¿Por qué el ‘cumplido’ de Trump a Brigitte Macron daña a EU?
En una despedida notablemente incómoda, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo francés Emmanuel Macron se dieron la mano durante 24 segundos antes de que Trump saliera de Francia este viernes por la mañana. Pero la forma en la que Trump estropeó su llegada al país este miércoles fue más preocupante.
Durante el encuentro, Trump hizo comentarios sobre el cuerpo de la primera dama francesa, Brigitte Macron.
"Estás en muy buena forma" , dijo. "Ella está en muy buena condición física, hermosa."
El comentario pegajoso sugiere una mentalidad presidencial que es perjudicial para los intereses de Estados Unidos en el extranjero.
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Por supuesto, Trump no es el primer hombre que juzga a una mujer de esta manera. Durante siglos, las mujeres han sido representadas en el arte y la literatura a través de las miradas de los hombres. Un estudio hecho recientemente reveló que los empleadores que revisaron los perfiles de redes sociales de los solicitantes se dejaron llevar más por la apariencia de las mujeres que en el contenido de su currículum, caso contrario al de los hombres.
Las mujeres que son vistas como poco atractivas en Estados Unidos, pasan por muchas dificultades. Un estudio reciente encontró que, aunque las apariencias de los estudiantes varones no parecen afectar sus calificaciones, las estudiantes que son percibidas como poco atractivas obtienen calificaciones más bajas que las mujeres que se consideran atractivas. Otras investigaciones muestran que las mujeres con sobrepeso ganan menos dinero y tienen menos probabilidades de conseguir empleos de primer nivel.
La noción de que el valor de las mujeres se deriva de sus atributos físicos o su vestimenta ha sido sin duda reforzada por otros políticos y por los medios de comunicación. En 2013, el expresidente Barack Obama se refirió a la procuradora general de California, Kamala Harris, como "por mucho, la mejor procuradora general del país", aunque sólo después de llamarla “brillante”, “dedicada” y “fuerte”.
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A principios de ese mismo año, cuando la abogada especializada en derechos humanos Amal Clooney pronunció un apasionado discurso pidiendo al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que investigara las atrocidades cometidas por el Estado Islámico, algunos medios de comunicación prefirieron darle cobertura a su embarazo y vestimenta en lugar de a su discurso.
Pero las observaciones de Trump sobre Brigitte Macron son notables por dos razones. Primero, por supuesto, es que forman parte de un patrón más preocupante de cómo habla de las mujeres. El mes pasado, afirmó que la anfitriona de MSNBC, Mika Brzezinski, estaba "sangrando demasiado a causa de un estiramiento facial".
Trump a menudo incluso hizo comentarios sobre el cuerpo de su propia hija, llamando a Ivanka Trump "voluptuosa" y sugiriendo que podría salir con ella si no fuera su hija.
Lo que es más extraordinario en este caso, sin embargo, es el foro en el que Trump hizo sus comentarios sobre la primera dama francesa. Cuando el presidente de Estados Unidos habla, el mundo ve sus palabras como un reflejo de los valores estadounidenses y la política exterior.
El empoderamiento de las mujeres del mundo ha sido durante mucho tiempo objeto central del gobierno de Estados Unidos. Según el sitio web del Departamento de Estado, "el empoderamiento de las mujeres es nuestra prioridad". El gobierno financia programas para ayudar a las mujeres de todo el mundo a desarrollar sus habilidades de liderazgo, iniciar y hacer crecer pequeñas empresas y avanzar en campos como la ciencia, la tecnología y la ingeniería.
Las observaciones de Trump sugieren algo diferente: que el principal representante de Estados Unidos ve a las mujeres como objetos más que como líderes para el mundo.
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Esto no es sólo humillante para el pueblo estadounidense, también es perjudicial para los intereses en el extranjero. Como ha informado el Fondo Monetario Internacional (FMI), las mujeres representan ahora el 40% de la mano de obra mundial y la mayoría de los estudiantes universitarios del mundo. Si queremos que ellas inicien negocios, que creen empleos y encuentren soluciones a los problemas aparentemente intratables que enfrenta el mundo, necesitamos enseñarles que serán valorados por su intelecto, conocimiento, moral y coraje, no por su apariencia.
El instinto de Trump era, sin embargo, correcto y hasta de común acuerdo, a su percepción, halagar a una primera dama es la forma de ganar los corazones de los líderes extranjeros. Aunque, para la próxima vez podría considerar un cumplido diferente.