Las imágenes en llamas de ambos templos recordó los incidentes que se produjeron un año antes, el 18 de octubre de 2019, cuando tras una llamado a manifestarse por parte de estudiantes una decena de estaciones del metro resultaron incendiadas, al igual que varios edificios. También hubo ataques a comercios y saqueos.
"En esos hechos no hay manifestación alguna; no hay demanda alguna que sea aceptable", dijo este lunes Galli.
Más de 15 estaciones de metro fueron cerradas temporalmente en medio de los disturbios. La policía lanzó gases lacrimógenos y chorros de agua en escaramuzas con manifestantes, a veces violentos, encapuchados y enmascarados.
"Quienes ejecutan estos hechos de violencia no quieren que los chilenos resolvamos nuestros problemas a través de los canales democráticos", dijo por la noche el ministro del Interior, Víctor Pérez, tras una reunión con el presidente Sebastián Piñera y otras autoridades en el palacio de gobierno.
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El funcionario destacó el inicio pacífico de las manifestaciones y llamó a los chilenos a resolver sus diferencias en las urnas el próximo domingo 25.
Durante la noche hubo saqueos e intentos de saqueos; barricadas y ataques a cuarteles policiales, con un total de 107 incidentes graves a nivel nacional, de acuerdo a Galli.
Las manifestaciones del año pasado se extendieron con fuerza hasta fin de año y se apagaron en marzo con la llegada del coronavirus al país sudamericano, llevaron a millones de chilenos a las calles para pedir reformas y mejoras a los sistemas de pensiones, salud y educación.
Pero también en medio de violentos episodios de saqueos, disturbios y estaciones de metro incendiadas, el gobierno decretó entonces un estado de excepción constitucional para dejar la seguridad de la capital en manos de los militares, algo que no ocurría desde la dictadura de Augusto Pinochet.
Protestas e incidentes violentos resurgieron en las últimas semanas en Chile en momentos que los ciudadanos comienzan lentamente a dejar atrás el confinamiento. El domingo la mayoría de los manifestantes llevaba mascarillas, pero había muchas personas agrupadas, lo que levanta preocupación sobre posibles riesgos para la salud.