Pero entonces, ¿no ha ganado?
Todavía no. En la madrugada del miércoles, el salvavidas de Biden se llamaba Arizona, que con más del 80% escrutado, apuntaba a ser la única sorpresa de los resultados electorales. El estado, tradicionalmente una fortaleza republicana, está cerca de darle su visto bueno al demócrata. Con ello, Biden mantiene sus opciones si logra ganar en Wisconsin, Pensilvania y Michigan. Le bastaría con ganar en dos de ellos, siempre que Pensilvania sea uno.
Y aquí es donde entra en juego una novedad: el factor coronavirus.
En un país tan polarizado como Estados Unidos, incluso la pandemia es un tema político. Digamos que, en el debate salud vs. economía, los demócratas se orientaron por lo primero, y los republicanos por lo segundo. Los republicanos han minimizado la importancia de la enfermedad y la necesidad de llevar cubrebocas, mientras que los demócratas consideran que el coronavirus es uno de los problemas más graves que ahora mismo vive el país.
Todo esto se ha reflejado en dos dinámicas diferentes en la forma de ejercer el voto: los demócratas han votado masivamente antes de este martes, especialmente por correo; y los republicanos han acudido a las urnas en persona y este mismo martes.
Sin embargo, el sistema postal en Estados Unidos no es el más eficiente del mundo, y a menudo esos votos por correo tardan un poco en llegar, y también tardan más en ser contabilizados. Los votos por correo han marcado un récord histórico en estas elecciones: 64 millones de personas. Muchos de esos votos todavía se están contando en esos estados clave: Wisconsin, Pensilvania o Michigan. Es el 'blue wall' (muro azul, en alusión al color del partido demócrata), donde siempre ganaban los demócratas hasta que Trump captó en 2016 a la clase trabajadora de la zona.
Los primeros resultados ahí daban clara ventaja a Trump, pero porque los primeros votos que se cuentan son los presenciales. Biden mantiene la opción de dar la vuelta a la situación cuando se contabilicen los votos anticipados y por correo. En Pensilvania, por ejemplo, con el 74% escrutado, Trump sacaba una ventaja de 700,000 votos. En una situación normal, todo apuntaría a una fácil victoria del republicano. Pero con los votos por correo en masa que ha habido en ese estado, hay que esperar. Faltan aún cerca de 1.4 millones de votos que revisar. Trump tiene muchas opciones de ganar, pero no es 100% seguro.
En la mañana de este miércoles, de hecho, la situación se ha revertido en algunas zonas: Biden estaba reduciendo la brecha en Pensilvania y se había puesto por delante en Wisconsin y Michigan. Sus opciones han aumentado.
Por este motivo, Biden pidió "paciencia", mientras que Trump dijo que le están intentando "robar la elección". Trump lleva todo el año preparando este terreno: en cada oportunidad, ha dicho que el voto por correo es un "fraude" y que los únicos votos que cuentan son los que se contabilizan el propio martes de las elecciones. Pero no es eso lo que dice la ley en Estados Unidos.
La batalla, por tanto, va a ser áspera, polémica, con continuas acusaciones de fraude. Trump dijo que acudirá a la Suprema Corte —donde los conservadores tienen mayoría, y el propio presidente acaba de instalar a una partidaria— para impedir que se cuenten los votos pendientes. En definitiva, la situación puede ponerse muy complicada.