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Perú, el ejemplo imprevisto de recuperación para América Latina

Antes que otras economías más grandes en la región tomaran acciones para paliar la crisis, el país andino anunció un plan de reactivación por un monto equivalente al 12% de su PIB.
mié 15 abril 2020 06:04 AM
PERU-HEALTH-VIRUS
El sector informal de la economía ha sido severamente golpeado por la crisis generada por el coronavirus.

Los efectos del coronavirus amenazan con hundir a la economía mundial en una depresión jamás vista desde la crisis de 1929. Ante esa perspectiva, los gobiernos vienen lanzando una batería de políticas antíclicas con el objetivo de, al menos, amortiguar el desplome de la actividad provocado por las medidas de distanciamiento o aislamiento social.

América Latina no es una excepción a la regla mundial, pero la novedad es que el plan de mitigación más ambicioso no está siendo implementado por ninguna de las economías más grandes de la región, sino por Perú, un país con un tamaño del PIB que es apenas la quinta parte del que registra México. El gobierno de Martín Vizcarra promete inyectar 25,000 millones de dolares -el equivalente al 12% del PIB- para alcanzar el triple objetivo de asistir a los segmentos sociales más vulnerables, asegurar la continuidad de las empresas e impulsar la reactivación de la economía una vez que pase la pandemia.

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¿Cómo logró Perú lanzar semejante programa de estímulo que, en volumen de dinero, llega incluso ser equivalente al de países europeos de alto desarrollo como Dinamarca? “Perú lleva ya tres décadas de mucha disciplina fiscal y monetaria, lo que permite que hoy día, cuando el escenario está muy complicado, el gobierno pueda disponer de múltiples herramientas para desplegar el mayor plan de la historia del país y uno de los mayores a nivel global como porcentaje del PIB”, dice Hugo Perea Flores, economista jefe para Perú de BBVA Research y ex viceministro de Economía, en Lima.

Tras atravesar una dura hiperinflación a fines de los años 80, Perú se autoimpuso reglas que limitaron su recurrencia a un excesivo déficit fiscal y alto endeudamiento. En materia fiscal, se estableció que, excepto en épocas de desastres naturales o choques externos significativos, el déficit no pueda superar el equivalente al 1% del PIB.

Además, se determinó por ley que en las épocas de alto precio de los minerales -Perú está entre los cinco mayores productores de cobre, plata, oro y zinc del mundo-, el gobierno debe ahorrar en un fondo de estabilización fiscal. “Eso hizo que en la primera década del siglo, con el boom del precio de los minerales, no se haya hecho un mal uso de esos recursos”, dice Perea Flores. El fondo de ahorro llegó hace cuatro años a un máximo de 9,500 millones de dólares, el equivalente al 4.5% del PIB. Si bien parte de esos recursos fueron usados en la mitigación de eventos climáticos como el de El Niño costero en 2017, Perú tiene ahora a disposición para atenuar los impactos de la pandemia unos 5,500 millones de dólares (2.5% del PIB).

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A eso se suma que el estado peruano cuenta con activos por el equivalente al 15% del PIB, y un 60% de esos recursos pueden usarse en el corto plazo. Además, Perú también está en condiciones de aprovechar las bajas tasas de interés y endeudarse en los mercados internacionales, aún en el actual contexto de aversión al riesgo. La razón es que, al igual que en materia fiscal, también fue fijado un límite al endeudamiento público, que no puede exceder al equivalente del 30% del PIB.

“La economía peruana cuenta con uno de los más sólidos fundamentos macroeconómicos a nivel de mercados emergentes, en términos de elevadas reservas internacionales (29% del PIB), bajo déficit en cuenta corriente (-1.5% del PIB), baja deuda pública (27% del PIB) y elevados ahorros fiscales (12% del PIB)”, dice Jaime Reusche, analista de riesgo soberano de Moody´s Investors Service, en Nueva York. “Para poder ejecutar un plan de tal magnitud es crítico disponer de espacio fiscal, ahorros líquidos de la tesorería y, sobre todo, credibilidad”.

Medidas extraordinarias

En un país en que el 13.4% de la población vive en la pobreza extrema y en que casi el 70% percibe ingresos generados en trabajos informales, el foco más urgente del programa pasa por medidas de soporte económico para los segmentos más vulnerables que suman unos 8,500 millones de dólares. En esa línea, se otorgaron dos bonos de 380 soles (unos 108 dólares) a casi tres millones de familias en pobreza y extrema pobreza, y otros de un mismo monto a más de 780,000 familias a cargo de trabajadores informales que vieron anulados sus ingresos por las medidas de aislamiento social obligatorio iniciadas el 15 de marzo pasado y extendidas hasta el 26 de abril.

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A eso se le sumaron otras medidas dirigidas a otorgar liquidez a los trabajadores formales. La más importante fue la suspensión excepcional del aporte a las AFP correspondiente a abril, lo que benefició a 3.5 millones de afiliados al sistema privado de pensiones y permitió inyectar 1,100 millones de soles (unos 315 millones de dólares). Además, se dio autorización para que los trabajadores puedan retirar hasta 2,400 soles (unos 685 dólares) de sus fondos previsionales. Por último, aquellos afiliados a las AFP que no hayan aportado durante los últimos seis meses o más en forma consecutiva –indicador claro de inestabilidad laboral- fueron autorizados a retirar hasta 2,000 soles (unos 570 dólares).

La segunda pata del programa, también equivalente a 4% del PIB, está dirigida a sostener a las empresas mientras dure la cuarentena. Para eso, el estado pasó a financiar el 35% de los salarios de los trabajadores formales que tengan un sueldo de hasta 1,500 soles (unos 425 dolares). La entrega de este subsidio al sector empresarial representa un costo fiscal de alrededor 600 millones de soles (unos 170 millones de dólares).

Sin embargo, la medida principal está a cargo del Banco Central de Reserva del Perú (BCR). La autoridad monetaria está inyectando el equivalente a 8,500 millones de dólares para garantizar préstamos de los bancos que deben ser otorgados antes del 30 de junio a unas 350,000 empresas, la mayoría con menos de 10 trabajadores.

“Dado que el flujo de caja de las empresas se ha visto afectado porque no están vendiendo, se van a dar garantías entre el 80% y 98% de los préstamos, dependiendo de la magnitud del monto”, dice Perea Flores. “Es un programa coordinado: el Banco Central va a otorgar liquidez a los bancos, los bancos van a prestar y esos créditos estarán garantizados por el estado”.

La última fase del programa, que también implicará recursos por el equivalente al 4% del PIB, será la de reactivación de la economía. Aunque todavía no fueron anunciados los detalles, trascendió que habrá beneficios tributarios o inyecciones de capital para los sectores más afectados por los efectos de la pandemia, como turismo, hotelería, restaurantes y retail. Además, se otorgarán subsidios para vivienda social con el objetivo de reactivar al sector de la construcción.

Los efectos del coronavirus agregan una mochila pesada a la economía de los países latinoamericanos. Con niveles de deuda mucho más elevados que los registrados durante la crisis financiera de 2008/09, los países de la región en promedio podrían responder con una expansión fiscal de aproximadamente la mitad del tamaño que la aplicada en aquella oportunidad, según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En ese contexto, el caso peruano sobresale aún más. “A pesar del paquete de estímulos, el PIB tendrá una contracción importante este año”, dice Perea Flores. “Pero con las medidas que se han tomado se están sembrando las semillas para una recuperación rápida y un rebote fuerte a partir del 2021”.

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