Por culpar a los legisladores de bloquear el 'brexit', May pierde aliados
LONDRES (CNN)- Se suponía que la asistencia de Theresa May a la cumbre de la Unión Europea en Bruselas, el jueves, 21 de marzo, sería la presentación final de la primera ministra de Reino Unido en el club europeo antes de que el brexit se llevara a cabo, a finales de mes.
Pero tras meses de discusiones con los legisladores y el fracaso de su acuerdo en el Parlamento, May les pedirá a los demás líderes de la Unión Europea tres meses más para completar el brexit.
Es una situación que debería haber causado que May, la primera ministra que asumió el cargo afirmando que solo ella podía aportar la fortaleza y la adaptabilidad para llevar a cabo el brexit, se mostrara humilde y contrita. Sin embargo, el miércoles 20 de marzo por la noche, hizo una declaración extraordinaria y trató de deslindarse del colapso de sus planes para el brexit… y achacarles la responsabilidad a los legisladores británicos.
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En un discurso directo para el público británico a través de televisión, desde Downing Street, May dijo que estaba del lado del pueblo, no como el Parlamento.
"Ustedes, la opinión pública, ya están hartos. Están hartos de las pugnas internas, hartos de los juegos políticos y de la serie de procedimientos arcanos, hartos de que los parlamentarios no hablen de otra cosa que el brexit cuando ustedes tienen inquietudes reales sobre las escuelas de nuestros hijos, nuestro Servicio Nacional de Salud, las agresiones con armas blancas", dijo.
"Ustedes quieren que esta etapa del proceso del brexit termine de una vez por todas. Hasta ahora, el Parlamento ha hecho todo lo posible para evitar tomar una decisión. Ustedes solo quieren que acabemos con eso y eso es lo que estoy decidida a hacer".
Políticos escandalizados
La decisión de May de crear una división entre el pueblo y el Parlamento, en un momento en el que los legisladores enfrentan amenazas de muerte y agresiones por el brexit, enfureció a políticos de todas las filiaciones y con justa razón. Para una persona cuya autoridad está debilitada por no poder sellar el acuerdo del brexit, estos comentarios podrían ser su fin.
Para empezar, al parecer ya le están costando aún más votos en la Cámara de los Comunes, pese a que ha estado tratando de revertir una derrota aplastante.
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Lisa Nandy, legisladora del opositor Partido Laborista, de quien se sabe que estaba a punto de respaldar el acuerdo de May, tuiteó: "Las declaraciones de la primera ministra fueron lamentables. Enfrentar al Parlamento con el pueblo en el entorno actual es peligroso e imprudente. Está atacando a los parlamentarios cuyos votos necesita. Le va a costar su apoyo".
Más tarde, Nandy dijo en el programa Peston, de la televisora británica ITV: "No hay ninguna posibilidad de que gane el apoyo de los parlamentarios suficientes después de esas declaraciones. Fue un ataque contra la mismísima democracia liberal. Yo no apoyaré a un gobierno que adopta un enfoque tan temerario".
Otro legislador laborista, Wes Streeting, fue más allá e insinuó que la primera ministra había puesto en peligro la vida de los políticos británicos.
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"Antes de decir esto lo pensé mucho, pero [May] sabe que los parlamentarios de la cámara están sujetos a amenazas de muerte, algunas bastante creíbles", escribió en Twitter. "Su discurso fue incendiario e irresponsable. Si algo malo nos llegara a pasar, tendrá que aceptar su parte de responsabilidad".
Anna Soubry, parlamentaria independiente y exministra conservadora de la administración de May, dijo que había sido "la declaración más deshonesta y divisiva de cualquier primer ministro".
La frustración crece
La indignación generalizada demuestra, una vez más, que las tácticas políticas de May resultaron contraproducentes.
La primera ministra quiso demostrarles a los cada vez más impacientes líderes europeos que tomaría el control del brexit. Claro que desde el principio, el brexit ha sido obra suya. Es su negativa a permitir que el Parlamento vote cualquier plan alternativo lo que ha provocado el atolladero en el que se encuentra hoy. Sin embargo, este atolladero no le ha dado el control a nadie, ni a la primera ministra ni al Parlamento, ni siquiera a la Unión Europea.
Por su parte, los líderes de la Unión Europea están dando signos de llegar a la exasperación máxima con May y su administración.
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Charles Grant, director del Centro para la Reforma Europea, dijo que en Bruselas crece la frustración por la "clase política incompetente y el gobierno poco confiable [de Reino Unido]; una sensación cada vez mayor… de que Reino Unido debería salir lo más pronto posible para que no contamine el sistema europeo con sus políticas extrañas".
Tras recibir una carta de May en la que solicita una prórroga breve al brexit —que no iría más allá del 30 de junio, tres meses después de la fecha de salida original—, Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, dijo que pensaba que los líderes de la Unión Europea estarían de acuerdo, pero con una condición: que los legisladores británicos respalden el acuerdo de May la próxima semana, la tercera vez que se pone a su consideración.
El problema es que John Bercow, presidente de la Cámara de los Comunes, le prohibió al gobierno que vuelva a presentar el acuerdo a menos que contuviera cambios radicales.
Mientras los líderes de la Unión Europea tratan de arrebatarle a Reino Unido el control del brexit, la verdad es que ninguna organización ni persona puede tomar el control del proceso; un bote que rema en tres direcciones diferentes probablemente no llegará a ningún lado y podría naufragar.
Corrección: En una versión anterior de este artículo se señaló erróneamente la postura del presidente de Francia, Emmanuel Macron, sobre el retraso del brexit. Macron aún no ha tomado una decisión respecto a la solicitud de prórroga de Theresa May.