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Los problemas que impiden una solución Rusia-Turquía-Irán para Siria

La reunión de los líderes de los tres países para resolver la guerra mostrará una contraposición de agendas y la falta de representación de los propios sirios.
mié 04 abril 2018 06:11 AM
No va al fondo
No va al fondo El acuerdo trilateral entre Rusia, Turquía e Irán no aborda los problemas demográficos y sectarios subyacentes que comenzaron la guerra en primer lugar. (Foto: Reuters/Omar Sanadiki/Archivo)

A pesar del afán de declararla como algo menguante, es poco probable que la guerra en Siria se acerque a su fin simplemente porque Vladimir Putin, Recep Tayyip Erdogan y Hassan Rouhani se reúnan en Ankara esta semana.

Sí, estos líderes representan las tres fuerzas militares extranjeras más grandes que operan ahora dentro de Siria, excluyendo a Estados Unidos, cuyo comandante en jefe dijo la semana pasada que su país pronto dejaría que “otros” se ocupen de Siria.

Pero Rusia, Turquía e Irán se encuentran sin la contribución de un factor razonablemente importante en este espantoso experimento de crueldad humana: los sirios.

Es posible argumentar que el régimen en Damasco hará lo que Teherán o Moscú le digan. Pero la perspectiva de que Rusia, Turquía e Irán estén de acuerdo con lo que debe ser un nuevo statu quo dentro de Siria es, en el mejor de los casos, una medida provisional a corto plazo, y una que pasa por alto las causas subyacentes y no resueltas de la guerra.

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La premisa aceptada de esta solución trilateral es que Irán y Rusia están conformes con que el régimen tenga pleno acceso a la costa y un canal libre hasta la capital iraquí, Bagdad, a través de la cual Teherán puede hostigar lentamente a Israel y dominar la región, y Moscú puede mantener una base aérea en el Mediterráneo.

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Turquía debería ser feliz, ya que sus representantes controlarán el área al oeste del río Éufrates a lo largo de Idlib, y eso proporciona un espacio para que los militantes sunitas creen sus propias comunidades a las cuales podrían regresar millones de refugiados sirios en Turquía.

El anexo tácito a esto es que los estadounidenses retendrán el poder militar e influencia adecuados en el noreste para que el área siga siendo un enclave sirio-kurdo de facto en los años venideros.

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Defectos a largo y corto plazo

Sin embargo, ya están surgiendo los defectos a corto plazo de esta solución. Ankara tiene la mira puesta en hostigar a Manbij, justo al oeste del Eufrates, que actualmente está en manos de kurdos sirios con respaldo estadounidense.

Y el régimen también está observando el área más poblada del noroeste, donde Turquía tiene una gran influencia: Idlib. Es a Idlib donde huyeron los rebeldes sunitas sirios de Ghouta, Alepo y otros lugares, junto con decenas de miles de civiles.

Estos son solo los problemas a corto plazo. Los de más largo plazo son aún más difíciles de resolver.

Esencialmente, este supuesto acuerdo trilateral no aborda los problemas demográficos y sectarios subyacentes que comenzaron la guerra en primer lugar.

Los sunitas de Siria se rebelaron contra un régimen predominantemente chiíta en 2012. Estos sunitas aún carecen de una representación adecuada o de una patria funcional. Están apretujados en un pequeño rincón del noroeste, y fuera de las fronteras de Siria en Turquía y Jordania, con muchos en el Líbano también.

nullMantener a esta población desposeída, asediada y con pocos recursos en los escombros, tiendas de campaña y llanuras rurales de Idlib no reducirá la influencia de los extremistas en su seno, sino que la amplificará.

Hay dos cosas con muy probables en los próximos meses: que Rusia y el régimen bombardearán Idlib y a sus miles de civiles, y que los militantes rebeldes sunitas que se refugian allí responderán de manera tan extrema como puedan. Ambas partes continuarán haciendo lo que hicieron antes.

En segundo lugar, los kurdos de Siria, gracias a la casi derrota de ISIS en Siria, ahora controlan una gran parte del noreste. Todo al este del río Éufrates no era exclusivamente kurdo antes de ISIS y no lo es del todo ahora, pero las Fuerzas Democráticas Sirias son la autoridad inquebrantable allí.

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Si Estados Unidos se va, como ha dicho el presidente Donald Trump que es probable, entonces los kurdos sirios tendrán que forjar una buena convivencia con el régimen sirio o arreglárselas solos, potencialmente en contra de las fuerzas turcas y del régimen.

Tres fuerzas, tres agendas

Sí, el régimen chiíta respaldado por Irán y Rusia ha consolidado su control sobre el territorio que quiere, pero la mayoría del país —los sunitas de Siria— no han resuelto la cuestión de dónde vivirán y quién los gobernará. Eso comenzó todo esto, y debe resolverse si se quiere finalizarlo.

Finalmente, las tres fuerzas dominantes de Siria —los rebeldes respaldados por Turquía, los kurdos sirios respaldados por Estados Unidos y el régimen respaldado por Irán y Rusia— tienen partidarios con agendas totalmente opuestas.

Turquía quiere derrotar a los kurdos. El régimen quiere derrotar a los rebeldes que Turquía respalda, y mantener fuera a Estados Unidos. Y Estados Unidos quiere derrotar las ambiciones iraníes y del régimen en la región, al tiempo que mantiene a Rusia a raya.

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Rusia, Irán y Turquía podrán sonreír a las cámaras en Ankara, pero siguen caminando sobre los cristales rotos de Siria.

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