Hong Kong Watch, una organización no gubernamental con sede en Reino Unido, acusó a la corporación de cometer "brutalidad policiaca auténticamente indignante" en Nochebuena. El gobierno respondió a las acusaciones en un comunicado y señaló que la Policía recurrió únicamente a la "fuerza mínima".
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Esta clase de escenas y de acusaciones de ambos bandos son cada vez más comunes mientras persiste la inestabilidad política en la ciudad.
El movimiento comenzó en junio, cuando cientos de miles de personas salieron a las calles a oponerse a un proyecto de ley que habría permitido que Hong Kong extraditara a los sospechosos de ciertos delitos a la China continental.
Aunque el proyecto de ley se inspiraba en la incapacidad del gobierno de la ciudad de extraditar a Taiwán al sospechoso de un asesinato escalofriante, muchos hongkoneses temieron que el gobierno chino lo usara para perseguir a los disidentes políticos en la ciudad, en donde hay mayor libertad de expresión y de prensa.
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El sistema judicial chino tiene una tasa de condenas notoriamente alta y en general se lo considera ligado al Partido Comunista.
Lam accedió a retirar el proyecto de ley en septiembre, pero no logró sofocar la ira que desencadenó. Desde entonces, el movimiento ha evolucionado y ahora abarca demandas de sufragio universal e investigaciones sobre las acusaciones de uso excesivo de la fuerza por parte de la Policía de la ciudad, corporación alguna vez muy respetada, pero que ahora está arruinada por la desconfianza, según los sondeos de opinión.
Las protestas son cada vez más violentas. En meses recientes, las autoridades han anunciado diversas instancias en las que confiscaron explosivos caseros.
Las autoridades señalaron que habían cateado una bodega el miércoles, 25 de diciembre, en el barrio industrial de Kwun Tong, luego de recibir una denuncia. En Facebook, la Policía publicó que encontraron 500 gramos de bombas de humo, 15 gramos de explosivos y docenas de botellas de sustancias químicas. Arrestaron a un estudiante en relación con la confiscación. El sospechoso podría recibir una condena de 14 años de prisión si se lo halla culpable.
Erin Chan y Akanksha Sharma, de CNN, contribuyeron con este reportaje.