Según las autoridades congoleñas, hoy se cumplen 42 días -dos veces el tiempo de incubación de este virus- sin que se haya detectado un nuevo contagio en las provincias nororientales de Kivu del Norte, Kivu del Sur e Ituri.
Un tratamiento experimental contra el ébola despierta esperanzas
"Felicitaciones al gobierno, el Ministerio de Salud y al pueblo de la RDC por esta victoria contra uno de los brotes de ébola más largos y mortales de la historia", afirmó la oficina de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el país centroafricano, en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter.
El brote, declarado el 1 de agosto de 2018, fue el primero que se da en una zona en conflicto como es el noreste de la RDC, lo que complicó la respuesta contra la epidemia.
Se trata de una zona próxima a grandes centros urbanos como Goma, en Kivu del Norte, y Bunia, en Ituri, y marcada por "zonas rojas" a las que incluso los sanitarios sobre el terreno tenían dificultades para acceder dada la presencia de decenas de grupos armados.
A pesar de las efectivas vacunas y tratamientos que aumentan bastante las tasas de supervivencia si son administrados de forma temprana, el brote se prolongó por los problemas de los equipos de primera respuesta para llegar a los focos de contagio en las inseguras fronteras orientales del país.
Cuando el brote se acercaba a su fin, se declaró otro el 1 de junio en la ciudad occidental de Mbandaka, a más de 1,000 kilómetros de distancia. Los tests genéticos revelaron que las dos epidemias no están conectadas.
"El Ministerio de Salud intentará capitalizar las lecciones aprendidas y los factores de éxito de esta larga epidemia para garantizar la respuesta más efectiva en Mbandaka", dijo el ministro de Salud, Eteni Longondo, a los medios.
El mayor brote de ébola ocurrió en África Occidental entre 2013 y 2016, cuando más de 11,300 perdieron la vida por la enfermedad en Guinea, Liberia y Sierra Leona.
La enfermedad, descubierta precisamente en la RDC en 1976 -entonces denominada Zaire-, se transmite por contacto directo con la sangre y fluidos corporales de personas o animales infectados.
Esta fiebre causa hemorragias graves y puede alcanzar una tasa de mortalidad del 90%. Sus primeros síntomas son fiebre repentina y alta, debilidad intensa y dolor muscular, de cabeza y de garganta, además de vómitos.