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Donald Trump está dañando su presidencia con cada tuit

Con cada ofensa que lanza en redes sociales, el presidente está degradando su puesto y potencialmente menoscabándolo para quien llegue después de él.
vie 30 junio 2017 02:55 PM
Responden a Trump
Cómo Trump se daña a él mismo con sus payasadas Mientras más duren esas payasadas, más y más personas se cuestionarán si el líder del mundo libre no solo está dañando su propia presidencia. (Foto: Tero Vesalainen/Shutterstock / Tero Vesalainen)

Fue un momento presidencial extraño, en un día muy poco presidencial, Donald Trump se paró en un pódium flanqueado por banderas, mientras sonaba Stars and Stripes Forever, tras presentar un discurso sobre energía .

Pero por todo Washington, una nube de críticas aún rabiaba por su decisión de dirigir tuits despiadados contra Mika Brzezinski, quien conduce el programa Morning Joe en MSNBC, junto con Joe Scarborough.

"Escuché que @Morning_Joe, tiene bajo rating, habla mal de mí (no la vean más)", dijo Trump en Twitter y agregó: "Entonces, ¿cómo es que Crazy Mika, con un bajo coeficiente intelectual, junto con Psycho Joe, vinieron a Mar-a-Lago 3 noches seguidas cerca de Año Nuevo, e insistieron en verme. Estaba sangrando mucho por un restiramiento de cara. ¡Dije que no!".

La controversia fue un recordatorio más, a unos días de la celebración de la independencia de Estados Unidos, de que Trump es un líder como ningún otro en la historia de 241 años de la nación, que planea mantenerse fiel a sí mismo y está dispuesto a desacatar las normas del decoro.

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Mientras más duren esas payasadas, más y más personas se cuestionarán si el líder del mundo libre no solo está dañando su propia presidencia, sino también degradando el puesto mismo y potencialmente menoscabándolo para quien sea que llegue después de él.

"Es impropio para la oficina del Presidente de Estados Unidos”, dijo la Senadora por Maine, Susan Collins, a Anderson Cooper de CNN. "Y estoy preocupada por cómo nos vemos a los ojos del mundo, al igual que en los de nuestros ciudadanos”.

nullLos tuits de este jueves enfocaron su atención en el discurso brusco de Trump y su acorazado principio de que cualquiera que lo critique, como hizo Brzezinski en su show este jueves, puede esperar un golpe bajo en represalia.

Su tuit indignó a los líderes políticos en Washington y renovó el debate sobre la historia de comentarios disparatados del presidente sobre mujeres. Dejó a sus aliados quejándose sobre otro día en el que su agenda política fue ahogada por el tumulto generado por Trump.

Lee: Los mensajes ofensivos de Trump son insuficientes para sacarlo de Twitter

Pero de manera más profunda, el tuit escandaloso, que afirmaba que la presentadora de Morning Joe estaba “sangrando de un estiramiento facial”, incitó preguntas sobre si su comportamiento era el apropiado para un jefe de Estado, sobre su respeto por el puesto mismo y si su presidencia podría menoscabar los estándares de dignidad que han surgido a su alrededor desde que George Washington hizo el primer juramento al cargo en la ciudad de Nueva York en 1789.

El periódico New York Daily News reveló su portada de este viernes, un águila calva, cabizbaja, con “vergüenza” en mayúsculas.

Para entender la proporción, también podría decirse que sus tuis, si bien con frecuencia tergiversan hechos y se tratan de ataques personales, palidecen en comparación con las acciones de algunos de sus antecesores. También representando pobremente se pueden contar los encuentros del presidente Bill Clinton con una interna en la Oficina Oval y el encubrimiento del presidente Richard Nixon que derivó en su renuncia por el escándalo de Watergate.

Y el respeto por la presidencia, como muchas otras instituciones, ha decaído desde mucho antes de que Trump pusiera sus manos en la política. En 1991, 93% de los estadounidenses encuestados por Gallup tenían algún nivel de respeto por la presidencia. Para junio de 2016, la cifra había disminuido a 63%.

Sin embargo, el comportamiento de Trump obviamente no satisfice a los elevados estándares establecidos por Washington, Abraham Lincoln o Ronald Reagan, y parece arriesgarse a deteriorar la fe en su mandato aún más.

OPINIÓN: Los tuits de Trump debería ser indicios preocupantes de su capacidad

A diferencia de algunos de esos líderes, no es claro si Trump piensa en la presidencia como un encargo público que debe ser preservado y transmitido a las siguientes generaciones. Con frecuencia parece estar más preocupado por su propia imagen que por la reputación de la presidencia misma, como reveló su fijación por el tamaño de su victoria electoral y la multitud en su inauguración.

Él es exactamente el mismo

Trump no existe en un vacío. Él es una expresión de una era política polarizada que carece de civilidad, formada por la televisión y el impulso emocional instantáneo de las redes sociales que han roto con las normas políticas y sociales.

En muchas formas, Trump parece ser exactamente la misma personalidad que vivió su vida en los tabloides de Nueva York y compartió historias indecentes con el presentador de radio Howard Stern.

Hasta ahora, al menos, él no parece haber cambiado por la responsabilidad que se apila sobre sus hombros.

