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Es mucho más que el metro: las razones detrás de las manifestaciones en Chile

El aumento del precio del transporte fue el detonador de las protestas en Santiago y en otras ciudades del país sudamericano, pero las causas del descontento social vienen de años atrás.
lun 21 octubre 2019 04:10 PM
Protestas
El lunes, miles de personas se manifestaban en Santiago y otras ciudades chilenas, como Valparaiso.

La tensión no se va de Chile. Después de dos noches de toque de queda y de la extensión del estado de emergencia, las protestas no han cedido en el país sudamericano, que hasta hace unos días era visto como un 'oasis' de estabilidad política y económica en la región.

Este lunes, miles de personas ocupaban la plaza Italia, en el centro de Santiago, un límite simbólico que divide las clases sociales en la capital chilena. Se trata de la mayor manifestación desde el inicio de las protestas, que arrancaron la semana pasada.

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La imagen se repitió en varias ciudades del interior de la nación sudamericana, la mayor productora mundial de cobre, famosa por la calidad de sus vinos, por su sólida economía y por ser un resquicio de institucionalidad en una agitada región.

De acuerdo con la intendenta de Santiago, Karla Rubillar, 11 personas murieron por los incidentes del fin de semana.

Manifestaciones en Chile logran suspensión del alza de tarifa del metro

Este lunes y por tercer día consecutivo, las autoridades militares a cargo del orden público en Santiago extendieron el toque de queda en la capital en medio de una ola de protestas sociales, asegurando que hay grupos "vandálicos" provocando actos de violencia.

Esto es lo que sabemos sobre las manifestaciones en Santiago y otras ciudades chilenas.

Las evasiones masivas

Las protestas iniciaron después del anuncio, el 4 de octubre, del alza de 800 a 830 pesos chilenos (21.84 pesos mexicanos) de las tarifas en hora pico del Metro de Santiago, que ya era el precio más alto de América Latina.

Como forma de protesta, ciudadanos chilenos —principalmente estudiantes — llamaron desde el 7 de octubre a evasiones masivas en el Metro de Santiago, es decir, pasar sin pagar. Las protestas, en su mayoría pacíficas, fueron tomando poco a poco las calles de Santiago y se extendieron fuera de las estaciones del metro en forma de 'cacerolazos' hasta el viernes 18 de octubre.

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Ese día, las manifestaciones derivaron en algunos actos vandálicos. Al menos 19 estaciones del metro fueron incendiadas. El transporte, que da servicio a casi tres millones de personas diario, permaneció cerrado el fin de semana. Este lunes, solo la Línea 1 abrió de manera parcial.

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Las protestas obligaron al presidente Sebastián Piñera a a frenar un alza del pasaje del metro el sábado. Pero su marcha atrás quedó empañada por el despliegue de soldados en las calles en una nación que tiene aún heridas abiertas por la dictadura militar de Augusto Pinochet que culminó en 1990.

Sin embargo, políticos y analistas explican que el aumento del precio del metro es solo la punta del iceberg de un descontento social que se ha acumulado por años.

En primer lugar, el metro no es el único servicio cuyo precio ha aumentado en el último año. A principios de octubre, el gobierno aumentó 10.5% las tarifas de luz,

Tampoco se ha logrado una baja en el valor de los medicamentos, de los más altos de América Latina, mientras un sistema de salud privado cubre solo el 60% del valor de las prestaciones, deja afuera a ancianos y es tres veces más caro para las mujeres.

Una desigualdad económica crónica

Chile puede presumir de una política macroeconómica sólida, así como se tener el ingreso per cápita más alto de la región. De acuerdo con cifras del Banco Mundial, en 2018, el PIB per cápita de Chile fue de 15,037 dólares.

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Sin embargo, el país gobernado por Sebastián Piñera está entre los 10 más desiguales del mundo, de acuerdo con un estudio de 2016 del mismo organismo.

La fractura social entre una robusta clase alta, concentrada en una veintena de familias, y el resto de la población que hasta ahora se conformó con el acceso al consumo mediante un alto endeudamiento, está en el ADN de las masivas protestas sociales en Chile. El presidente chileno es percibido como parte de esa élite . De acuerdo con Forbes, Piñera tiene una fortuna de 2,800 millones de dólares.

En 2017, mientras el 50% de los hogares más pobres de Chile tenían solo 2.1% de la riqueza neta del país, el 1% controlaba el 26.5% de los recursos, de acuerdo con la Encuesta Financiera de Hogares de Chile, citada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

#Chiledespertó se transformó en la máxima tendencia del sábado 19 de octubre en Twitter, uniendo miles de mensajes que reflejan la rabia contenida por años.

