En días recientes, montones de civiles han caído víctimas de la ofensiva del gobierno, que cuenta con el apoyo de Rusia, para recuperar el control de los últimos bastiones rebeldes en el noroeste de Siria.
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Reham se golpeó la cabeza con una piedra cuando cayó y murió mientras recibía tratamiento en la ambulancia, según los Cascos Blancos, un grupo de rescatistas voluntarios a quienes también se conoce como Defensa Civil de Siria.
Tuqa, la bebé de la foto, sobrevivió. Recibió atención médica y la dieron de alta del hospital, según la Fundación de la Sociedad Médica Siria Estados Unidos (SAMS).
La tercera hermana (Rawan, de tres años), que en la foto se ve de pie detrás de Reham, murió el viernes en el hospital, según la SAMS. Según los Cascos Blancos, la madre de las niñas también murió cuando el proyectil cayó en el edificio en el que vivía esta familia de 12 integrantes, mientras que otros cuatro niños están recibiendo tratamiento para sus heridas.
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A lo largo de los pasados dos meses, el gobierno sirio intensificó los ataques aéreos en Idlib y las zonas circundantes, las últimas partes que quedan bajo el control de la oposición. Cientos de civiles han muerto y se cree que hay decenas de miles de desplazados, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
Al menos 450 civiles han muerto en los pasados tres meses, desde que comenzó la campaña del gobierno sirio, según señaló la oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos en un comunicado del viernes, 26 de julio. La ONU agregó que más de cien personas han muerto en los ataques aéreos tan solo en los pasados diez días.