Evo Morales se impone en la primera vuelta en las elecciones en Bolivia
De acuerdo con los cómputos oficiales, es imposible que el opositor Carlos Masa revierta la tendencia; la OEA, la UE y varios países piden una segunda vuelta.
El presidente boliviano, Evo Morales, ganó en la primera vuelta unas reñidas elecciones marcadas por el polémico recuento de los votos, según el cómputo online del Tribunal Supremo Electoral (TSE) con el 99.82% de los sufragios escrutados.
Según la página electrónica oficial del TSE, Morales obtuvo el 47.07% de los sufragios, inalcanzable para el opositor Carlos Mesa, que sumó 36,52%.
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Las cifras incluyen los votos válidos de quienes viven en Bolivia y de los bolivianos diseminados en 33 países del mundo.
Según la tendencia le resultaría imposible al centrista Mesa revertir el resultado oficial, de manera que Morales obtuvo el triunfo para un nuevo mandato hasta 2025.
Los resultados están seriamente cuestionados por sectores bolivianos, que mantienen una huelga en varias ciudades del país.
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La OEA recomendó este jueves organizar una segunda vuelta si el presidente gana por un escaso margen en la primera, en medio de denuncias de un "fraude gigantesco" por parte de Mesa, quien advirtió de que no reconocerá un resultado que no le lleve a una segunda ronda con Morales.
A este pedido, se unió más tarde la Unión europea (UE), con el fin de restablecer la confianza en el proceso electoral considerado escasamente transparente.
"La Unión Europea comparte plenamente la evaluación de la OEA en sentido de que las autoridades bolivianas deberían concluir el proceso de conteo en curso, y que la mejor opción sería realizar una segunda vuelta", dijo un documento entregado por la oficina local de la Unión Europea.
Estados Unidos y los gobiernos aliados de Brasil, Argentina y Colombia plantearon este jueves una segunda vuelta electoral en Bolivia si la OEA no consigue verificar los resultados del primer turno entre el presidente Evo Morales y el opositor Carlos Mesa.
Las críticas de la oposición boliviana se basaron en que el primer resultado del TREP, con el 84% de los sufragios, avizoraba un balotaje entre Morales y Mesa, pero la confusión surgió, cuando el TSE comenzó a usar el sistema de cómputos que al final dio al mandatario actual como ganador en primera vuelta.
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En una conferencia en la mañana de este jueves, el gobernante boliviano atacó a los observadores electorales oficiales por dudar de la legitimidad de lo que, dijo, fue su amplio triunfo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, y sugirió que el grupo era parte de un intento de golpe de Estado.
En comentarios desafiantes, Morales dijo que la misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) lo calumnió al plantear lo que llamó "serias dudas" sobre el conteo y la imparcialidad de la elección del domingo.
"No quiero entender que la misión de la OEA ya está con golpe de Estado", dijo en una rueda de prensa, en la que volvió a acusar a su principal rival, el también expresidente Carlos Mesa, de tratar de robarle la victoria.
Evo Morales considera un intento de "golpe de Estado" las denuncias de fraude desde la oposición, para negarle una victoria en primera ronda.
"Es un golpe de Estado interno y externo. La OEA en su conjunto debería evaluar a ellos también, a la misión que ha venido", agregó.
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El resultado preliminar a Morales evitar el balotaje, pues la ley establece que para ganar en primera vuelta un candidato debe obtener el 40% de los votos y una ventaja de 10 puntos sobre el segundo contendiente.
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Poco después de reivindicar su victoria, Morales —en el poder desde 2006— se dijo dispuesto a ir a un eventual balotaje.
"Si no ganaríamos con menos del 10 %, vamos a respetarlos", declaró ante los medios en La Paz en referencia al porcentaje que necesita para la victoria en primera ronda tras los comicios del pasado domingo.
"Si el resultado final dice que vamos a segunda vuelta, vamos a ir", al igual que "si el cómputo final dice que no hay segunda vuelta, vamos a respetar", proclamó el mandatario.
Morales, el presidente con más tiempo en el poder en la historia de Bolivia, reconoció "algunos errores" en más de trece años de gobierno, que le pudieron restar votos en esta ocasión, que en las tres anteriores ganó holgadamente con hasta el 64 por ciento.
"Reconozco algún desgaste, internamente hay diferencias, hay algunos resentidos", comentó.
"No aceptan que un indio sea presidente, ese es nuestro delito", criticó Morales, el primer presidente indígena salido de las urnas en Bolivia y uno de los pocos en la historia de América Latina.
"Evo nunca más"
Respecto a las denuncias de irregularidades, Morales —que busca un cuarto mandato— pidió "que se demuestre el fraude".
Morales se refirió a Mesa con calificativos de "cobarde" y "delincuente", acusándole de pagar a jóvenes para instigar incidentes como los que desde el pasado lunes se producen en el país en protesta por un supuesto fraude.
El expresidente Mesa, de 66 años, anunció el miércoles la formación de una alianza con partidos de derecha y líderes de centro para presionar para que la elección se defina en balotaje.
En paralelo, nuevos enfrentamientos estallaron en La Paz el miércoles en la noche entre la policía y cientos de manifestantes que participaban en una vigilia cívica cerca del hotel donde están los miembros del TSE.
"¡Nunca más, Evo nunca más!", coreaban a pocos metros del impresionante dispositivo policial desplegado frente a este edificio y otros sitios estratégicos.
En Santa Cruz (oriente), el baluarte de la oposición donde partió el paro nacional, los manifestantes bloquearon en la noche los principales ejes viales de la ciudad, la más habitada de Bolivia.
"Este paro va a durar hasta que nos confirmen la segunda vuelta", declaró entonces el líder del influyente Comité Pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, frente a una multitud y horas después de que se registraran enfrentamientos entre oficialistas y opositores en un barrio de esa ciudad controlado por partidarios del presidente socialista.
Esta organización conservadora de la sociedad civil aglutina a representantes vecinales, de comercios, transportes y líderes empresariales.
Denunciando una "autocracia", sectores bolivianos han rechazado la decisión de Morales de buscar un cuarto mandato, opción a la que los ciudadanos se opusieron en un referéndum en 2016 pero que luego avaló la justicia.
"Somos la mayoría"
Morales, que cumple 60 años este sábado, llamó desde el miércoles a sus partidarios a la movilización y ese mismo día varios miles de mineros, indígenas y trabajadores se congregaron en La Paz.
"Mesa no es para nosotros. No vamos a dejar, somos la mayoría (...). Ellos dicen 'fraude', pero ellos son racistas, son discriminadores. Antes, a las hermanas de las polleras jamás nos hacían entrar a las oficinas, pero hoy, gracias al hermano Evo, estamos presentes", dijo Justina Loza, de 43 años, con un sombrero y pesada falda tradicional.
La Iglesia Católica también propuso la víspera una segunda vuelta como "única salida pacífica y concertada" a la escalada de violencia y división que vive el país tras la elección.
Y Washington advirtió de "serias consecuencias" si "los votos emitidos por el pueblo" boliviano no son respetados.
Después de las primeras cifras parciales el domingo por la noche, que insinuaban una inédita segunda vuelta, hubo un vuelco en los nuevos resultados que fueron divulgados 20 horas después, dándole prácticamente la reelección a Morales en primera vuelta, lo que provocó sospechas de fraude en la oposición y observadores.
La OEA aceptó realizar una auditoría al conteo de votos, solicitada por el gobierno, que aún no ha comenzado.