El tortuoso proceso para recuperar el arte robado por los nazis
La restitución de las obras de arte pertenecientes a familias judías despojadas por los nazis sigue lentamente su curso desde hace 70 años, a ritmo de investigaciones, hallazgos y procesos judiciales.
Pillaje nazi
Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis despojaron metódicamente las obras de arte de judíos, que eran revendidas, coleccionadas por altos dirigentes o destinadas al megaproyecto "Führermuseum" en Linz (Austria).
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Poco después del conflicto, el trabajo de los "Monuments men", un grupo de expertos enviados por Estados Unidos, así como el proceso de restitución que emprendieron los expaíses ocupados, permitieron devolver a sus propietarios una mayoría de las piezas hurtadas.
Pero de las 650,000 obras robadas, alrededor de 100,000 siguen sin haber sido restituidas, según cifras publicadas durante una conferencia internacional celebrada en República checa en 2009.
Las anotaciones secretas de Rose Valland
En Francia ocupada, las obras confiscadas transitaban por el museo Jeu de Paume de París, antes de ser enviadas a Alemania. Gracias al inventario clandestino elaborado por una encargada de conservación, Rose Valland, 45,000 obras pudieron ser recuperadas y las tres cuartas partes restituidas, según informó el Senado francés en 2013.
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Entre las piezas "huérfanas", algunas fueron vendidas y más de 2,000 obtuvieron un estatuto especial para ser confiadas de forma provisional a los museos del Estado.
Durante los siguientes 40 años, no sucedió nada.
La Declaración de Washington
Esta parálisis es comparable a la que se instaló en Europa y en el mundo del arte, en un contexto de Guerra Fría y de procesos de restitución demasiado largos y complejos.
En los años 1990, sin embargo, las cosas empiezan a moverse con la desclasificación de miles de archivos, los estudios universitarios y hasta la publicación de una base de datos en internet ("the art loss register").
En 1998, 44 Estados firman la Declaración de Washington por la que se comprometen a hallar y en la medida de lo posible, restituir, las obras robadas por los nazis, principios reafirmados en 2009 en República checa.
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Como consecuencia, se crean comisiones especiales y se amplía la legislación sobre la materia, como en Estados Unidos, donde una ley de 2016 prolongó el plazo para reclamar la restitución de una obra expoliada por los nazis.
Austria estima haber devuelto unas 10,000 obras procedentes de sus colecciones públicas desde la aprobación de una ley de 1998.
Los 'Klimt' arrancados de Austria
Entre estas piezas restituidas, cinco obras maestras de Gustav Klimt, dos de ellas retratos de Adele Bloch-Bauer, fueron objeto de una ardua batalla judicial entre Maria Altmann, heredera estadounidense de una familia judía expoliada, y la Galería Österreichische.
Este museo se reivindicaba propietario de los cuadros, al asegurar que Adele Bloch-Bauer se los había legado, mientras Altmann defendía que las pinturas solo habían pertenecido a su tío Ferdinand Bloch-Bauer, esposo de Adele.
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Los Klimt acabaron por ser restituidos en 2006 y el principal retrato fue vendido posteriormente por una suma estimada en 135 millones de dólares. La historia fue adaptada al cine en 2015 en "La dama de oro", del británico Simon Curtis.
El tesoro de Gurlitt
Otro asunto emblemático se dio cuando las aduanas alemanas descubrieron en 2012 un tesoro de 1,500 dibujos, cuadros y grabados en sendas residencias en Alemania y Austria de Cornelius Gurlitt, cuyo padre fue un comerciante de arte al servicio del régimen nazi.
Fallecido en 2014, Gurlitt designó al Museo de las Artes de Berna (Suiza) como heredero de su colección, pero Alemania aún conserva 500 obras de origen litigioso.
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Las restituciones son complicadas por la dificultad de recomponer el recorrido de las obras y la prescripción de 30 años, a partir de los cuales la propiedad de una obra de arte ya no puede ser reclamada en Alemania.
Sin embargo, en la práctica algunos casos se han sacado adelante, como cuatro obras del tesoro de Gurlitt que fueron restituidas, como "Mujer sentada", de Henri Matisse, entregada a la familia del coleccionista francés Paul Rosenberg.