4 razones por las que Trump ataca a los jugadores de la NFL
El viernes por la noche, el presidente estadounidense, Donald Trump, inició un ataque frontal completo contra los jugadores de la NFL que se niegan a permanecer de pie durante el himno nacional, al burlarse de ellos llamándolos “hijos de perra”. El domingo por la noche, todavía seguía haciéndolo, al tuitear: “Los fanáticos del deporte nunca deben consentir a jugadores que no se sientan orgullosos de su himno nacional o de su país”.
Sobre esas intervenciones en 48 horas, estalló una controversia nacional: los atletas profesionales reafirmaron su derecho a expresar sus libertades de la Primera Enmienda, los dueños de los equipos que expresaban su respaldo a sus jugadores y el comisionado Roger Goodell de la NFL que condenó los comentarios “divisivos” de Trump .
Entonces, ¿por qué continuaría presionando a los jugadores y, como hizo el domingo por la noche, llamando a la NFL a cambiar sus políticas para prohibir cualquier tipo de protestas relacionadas con el himno?
La respuesta más básica (y correcta) es porque sabe que, para su base, esta lucha es un tema ganador para él. He aquí el porqué:
1. Los jugadores son ricos. Recuerda que Trump, a pesar de ser un multimillonario, se ve a sí mismo (y es considerado) como la voz del ciudadano promedio. Y él sabe que muchos ciudadanos promedio resienten la cantidad de dinero que ganan estos jugadores por jugar un juego.
2. Los jugadores están jugando un juego. Pasa 10 minutos hablando de futbol (o sobre cualquier deporte profesional) con un grupo de personas, y te garantizo que oirás a alguien (si no es que varios) decir algo así como: “Hombre, ellos pueden jugar un juego a manera de trabajo. Yo haría eso gratis”. (Obviamente, los puntos 1 y 2 están estrechamente relacionados).
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null3. Los jugadores son (en su mayoría) afroamericanos. Trump insistió el domingo por la noche en que “esto no tiene nada que ver con la raza”. Pero eso simplemente no resulta creíble. La gran mayoría de los jugadores en la NFL son afroamericanos. Lo mismo ocurre con los jugadores de la NBA, a los que también atacó el fin de semana. Y Trump lo sabe. Y también sabe que cuando usa frases como “nuestra herencia” para describir lo que supuestamente está bajo ataque en las protestas del himno, muchos de sus partidarios lo ven en términos raciales. No es posible que haya atacado repetidamente el ánimo racial —en la campaña y como presidente— y luego alegue inocencia total cuando cuando esas palabras en código desencadenan una reacción.
4. Trump puede pintar esto como una batalla por el patriotismo. La protesta del himno fue iniciada el año pasado por el entonces mariscal de campo de los 49s de San Francisco, Colin Kaepernick, quien citó preocupaciones por la muerte de hombres afroamericanos a manos de la policía como la motivación para su postura. Trump ha pintado las protestas como una especie de ofensa contra los militares, lo cual no es. Al pintar a los jugadores como poco leales al país, Trump podría hacer un llamamiento al patriotismo; una emoción poderosa no solo en su base sino en el país.
Este es, por supuesto, un argumento increíblemente simplificado. La bandera representa a Estados Unidos; y Estados Unidos representa el derecho a expresar tus opiniones sin temor a represalias. El patriotismo no se limita a seguir órdenes porque el presidente (o cualquier otra persona) te diga que lo hagas. Se trata de amar al país lo suficiente como para luchar por que sea una unión más perfecta e igualitaria.
Para Trump, entonces, atacar a la NFL —y la reacción de los jugadores, los medios de comunicación e incluso los dueños del equipo— es un hecho natural. No solo se desempeña mejor cuando tiene un oponente activo en el cual concentrar su energía, sino que también es un oponente que encarna muchos de los resentimientos y la ira de las personas que lo apoyan.
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“¿Quién se creen que son estos atletas ricos y mimados?”, dirán sus partidarios. “Tienen una vida fácil, ¿por qué no se callan y juegan futbol?”.
Sin embargo, el senador Ted Cruz, quien no es aliado de Trump, resumió ese sentimiento en una entrevista el domingo en el Texas Tribune Festival. “No soy un fanático de los atletas ricos y mimados que no respetan la bandera”, dijo Cruz.
Finalmente, este es un elemento de distracción: cambiar el tema o el paisaje en el que se está produciendo la conversación nacional.
La semana pasada estuvo dominada por las revelaciones sobre la investigación en curso de un consejo especial en Rusia; más notablemente que ahora que el foco se centra en Trump y en sus acciones para despedir al exdirector del FBI James Comey y reunirse con altos funcionarios rusos en la Oficina Oval días después. El intento desesperado de revocar y reemplazar la a Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible parece estar colapsando. Y el domingo pasado llegó la noticia de que el estratega de la Casa Blanca, Jared Kushner, el yerno de Trump, usó una dirección de correo electrónico privada para comunicarse con otros funcionarios del gobierno.
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Para Trump, una pelea que puede enmarcar como totalmente relacionada al patriotismo y los atletas mimados es mejor terreno sobre el cual estar parado que cualquiera de las otras historias. Y no está cerca.
Por lo tanto, el mandatario se inclina hacia la crítica, sabiendo que a su base le encantará y que también podría robar enfoque a las historias de las que preferiría no hablar.
Ninguno de esos “porqué” detrás de la apuesta de Trump se relaciona con el hecho de que nunca hemos tenido un presidente moderno como este que esté tan dispuesto a usar como arma el patriotismo y las persistentes tensiones racistas y estereotipos para ganar puntos políticos.
Trump bien podría anotar algunos de esos puntos. Esta ganancia de puntos pasa por alto el daño a largo plazo que las tácticas de Trump podrían hacer a la democracia estadounidense. Deberíamos pasar más tiempo pensando en ello.