El 'brexit' desata una guerra al interior del partido de Theresa May
LONDRES (CNN)- Theresa May por fin tomó una decisión y no les va a gustar a sus aliados que favorecen un brexit duro.
La primera ministra de Reino Unido reconoció lo que muchos han dicho desde hace semanas: que su acuerdo no alcanzará la mayoría en el Parlamento.
Al ofrecerse a negociar con el opositor Partido Laborista —y lo más crucial, al proponer que aceptará el resultado de cualquier plan alterno para el brexit que se vote en el Parlamento —, May reconoció también que nunca podrá persuadir a sus supuestos aliados del Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte ni a los partidarios de un brexit duro en su propio Partido Conservador.
May ya escogió un bando; al acceder a asumir un enfoque multipartidista, se trata del bando del brexit "suave", que consiste en una relación más cercana con la Unión Europea de lo que había contemplado.
"Este es un momento difícil para todos. Las pasiones se desbordan a ambos lados de la discusión. Sin embargo, podemos y debemos llegar a acuerdos para que se cumpla lo que el pueblo británico votó", dijo May.
Ese es un indicio de que está a punto de eliminar al menos algunas de sus infames "líneas rojas" que dieron forma al Acuerdo de Retirada que se negoció con la Unión Europea: salir de la unión aduanera, que impide que Reino Unido entable sus propios tratados comerciales, y salir del mercado interior, que exige a Reino Unido que acepte inmigración ilimitada de la Unión Europea.
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"Este es un momento decisivo en la historia de estas islas y exige unidad nacional para satisfacer al interés nacional", dijo. Los aficionados a la historia constitucional notarán la referencia histórica al "gobierno de unidad nacional" que Winston Churchill encabezó durante la Segunda Guerra Mundial.
Hay quienes piensan que el momento al que May llegó hoy era inevitable. Sin mayoría en la Cámara de los Comunes y con su partido amargamente dividido, siempre existió la posibilidad de que Theresa May tuviera que cruzar la brecha política.
Nunca se olvidará que esta primera ministra respaldó la permanencia en la Unión Europea en el referéndum de 2016. Desde hace mucho, los partidarios del brexit sospechaban que su compromiso con el brexit era más bien una actuación. Apenas a finales de marzo, algunas personas cercanas a la primera ministra trataban de informar que en privado, en realidad estaba a favor de que no hubiera acuerdo. Pero nadie que haya seguido correctamente a May en los pasados tres años lo cree.
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La voluntad política en Reino Unido se inclina a evitar un brexit sin acuerdo, y esa es la situación, en gran medida, en toda Europa. Por lo tanto, su compromiso de buscar una prórroga breve al proceso de retirada y el compromiso a favor de lo que seguramente será un brexit suave, está a merced de los vientos políticos. Sin embargo, la guerra que podría comenzar en el Partido Conservador será definitiva. ¿Un brexit suave y una oferta de trabajar con Jeremy Corbyn, líder de la oposición a quien muchos conservadores consideran un riesgo para la seguridad nacional?
Ya empiezan a verse las consecuencias de la decisión de May. Por la mañana del 3 de abril, Nigel Adams, coordinador legislativo, renunció con el argumento de que los intentos de May por acercarse a Corbyn son "un error grave".
El exsecretario del Exterior de May, Boris Johnson, advirtió que es "decepcionante" que se hayan entregado las etapas finales del brexit a Corbyn. El exsecretario para el brexit, David Davis, afirma que hasta 20 parlamentarios conservadores votarían a favor de destituir al gobierno.
Este es un momento sin precedentes en la política y la gente se está mostrando muy impredecible. Parece que el Partido Conservador está listo para comerse vivo.
May señaló que dimitirá una vez que se concrete la primera fase del brexit. Sin embargo, podría dejar un gran desastre tras de sí.