El miércoles a medianoche, la Knéset quedó disuelta después de que el gobierno "de unión y de emergencia", formado en abril por Benjamin Netanyahu y su otrora adversario Benny Gantz, no lograran alcanzar un acuerdo sobre los presupuestos del Estado.
Tras tres comicios legislativos que no dieron un vencedor claro entre Netanyahu y Gantz, los dos candidatos decidieron enterrar el hacha de guerra en abril para hacer frente a la pandemia del COVID-19, formando un Ejecutivo de unidad que ponía fin a la crisis política más larga de la historia del país.
El acuerdo incluía una rotación en el puesto de primer ministro y estipulaba que el gobierno adoptaría un único presupuesto para dos años (2020 y 2021), pero el partido Likud, de Netanyahu, propuso votar dos presupuestos diferentes, lo que la formación centrista Azul y Blanco de Gantz rechazó.
Este punto se convirtió en el talón de Aquiles de la coalición y también, según la prensa israelí, en el detonante de las tensiones entre Netanyahu y Gantz.
Para evitar que se cumpliera el plazo y se tuvieran que convocar nuevas elecciones, la formación de Benny Gantz hizo una propuesta de último minuto: votar dos presupuestos separados, uno a finales de diciembre y otro a principios de enero.
Pero la idea no prosperó y este martes los diputados la rechazaron con 47 votos a favor y 49 en contra.