Hillary Clinton reconoce 'mea culpa' en su derrota con Trump
Una Hillary Clinton cruda y agraviada se hace responsable, hasta cierto punto, por su sorprendente pérdida en 2016 frente a Donald Trump en su próximo libro, que ofrece una mirada reveladora a la campaña a través de los ojos de la perdedora de la contienda.
CNN adquirió el libro titulado What Happened (Qué sucedió) (Simon & Schuster, 494 páginas) en una librería de Jacksonville, Florida, una semana antes de su estreno general.
La candidata presidencial derrotada ofrece un mosaico de explicaciones para lo que, exactamente, sucedió el año pasado, algunas cosas ella insiste estuvieron fuera de su control, y otras, admite que fueron su falla.
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"Reviso mis propias deficiencias y los errores que cometimos. Me hago responsable de todos ellos. Puedes culpar a la información, culpar al mensaje, culpar lo que quieras, pero yo era la candidata”, escribe. “Era mi campaña. Esas fueron mis decisiones”.
nullEn una voz que cambia de desafiante a conciliadora, y en momentos extraños, a profundamente vulnerable, Clinton asume la responsabilidad en donde la culpa es obvia. Y en términos generales, ella admite que juzgo mal el ambiente en el que contendía y el candidato contra quien contendía.
Pero Clinton aún tiene suficiente culpa para repartir. Ella escribe sin rodeos que el sexismo dificultó su habilidad de llegar efectivamente a los electores. Ella ofrece evaluaciones sin ambages sobre aquellos que pusieron en duda su campaña, incluyendo al vicepresidente Joe Biden y al senador Bernie Sanders, su ex rival. Ella también señala a James Comey, “un director del FBI precipitado” para una crítica directa y azotadora.
El libro también exuda desprecio hacia Trump, su campaña y el presidente en que se ha convertido.
Abriéndose
Clinton, quien admite en su libro que sufrió una incapacidad de decir lo que en verdad sentía en campaña, parece zafarse de esas tendencias aquí.
Clinton también se abre sobre su vida personal con largos pasajes dedicados a su hija, a su madre, y notablemente a su esposo. Ella describe su matrimonio con el expresidente Bill Clinton como un con “muchos, muchos más días felices que tristes o enojados”, y confronta todas las suposiciones públicas sobre la relación.
"Lo volví a escuchar en la campaña de 2016… es solo un matrimonio en papel”, escribe, agregando “(él está leyendo esto sobre mi hombre en nuestra cocina con nuestros perros a los pies y en un minuto él reorganizará nuestros libreros por la millonésima vez… pero no me importa porque él en verdad ama reorganizar los libreros)”.
Además de lamentar la fascinación con su relación, ella arremete contra la cobertura de los medios de sus correos, señalando en particular a The New York Times como un ofensor de alto perfil. Y ella se pregunta en voz alta por qué, después de sus periodos como primera dama, senadora y secretaria de estado, y dos veces candidata presidencial, al púbico aún no le agrada.
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"¿Qué me hace ser un pararrayos para su furia? Estoy preguntando de verdad. No lo sé”, pregunta a los lectores, antes de concluir “Creo que es parcialmente porque soy mujer”.
Analizando la pérdida
En la autobiografía de Clinton, su tercera, proporciona una narrativa de la campaña que, en retrospectiva, no concordaba con el momento.
Ella dice a los lectores que pasó los meses después de su derrota leyendo estudios, reportes y artículos de noticias (todos citados en su libro) que ofrecen sugerencias sobre cómo su estilo de campaña se había perdido en un electorado molesto y desilusionado. En lugares, Qué sucedió se lee como el ensayo de un estudiante que estudia la pérdida menos predecible en la política estadounidense moderna.
"Creo que es justo decir que no me di cuenta qué tan rápido cambiaba la tierra bajo nuestros pies”, escribe. “Estaba llevando una campaña presidencial tradicional con políticas bien pensadas y coaliciones construidas meticulosamente, mientras que Trump llevaba a cabo un programa de reality que avivó entendida e incesantemente el enojo y resentimiento de los estadounidenses”.
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Clinton admite francamente sobre los lugares en que falló. Ella reconoce que fue una “mala visión” entregar discursos pagados a los bancos de Wall Street después del colapso financiero de la década pasada. Ella dice que su comentario durante una sesión con CNN sobre sacar a los mineros de carbón del negocio fue uno de los pasos en falso que “más me arrepiento”. Y, como ha hecho en el pasado, Clinton describe su decisión de usar un proveedor de correo electrónico privado durante su tiempo en el departamento de estado, como algo “tonto”.
