¿Cómo logró Perú lanzar semejante programa de estímulo que, en volumen de dinero, llega incluso ser equivalente al de países europeos de alto desarrollo como Dinamarca? “Perú lleva ya tres décadas de mucha disciplina fiscal y monetaria, lo que permite que hoy día, cuando el escenario está muy complicado, el gobierno pueda disponer de múltiples herramientas para desplegar el mayor plan de la historia del país y uno de los mayores a nivel global como porcentaje del PIB”, dice Hugo Perea Flores, economista jefe para Perú de BBVA Research y ex viceministro de Economía, en Lima.
Tras atravesar una dura hiperinflación a fines de los años 80, Perú se autoimpuso reglas que limitaron su recurrencia a un excesivo déficit fiscal y alto endeudamiento. En materia fiscal, se estableció que, excepto en épocas de desastres naturales o choques externos significativos, el déficit no pueda superar el equivalente al 1% del PIB.
Además, se determinó por ley que en las épocas de alto precio de los minerales -Perú está entre los cinco mayores productores de cobre, plata, oro y zinc del mundo-, el gobierno debe ahorrar en un fondo de estabilización fiscal. “Eso hizo que en la primera década del siglo, con el boom del precio de los minerales, no se haya hecho un mal uso de esos recursos”, dice Perea Flores. El fondo de ahorro llegó hace cuatro años a un máximo de 9,500 millones de dólares, el equivalente al 4.5% del PIB. Si bien parte de esos recursos fueron usados en la mitigación de eventos climáticos como el de El Niño costero en 2017, Perú tiene ahora a disposición para atenuar los impactos de la pandemia unos 5,500 millones de dólares (2.5% del PIB).