza.
Grupo Xcaret, que opera en la Riviera Maya, ha hecho de la "X" un puente entre la tradición maya y la modernidad turística. Rodrigo Quintana, director corporativo de innovación de Grupo Xcaret, comenta que la "X" no fue una elección arbitraria. “Es una letra intrínsecamente mexicana, presente en muchos nombres de lugares de la región. Su uso es una forma de rendir homenaje a nuestras raíces”.
Elena Benítez afirma que la innovación y la tradición no están en conflicto si se utilizan de manera correcta. “Podemos verlo en Grupo Xcaret, donde han logrado combinar elementos tradicionales, como la cultura maya y su simbología, con estrategias modernas de marketing y tecnología. No es necesario sacrificar una para adoptar la otra; más bien, ambas pueden coexistir y complementarse para crear una experiencia de marca”, explica.
La "X", dice Quintana, refleja el equilibrio entre tradición, cultura y modernidad, lo que consolida a Xcaret como un referente en turismo nacional e internacional, con un 40% de visitantes nacionales, otro 40% de americanos y el resto provenientes de otras partes del mundo.
Un simbolismo divergente
El branding también revela las diferencias entre ambos. Las marcas de Musk, desde Tesla hasta Neuralink, presentan un minimalismo casi clínico. En cambio, Xcaret apuesta por una estética vibrante y colorida que evoca la riqueza cultural de México. Cada logotipo dentro del grupo utiliza elementos gráficos que recuerdan grecas mayas y motivos naturales, un testimonio de la autenticidad que buscan proyectar.
Quintana revela que los logotipos de Grupo Xcaret se han diseñado internamente, una decisión que responde al interés del grupo por preservar la autenticidad de su identidad visual. “Hacer los diseños en casa nos da control sobre cada detalle y asegura que las marcas dentro del grupo mantengan un vínculo claro con nuestras raíces y propósito”, señala Quintana.
Y mientras Elon Musk destina millones a tecnología, investigación y desarrollo, Grupo Xcaret canaliza recursos a la experiencia integral del visitante. Rodrigo Quintana destaca que Xcaret invierte en el “boca a boca” como una de sus herramientas de marketing más poderosas. No obstante, también emplea tecnologías creativas, como mapping y herramientas digitales, para enaltecer la experiencia del cliente.
El primer parque del grupo fue precisamente Xcaret, inaugurado hace casi 40 años en una pequeña caleta de la Riviera Maya. El espacio, en un inicio destinado a ser una residencia privada, fue transformado por Miguel Quintana Pali, fundador del grupo, quien quedó fascinado con las maravillas naturales del terreno. Desde este inicio, Xcaret se concibió como un lugar donde los visitantes pudieran conectar con la naturaleza, la cultura y la historia de México.
El crecimiento del grupo fue paulatino, pero constante. A Xcaret le siguieron otros parques como Xel-Há, centrado en actividades acuáticas, y Xplor, enfocado en la aventura. Más adelante se sumaron Xenses, Xoximilco y otros destinos que diversificaron la oferta. Con el tiempo, también se integraron hoteles, tours y servicios de transporte bajo el concepto All-Fun Inclusive, una propuesta que incluye acceso a todos los parques y experiencias con un único pago.
Quintana asegura que la ampliación de servicios ha sido vital en la estrategia del grupo. Al diversificar su portafolio, el grupo ha aumentado sus ingresos y ha generado una experiencia más completa. Sin embargo, en sus planes cercanos no está invertir fuera de México, sino en seguir creciendo en el país. Con una inversión de 700 millones de dólares planea expandir el Hotel Xcaret México para 2025.
Hoy día, Grupo Xcaret se está convirtiendo en un referente en el sector turístico mexicano, que ofrece experiencias integrales con un enfoque en la tradición, la sostenibilidad y la responsabilidad social, bajo el paraguas de la X que unifica sus marcas sin canibalizarse entre ellas.
Tanto Díez como Benítez comparten que la "X" de Musk y la "X" de Xcaret son reflejos de filosofías y objetivos opuestos. Una explora el cosmos y la otra celebra las raíces mayas. Sin embargo, ambas demuestran que, en branding, incluso una sola letra puede construir imperios. “La magia del branding no está en la letra que eliges, sino en cómo logras que las personas se sientan identificadas con ella”, apunta Benítez.