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De amenazar a cooperar, así puede cambiar la relación México-EU en migración

El presidente Donald Trump ha basado la relación con su país vecino y Centroamérica en chantajes y coacción, algo que debe cambiar si el demócrata Joe Biden llega a la Casa Blanca.
mar 27 octubre 2020 05:03 AM
Donald Trump
Las amenazas económicas han sido el sello de identidad de las política migratorias de Donald Trump con México y Centroamérica.

La relación de Estados Unidos con México y Centroamérica ha orbitado en torno a la inmigración durante los últimos cuatro años. El presidente Donald Trump ha usado una estrategia de presión y amenazas comerciales y económicas para llegar a acuerdos con estos países en un intento de controlar los flujos migratorios.

Sin embargo, ni las medidas cada vez más fuertes contra la migración, ni la pandemia de COVID-19 han frenado la llegada de personas a Estados Unidos. Especialistas señalan a Expansión que en caso de una victoria de Joe Biden, el demócrata deberá cambiar el enfoque de su relación con México y Centroamérica para centrarlo en la cooperación para el desarrollo.

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El tema ha desaparecido de la agenda durante los últimos meses, en medio de la pandemia de COVID-19 y las críticas al gobierno de Trump por el manejo de la situación.

Recién el jueves pasado, el tema de la migración fue tratado durante un debate presidencial. La discusión estuvo principalmente centrada en las acusaciones de Joe Biden sobre la situación de los niños separados de sus familias en la frontera sur.

Trump se defendió recordando que fue la administración de Barack Obama, cuando Biden era vicepresidente, quien construyó las jaulas donde muchos infantes fueron encerrados. Además, aseguró que muchos de los 500 niños cuyos padres no han sido localizados fueron llevados a Estados Unidos por "gente mala", como traficantes y "coyotes".

Con esto, los dos candidatos mostraron que ni los gobiernos demócratas ni los republicanos cuentan con "capacidad para dar un trato humanitario a los inmigrantes", de acuerdo con Iliana Rodríguez, profesora-investigadora del Tec del Monterrey.

"Solamente vemos políticas mucho mas agresivas en el control de los flujos migratorios, de un alcance de impacto a las soberanías fronterizas. Por ejemplo amenazar a México, al Triángulo Norte —Honduras Nicaragua y Guatemala—, desincentivar a su población bajo la amenazas de no recibir fondos y disminuir el comercio bilateral, no puede ser una política concreta que solvente la situación de los flujos migratorios", dijo la académica.

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Una política de chantaje

"El tema migratorio, lamentablemente, Estados Unidos lo ha usado para chantajear a otros países, como un tema de presión en política exterior", explicó Javier Urbano, profesor de la Universidad Iberoamericana.

Este tono de amenaza constante, ha sido el sello característico de la administración Trump cuando trata el tema migratorio los países al sur de su frontera, indica Maureen Meyer, vicepresidenta para programas de la Oficina de Washington para asuntos Latinoamericanos, la WOLA, una organización de investigación y que promueve los derechos humanos de la comunidad latina en Estados Unidos.

"Es una relación no basada en cooperación y responsabilidad mutua y compartida, sino una relación basada en amenazas, tanto económicas como de otra índole para que tanto México como los países del Triángulo Norte asuman responsabilidades en migración que corresponden a Estados Unidos", dijo.

Un ejemplo son los acuerdos que Trump obligó a Guatemala, El Salvador y Honduras, recuerda la especialista. El acuerdo con Guatemala faculta a Estados Unidos a enviar a solicitantes de asilo de terceros países allí para esperar mientras se tramita su proceso.

Organizaciones como la misma WOLA, Human Rights Watch y Amnistia Internacional han sido muy críticos con este tipo de acuerdos, pues ninguno de estos países cuenta con las condiciones para garantizar la seguridad de estos migrantes.

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"Hablamos de tres países que tiene gravísimos problemas incluso de viabilidad constitucional, problemas de corrupción, violencia, tráfico de armas, narcotráfico. (...) Hoy por hoy, la capacidad institucional de los países del Triángulo Norte es nula", dijo Urbano.

En el caso de México, en junio de 2019, el gobierno de Donald Trump amenazó con imponer un arancel del 5% a todas las importaciones provenientes del país sino controlaba la llegada de migrantes centroamericanos a la frontera entre ambos países.

Las amenazas culminaron en negociación por la cual México aceptó desplegar a 7,000 elementos de la Guardia Nacional, para frenar el avance de los migrantes hacia la frontera con Estados Unidos.

"Es una gran diferencia. Si bien Obama presionó a México, lo hizo con base por lo menos en un discurso de cooperación y responsabilidad compartida y no lo que hemos visto con Trump", dijo Meyer.

Este foco de las relaciones México-Estados Unidos no ha permitido el desarrollo de otras aristas del trato entre ambos países que también pueden ser muy importantes, lamenta Meyer.

"Ahora la relación de Estados Unidos con México y de Estados Unidos con Centroamérica es primordialmente sobre temas migratorios, y no todo lo demás que hay en una agencia bilateral, en particular en un país como México, que tendría que ver con la seguridad, la economía, de cooperación transfronteriza en delitos transnacionales, por ejemplo", lamentó la vicepresidenta de la WOLA.

Hacia la cooperación

Aunque se espera que Biden, en caso de ganar las elecciones, aún priorice los temas de seguridad fronteriza en su relación con México, también puede plantear un regreso al enfoque anterior, basado en la cooperación.

"Su gobierno va a seguir con un tema de seguridad fronteriza y buscar cooperar a nivel regional para atender a personas migrantes y solicitantes de refugio con la idea de que todos las personas tendrían que automáticamente venir a Estados Unidos, sino qué responsabilidades tienen países como México, Costa Rica y Panamá para recibir a personas de estos países (del Triángulo Norte)", dijo Meyer.

Este esquema de cooperación se vuelve más necesario tras la pandemia de COVID-19 pues la crisis económica, provocada por los confinamientos, ha agravado más los problemas sociales en Centroamérica.

"Hay que recuperar las políticas de desarrollo para Centroamérica. Quedó en una promesa y en una falsedad" del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en México, recordó Urbano.

"Hay que recuperar ese principio fundamental de que si desarrollamos a Centroamérica o la acompañamos en su desarrollo, dejará en 20 o 30 años de enviar masivamente migrantes, pero eso requiere mucho trabajo. (...) Los siguientes cinco o seis presidentes de México y Estados Unidos tiene que entender que el desarrollo de Centroamérica va a estar muy por encima de sus tiempos de mandato", explicó el académico.

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