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El veto inmigratorio de Trump y su impacto en la historia de EU

Los retos legales contra las decisiones del mandatario estadounidense anuncian el inicio de un enfrentamiento constitucional.
lun 30 enero 2017 04:56 PM

El veto inmigratorio de Donald Trump a las siete naciones de mayoría musulmana marca un momento definitorio para su presidencia y un punto de influjo sobre la postura de Estados Unidos frente al islam y el mundo exterior que podría resonar en la historia.

La decisión, que también prohíbe temporalmente la entrada de refugiados a Estados Unidos , marca el inicio del primer enfrentamiento entre el estilo de liderazgo populista y orgullosamente políticamente incorrecto y lo que sus críticos consideran como una base de valores que definen la nación.

También representa un cambio pronunciado en las tácticas de contra-terrorismo de Estados Unidos y un gran giro en el debate sobre las políticas de seguridad nacional desde los ataques del 11 de septiembre: cómo mantener seguros a los estadounidenses y luchar contra el extremismo en casa y fuera sin alienar a los musulmanes para evitar fomentar más radicalismo.

nullMientras tanto, los retos legales contra los movimientos de Trump anuncian el inicio de un enfrentamiento constitucional entre la visión de una presidencia activista expansiva y los balances generados dentro del sistema político estadounidense que frenan al poder ejecutivo. Las estancias legales emitidas por varios jueces en contra de las medidas probablemente sean las primeras acciones de una larga y complicada batalla legal a los cambios que al parecer inevitablemente llegarán a la Suprema Corte.

Trump rechazó la ola de críticas que fomentadas por sus medidas migratorias, culpando las largas esperas de los viajeros detenidos en los aeropuertos a los apagones de las computadoras de Delta, que sucedieron el domingo por la tarde, al igual que las “lágrimas de (Senador Chuck) Schumer”.

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“No hay nada agradable en buscar terroristas antes de que puedan entrar a nuestro país. Esto fue una gran parte de mi campaña. ¡Estudien al mundo!”, tuiteó.

La Casa Blanca aclaró previamente que Trump está profundamente comprometido con la nueva política, a pesar de la virulenta controversia. Jake Tapper, de CNN, reportó que Stephen Miller, asesor senior de políticas de Trump, instó a los funcionarios del Departamento de Estado, Seguridad Nacional y otros a menospreciar lo que describió como histeria en la televisión debido a la orden.

Otros defensores de Trump argumentaron que el presidente tiene un mandato que sigue una campaña en la que hizo conocer claramente su visión sobre la inmigración.

"Creo que el Presidente Trump está haciendo exactamente lo que dijo en campaña. Él fue elegido presidente y ahora está entregando lo prometido. La gente de Estados Unidos quiere estar segura”, dijo el ex gobernador de Arizona Jan Brewer en “State of the Union” de CNN.

Un funcionario administrativo señaló que el cambio en la inmigración es otra promesa cumplida por Trump a sus seguidores tras una semana en la que el presidente también se hizo cargo del comercio y el cuidado de la salud a través de otras medidas ejecutivas.

"No debería sorprender a nadie que la primera semana salió exactamente como dijo que sería”, dijo el funcionario bajo condición de anonimato para discutir las tácticas de la Casa Blanca.

Argumentó que la suspensión temporal de entrada a visitantes de Irán, Irak, Siria, Sudán, Somalia, Libia y Yemen es una medida razonable para permitir el tiempo necesario para introducir un nuevo sistema de veto.

La Casa Blanca niega la idea de que las medidas equivalen a una prohibición para los musulmanes.

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Momentos oscuros de la historia

Pero el ir contra naciones que son en su mayoría musulmanes hace recordar algunos de los momentos más oscuros de la historia de Estados Unidos en los que individuos o grupos fueron señalados para un escrutinio especial.

Sólo el tiempo dirá si el veto inmigratorio de Trump será pensado a la misma luz que las actas de Extranjeros y Sedición firmadas por el presidente John Adams a finales del siglo 18 que facilitaban la deportación de los extranjeros e imponían restricciones a los nuevos inmigrantes.

Otros paralelos históricos podrían incluir la reclusión de japoneses-estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial y la caza de brujas del senador Joseph McCarthy contra los supuestos comunistas en la política y las artes en la década de 1950.

El veto indefinido de la orden sobre la entrada de refugiados sirios sobre la base de que es imposible vetar a personas provenientes de la nación destruida aduciendo sus ligas al terrorismo, también significa que Estados Unidos de hecho está dando la espalda a las víctimas de las peores crisis humanitarias actuales del mundo.

Tanto el presidente George W. Bush y Barack Obama tuvieron mucho cuidado de evitar la idea de que Estados Unidos estaba estigmatizando a los musulmanes mientras llevaban a cabo campañas implacables contra los islamistas radicales.

Eso llevó a que los críticos, especialmente de Obama, argumentaran que la política estadounidense estaba maniatada por los matices y la corrección política junto con una renuencia a admitir que existía una amenaza de parte del “terrorismo islámico radical”.

Las acciones de Trump destruyen ese método.

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"'El veto extremo' es simplemente un eufemismo de la discriminación contra los musulmanes”, dijo Anthony Romero, director ejecutivo de la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos, ACLU por sus siglas en inglés.

"Identificar países específicos con mayorías musulmanes y perfilar excepciones para religiones de minoría atenta contra los principios constitucionales que evitan que el gobierno favorezca o discrimine contra religiones en particular”, dijo.