Pero si bien ella afirma que una serie de factores, incluyendo sus propias fallas, llevaron a que los vientos estuvieran en su contra, Clinton identifica la última semana de campaña, señalada por resurgimiento de los correos por Comey, como el momento que llevó a que se saliera la base.
"La carta de Comey dio un giro a todo”, escribe Clinton sobre su imagen empanada, la cual cambió de líder firme a estar comprometida por el escándalo.
En una sección media extensa, Clinton habla sobre la intervención rusa en las elecciones , preguntándose abiertamente si una respuesta pública más severa por parte del presidente Barack Obama en ese entonces hubiera cambiado las cosas.
Y describe su arrepentimiento por no enfrentarse al líder ruso Vladimir Putin como presidente de EU, una forma de venganza que ahora sólo se puede imaginar.
"No hay nada que busque más que demostrarle a Putin que sus esfuerzos por influir en nuestras elecciones e instaurar a un títere amistoso han fallado”, escribe. “Sé que debe estar disfrutando todo lo que ha sucedido en su lugar. Pero él no será el último en reír”.
Momentos privados vueltos públicos
A todo color, Clinton también recuerda el latigazo de las últimas 24 horas de campaña, desde la euforia de su último día de campaña hasta el dolor e incertidumbre de la noche de elecciones.
Durante su ultimo evento juntos, Clinton recuerda que Obama la abrazó y le dijo “Lo tienes, estoy tan orgulloso de ti”.
Su campaña, Clinton escribe, fue peligrosamente vulnerable en ese momento, y el día de las elecciones fue en descenso después de la votación. Ella escribe que mientras su esposo “mascaba sobre un puro sin encender”, ella tomó una siesta en lo que llegaban los resultados. Cuando despertó, “el ambiente en el hotel se había ensombrecido considerablemente”.
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Obama, horas después de elogiar su campaña, instó a Clinton a conceder el triunfo a Trump en la noche de elecciones, y no extender la campaña 2016 más de lo que fuera necesario. Clinton escribe que su llamada con Trump fue “sin dudas uno de los momentos más extraños de mi vida”.
"Felicité a Trump y le ofrecí hacer lo posible para asegurar que la transición fuera fluida”, escribe. “Todo fue perfectamente agradable y extrañamente ordinario, como si le hablara a un vecino para decirle que no puedes asistir a su fiesta. Fue misericordiosamente breve… yo estaba entumecida. Todo era traumático”.
Si bien el libro de Clinton está lleno de elogios para sus colegas demócratas, ella también ofrece una evaluación franca de sus debilidades, así como ellos hablaron de las suyas.
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"Joe Biden dijo que el partido demócrata en 2016 ‘no habló sobre lo que siempre ha representado, y eso es cómo mantener una clase media floreciente’”, escribe Clinton. “Creo que esto es bastante sorprendente, considerando que Joe mismo hizo campaña para mí en el Medio Oeste y habló mucho sobre la clase media”.
Aferrarse al “amor y bondad”
Al describir su matrimonio escudriñado al 42 presidente, Clinton reveló fuertes resentimientos sobre los rumores e insinuaciones que han coloreado la especulación pública sobre su unión desde finales de la década de 1990.
Escribiendo con despecho, Clinton no se disculpa por querer mantener los aspectos personales de su matrimonio privados, incluso en un mundo en el que los detalles del romance de su esposo han sido divulgados ampliamente.
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"Hubo momentos en los que no estaba segura sobre si nuestro matrimonio debía o podría sobrevivir”, escribió. “Pero en esos días me pregunté las cosas que me importaban: ¿Aún lo amo? Y ¿Puedo estar en este matrimonio sin volverme irreconocible a mí misma, trastornada por el enojo, resentimiento o la lejanía? Las respuestas siempre fueron sí”.
Clinton también parece estar luchando contra otros demonios a lo largo de What Happened mientras acepta las consecuencias de su devastadora derrota. Al buscar respuestas, Clinton firmemente insiste que la mujer que ha pasado décadas perseverando en un duro proyecto no será amargada por un golpe final humillante.
Del mismo modo en que ha permanecido a un lado de su esposo, Clinton escribe que tiene el intento de permanecer en la vida pública, a pesar de sus momentos obscuros y pago incierto, en lugar de enfurecerse en soledad.
"Hubo mucha gente esperando que yo, también, desaparecería”, escribe. “Pero aquí estoy”.