Pero la verdad es que hay poca evidencia que sugiera que el público ve a Harris, una ex fiscala de California con fuertes vínculos con el partido demócrata, como una figura radical.
De hecho, es más apreciada que Biden entre los republicanos, según una encuesta de Reuters/Ipsos realizada entre el 10 y el 11 de agosto, justo antes del anuncio. El sondeo mostró que un 21% de los votantes republicanos registrados tienen una impresión favorable de Harris, frente al 13% que tenía una opinión igualmente favorable del ex vicepresidente.
Y hay algo más preocupante para Trump: los ataques contra la primera mujer negra que integra una lista presidencial de uno de los grandes partidos en la historia podrían parecer sexistas o racistas y complicar sus esfuerzos para apuntalar el respaldo entre las mujeres suburbanas, un bloque de votantes crítico que debe recuperar para poder ser reelegido, señalan estrategas.
Las principales mujeres demócratas ya advirtieron contra una repetición de los ataques de Trump en 2016 contra Hillary Clinton, quien fue objeto de críticas de género como la primera candidata presidencial mujer. El republicano también la calificó de "desagradable" y la acusó de jugar "la carta de la mujer".
"Si quiere usar términos misóginos contra Kamala Harris va a ser gran reto", dijo Neera Tanden, una de las principales asesoras de Clinton durante su candidatura. "No tiene margen de error con las mujeres de los suburbios".