Sin embargo, después de la fallida insurrección del 30 de abril, cuando las tropas permanecieron en sus cuarteles y funcionarios gubernamentales clave se negaron a cambiar de lado, muchos venezolanos ya no están tan seguros.
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Entrevistas en todo el país y datos de recientes encuestas sugieren que muchas personas se han sentido frustradas por la lentitud del cambio en medio de las dificultades de la vida diaria. Muchos venezolanos dijeron que estaban perdiendo la esperanza de que Guaidó pudiera desalojar a Maduro del palacio de gobierno.
"Vamos bien, pero bien mal", dijo Rafael Narváez, un conductor de taxi en la occidental ciudad costera de Punto Fijo. "Ya ese 'vamos bien' se convirtió en un chiste y para mí de mal gusto", destacó.
Narváez dijo que se había esperanzado el 30 de abril cuando vio aparecer a Guaidó con militares en un video publicado en Twitter que decía que era hora de levantarse contra Maduro. "Pensaba que por fin había llegado el momento de recuperar nuestro país", sostuvo el hombre de 43 años. "Ahora estoy decepcionado".
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Analistas señalan que el resultado más probable ahora es que el status quo continúe, ya que Maduro gana confianza en que su represión contra la oposición quedará relativamente impune y Guaidó busca una nueva estrategia para mantener al público lleno de energía.