Algunos demócratas importantes dicen también que las medidas de Trump entran en conflicto con los valores estadounidenses y serán inefectivas como herramientas para acabar con el terrorismo.

"Esta orden se opone a los principios de libertad religiosa, igualdad y compasión en los que se fundó nuestra nación en su impacto discriminatorio de los musulmanes”, dijo Adam Schiff, demócrata senior del Comité de Inteligencia de la Casa Blanca.

"También juega un papel en la narrativa de Al Qaeda e ISIS de que el oeste no es lugar para los musulmanes y que estamos dentro de una guerra de civilizaciones”.

Mientras avanzaba el domingo, un número de republicanos sumaron sus voces a las críticas a la orden ejecutiva de Trump y la manera en que fue puesta en vigor.

El senador republicano por Nebraska, Ben Sasse, crítico frecuente de Trump rechazó con fundamento la noción de que el terrorismo no tenía conexión con el islam o con ciertas naciones, pero argumentó que el veto de viaje era una medida demasiado amplia.

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"Si mandamos la señal a medio oriente de que Estados Unidos considera a todos los musulmanes como yihadistas, los reclutadores terroristas ganan al decirle a los niños que Estados Unidos está vetando a los musulmanes y que esto es Estados Unidos contra su religión”, dijo Sasse.

Bob Corker, quien dirige el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, dijo que el programa había sido implementado pobremente, especialmente en relación a los inmigrantes con residencia legal.

"La administración debería realizar las revisiones apropiadas inmediatamente, dijo Corker. El veto también fue criticado por los senadores republicanos Lindsey Graham, John McCain y Cory Gardner.

Uno de los pocos legisladores en apoyar la decisión de Trump fue Devin Nunes, quien dirige el Comité de Inteligencia, lo describió como una medida temporal “útil” para ayudar a las autoridades a verificar quién entra a Estados Unidos.

La velocidad con la que Trump instituyó el veto ha cambiado fundamentalmente el trayecto de Estados Unidos en el mundo y habla sobre el profundo cambio político que se está dando a principios de su presidencia.

Su acercamiento hacia las naciones musulmanas parece ser un repudio directo a la advertencia hecha por Obama en su último discurso sobre los instintos del nuevo presidente.

"La democracia puede vencerse cuando sucumbe al temor. Así como nosotros como ciudadanos debemos permanecer vigilantes contra la agresión externa, debemos hacer guardia contra el debilitamiento de los valores que nos hacen lo que somos”, dijo Obama en Chicago a principios de este mes, argumentando que había llevado la guerra contra el terror en un nivel legal más firme.

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Daño a la imagen de Estados Unidos

Las medidas migratorias también podrían dañar la imagen de Estados Unidos en el mundo y exponer a los líderes extranjeros aliados a una significativa presión política cuando cooperen con Trump.

La canciller alemana, Angela Merkel, dijo a Trump vía telefónica el sábado que el alto a la entrada de refugiados sirios infringía la Convención de Ginebra, según su portavoz. La primera ministra británica, Theresa May, retratada tomada de la mano con Trump en la Casa Blanca horas antes de firmar la orden ejecutiva el viernes, se enfrentó a una respuesta violenta en casa.

Si bien las acciones de Trump incitan preguntas filosóficas, también enfoca la atención sobre la aproximación de la nueva administración a la lucha contra el terrorismo y su competencia básica tras el caos causado por la prueba.

Es discutible, por ejemplo, si las órdenes cubren las grandes amenazas a la seguridad estadounidense. La mayoría de los ataques en suelo estadounidense desde el 9/11 han sido obra de ciudadanos estadounidenses o residentes permanentes que no tenían entrenamiento formal con grupos como ISIS o Al-Qaeda.

Por ejemplo, la matanza en masa en el centro nocturno gay en Orlando en junio pasado fue ejecutada por Omar Mateen quien nació en Nueva York de padres que inmigraron a Estados Unidos desde Afganistán. Los extranjeros que aplican para la residencia permanente se enfrentan a un proceso de evaluación rigurosa.

La orden ejecutiva de Trump con relación a la inmigración advierte sobre la necesidad de aprender de las lecciones del ataque del 11 de septiembre de 2001.

Si bien los secuestradores del 9/11 eran ciudadanos de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Líbano y Egipto, naciones no cubiertas por la orden.

nullOtros países en los que el terrorismo es también un problema latente, como en Pakistán, tampoco figuran.

Muchos expertos en terrorismo consideran que la amenaza más seria por parte de los extranjeros que pretenden realizar actos de terrorismo en suelo estadounidense proviene de combatientes en la guerra en Siria y que cuentan con pasaportes de la Unión Europea con los que podrían entrar a Estados Unidos sin visa. La orden no aborda ese asunto.

En términos prácticos, el cambio repentino en la política migratoria de Estados Unidos y refugiados también provocó caos y confusión, pues el personal de los aeropuertos no estaba seguro sobre qué significaba la orden y algunos viajeros fueron detenidos o les negaron el acceso a Estados Unidos.

No es claro cuáles departamentos gubernamentales fueron consultados o informados sobre las implicaciones de la orden o si los designados tuvieron voz en esa decisión. El escenario esclarece la manera en que la Casa Blanca está imponiendo su poder sobre el resto de la administración.

El resultado del sábado fue un caos administrativo y la sensación de incertidumbre sobre lo que significan o cómo serán implementadas las órdenes ejecutivas de Trump que se está volviendo una tendencia en la naciente administración.

"Este fue un programa de veto extremo que no fue vetado apropiadamente”, dijo el Senador Republicano por Ohio, Rob Portman a CNN en "State of the Union."

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