Los efectos del coronavirus amenazan con hundir a la economía mundial en una depresión jamás vista desde la crisis de 1929. Ante esa perspectiva, los gobiernos vienen lanzando una batería de políticas antíclicas con el objetivo de, al menos, amortiguar el desplome de la actividad provocado por las medidas de distanciamiento o aislamiento social.
América Latina no es una excepción a la regla mundial, pero la novedad es que el plan de mitigación más ambicioso no está siendo implementado por ninguna de las economías más grandes de la región, sino por Perú, un país con un tamaño del PIB que es apenas la quinta parte del que registra México. El gobierno de Martín Vizcarra promete inyectar 25,000 millones de dolares -el equivalente al 12% del PIB- para alcanzar el triple objetivo de asistir a los segmentos sociales más vulnerables, asegurar la continuidad de las empresas e impulsar la reactivación de la economía una vez que pase la pandemia.