"Hay cada vez más personas que independientemente del nivel de ingresos se siente fuera del pacto social", explicó a la agencia AFP Marcelo Mella, analista político de la Universidad de Santiago.

Aunque no existe un consenso claro entre los expertos sobre la causa de la inequidad en Chile, muchos creen que el modelo económico neoliberal instaurado durante la dictadura no contó con la tutela de instituciones sólidas ni de programas para garantizar una mejor distribución de los ingresos.

Los gobiernos democráticos de centroizquierda y centroderecha han intentado desde 1990 corregir con mayor o menor énfasis los desequilibrios, pero la brecha sigue siendo una asignatura pendiente, como reconoció Piñera en sus primeras declaraciones tras instaurar el estado de emergencia.

"Quiero manifestar mis comprensión y solidaridad con las carencias y angustias que afectan a tantas familias chilenas y también con las excesivas desigualdades que se arrastran desde hace tantas décadas. Solo unidos lograremos superar estas dificultades", dijo el sábado el mandatario.

El sistema de pensiones —una herencia de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) —, que pionero en establecer la capitalización absolutamente individual de los trabajadores, algo elogiado por los neoliberales, encabeza la larga lista de demandas.

Las pensiones en su mayoría se ubican por debajo del sueldo mínimo, que ronda los 400 dólares, mientras las llamadas Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), que acumulan millonarias ganancias cada año, indignan a los chilenos.

Un año atrás, el Piñera envió al Congreso una reforma al sistema para establecer el aporte del 4% del salario por parte del empleador, por años excluidos del sistema.

La olla de presión estalló

Las protestas estallaron con una fuerza inédita desde el fin de la dictadura. En medio de incendios y saqueos, grandes grupos de manifestantes pidieron mayor justicia social, abordar de manera sustentable el medio ambiente o mejorar servicios públicos.

El gobierno se enfocó en los actos de violencia y respondió decretando estado de emergencia en varias regiones del país y toque de queda en la capital. Piñera se convirtió en el primer mandatario desde el retorno a la democracia en sacar a militares a las calles por razones políticas, e incluso dijo que Chile está en "guerra" contra un "enemigo poderoso".

"El gobierno se está jugando si puede generar la gobernabilidad mínima que necesita y poder implementar algún tipo de pronta solución, más que promesas de diálogo", dijo a la agencia Reuters Guillermo Holzmann, analista de la Universidad de Valparaíso.

Las manifestaciones parecen obedecer a un estallido espontáneo más que a un movimiento organizado. Y por ahora, tampoco hay ningún liderazgo político rotundo que esté surgiendo de estas protestas y pueda hacer sombra al gobierno.

"Hasta el momento no hay voces claras que recojan esa demanda, no han aparecido figuras. Es una rebelión contra el sistema y la autoridad, contra muchas cosas", dijo a la misma agencia Vicente Espinoza, sociólogo y profesor de la Universidad de Santiago.

"Si esta movilización se extiende, va a requerir una operación política muy compleja para poder aplacarla y eso dependerá mucho de la respuesta que tenga el gobierno. Y yo creo que el Gobierno no ha escuchado absolutamente nada", opinó.

Piñera ahora debe convocar a una mesa amplia de trabajo con los distintos sectores sociales para abordar todos los temas pendientes, aunque eso signifique alterar su propia agenda en el Congreso, dijo Espinoza. Y no reunirse sólo con representantes de las instituciones del Estado, como hizo este fin de semana.

"Tiene que reconocer que hay una emergencia y no quedarse en que todo está volviendo a la normalidad porque no es así", dijo el analista.

Los ojos del mundo en Chile

Las manifestaciones llegan en un momento en que los ojos del mundo están más puestos que nunca en Chile. En unas semanas, este país será sede de la cumbre de líderes de Asia-Pacífico (APEC).

Se estima que durante este encuentro, el presidente estadounidense, Donald Trump, y el chino Xi Jinping firmarán un acuerdo comercial, que puede ser el fin de un enfrentamiento que tiene en vilo a los mercados en el mundo.

"Piñera se ha desprestigiado por su incapacidad de cumplir sus promesas electorales en términos económicos, se ha desprestigiado como líder internacional por no poder garantizar orden y paz ante grandes eventos internacionales", dijo Cristian Parker, sociólogo de la Universidad de Santiago.

En diciembre, el país tiene previsto además acoger la cumbre de Naciones Unidas sobre cambio climático COP25.

Restos de basura y escombros quemados aún estaban esparcidos el lunes por algunas de las principales calles del centro, cercano al palacio de gobierno. Muchas personas hacían largas filas en supermercados, farmacias y gasolineras para abastecerse tras el toque de queda nocturno, que se aplicó por primera vez en la ciudad desde que Pinochet dejó el poder.

Con información de Reuters y AFP

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