Pero mientras su estilo libre lo ayudó a ganar la presidencia, podría disminuir sus oportunidades de alcanzar logros significativos ahora que está en el puesto.

Eso es porque la presidencia es más que un empleo. La pompa desde la Oficina Oval hasta la limusina y al Fuerza Aérea Uno mientras se dirige hacia un territorio extranjero, conjura un misticismo y una declaración de poder que Trump parece no haber aprovechado aún a su máximo potencial.

Su guerra de la Casa Blanca contra los medios, el caos que permanece en su administración, y el hecho de que el presidente disipa su propia aura elevada al invitar al mundo a su mente todos los días a través de su feed de Twitter también parece estar en riesgo de disminuir el poder y prestigio únicos de su puesto.

Muchos presidentes eran hombres imperfectos que realizaron decisiones morales cuestionables. Pero la mayoría al menos intentó mantener su enojo y sus pensamientos desprevenidos privados, una válvula de seguridad de la cual parece carecer Trump. La guerra de tuits de Trump no ha sido su único comentario escandaloso como candidato o presidente. Pero pareció iniciar una explosión de enojo guardado contra Trump a lo largo de las semanas de tribulaciones políticas desgastantes de paciencia.

La senadora republicana de Carolina del Sur, Lindsey Graham, tuiteó: “Sr. presidente, su tuit es indigno al cargo y representa todo lo que está mal con la política estadounidense, no la grandeza de Estados Unidos”.

La senadora por Alaska, Lisa Murkowski, tuiteó: “¡Basta! La plataforma presidencial debería ser usada para más que abatir gente”.

El vocero de la cámara, Paul Ryan, quien normalmente se aleja de los tuits de Trump, dijo que este no era “apropiado” y no ayudaba a sus esfuerzos por cambiar el tono político. La senadora republicana por Pennsylvania, Pat Toomey dijo, a Jake Tapper de CNN, que esto era “desquiciante”.

Susceptible

En algunas formas, la avalancha de críticas hacia Trump fue sorprendente, precisamente debido a que su ataque a Brzezinskino fue para nada sorprendente. Después de todo, él tiene un largo récord de comentarios incendiarios hacia sus supuestos adversarios en los medios, y dirigidos en particular hacia mujeres.

Durante su campaña, el insultó los resultados de guerra de John McCain, hizo comentarios vulgares sobre la presentadora de Fox News, Megyn Kelly y reprendió a los padres musulmanes en duelo de un héroe de guerra caído . Como presidente, afirmó ser grabado por la administración anterior sin evidencia y pareció sugerir tener grabaciones de conversaciones con el director del FBI, James Comey .

Esta vez pareció distinto, quizás porque el tuit lanzado hacia Brzezinskifue un tuit más lanzado desde la Casa Blanca, la casa del pueblo, por un hombre que es el presidente de todos los estadounidenses.

Eso podría explicar por qué pocos salieron en defensa de Trump, a parte de su leal ayudante de prensa, Sarah Huckabee Sanders, en un encuentro abrasivo con el cuerpo de prensa de la Casa Blanca.

"El presidente ha sido atacado sin piedad de manera personal por miembros de ese programa, y creo que ha sido muy claro que cuando sea atacado, atacará de regreso”, dijo Huckabee Sanders.

"Ellos hacen esto día tras día, y luego el presidente responde y se defiende y todos están sorprendidos”, añadió.

Pero la piel de Trump parece ser particularmente delgada. Los presidentes han sido atacados sin piedad siempre, pero con frecuencia han elegido responder en una manera en que mantengan la dignidad de una oficina a la que Washington llamó un “encargo arduo” en su discurso de despedida.

Los últimos dos presidentes, por ejemplo, han explotado en privado con frecuencia. Después de que la guerra de Irak se degenerara en una insurrección sangrienta, George W. Bush fue atacado sin descanso por su intelecto y habilidades de liderazgo. Pero rara vez se quebró en público.

El presidente Barack Obama, el primer Comandante en Jefe afroamericano , soportó un asesinato de su carácter por personas que afirmaban que ni siquiera había nacido en Estados Unidos, realizadas por el mismo Trump, y solo en una rara ocasión mostró su desdén públicamente a su acusador.

Los defensores de Trump, para este momento, están acostumbrados a sus erupciones en Twitter y más, y podrían ignorar su agresión a otra figura del medio.

De hecho, dijo Huckabee, la grandilocuencia de Trump es la razón por la que está en la Casa Blanca.

"El pueblo estadounidense eligió a alguien que es fuerte, que es inteligente, que es un luchador y ese es Donald Trump. Y no creo que sea una sorpresa para nadie que él pelea fuego con fuego”, dijo.

La historia sugiere que tomará más que unos tuits explosivos empañar la Oficina Oval.

"No estoy segura si cualquier daño a la oficina será permanente porque no puedo imaginar otro presidente como Trump siendo replicado”, dijo Lori Cox Han, autora y profesora que dicta cursos sobre la presidencia en la Universidad Chapman en California.

"Pienso en la oficina de la presidencia como algo increíblemente resiliente, sobrevivió al juicio político de Bill Clinton, la renuncia de Richard Nixon… sobrevivió la Guerra Civil”, dijo Han. “Eso y nuestra Constitución sobrevivirán a Trump, sin importar en qué lado del pasillo te encuentres".

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