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El Senado de EU tiene dos grandes pendientes... y no son el juicio político

Además de iniciar con el ‘impeachment’ a Donald Trump, la Cámara Alta debe aprobar los nombramientos del gabinete de Joe Biden y acordar un nuevo paquete de apoyo económico.
vie 15 enero 2021 05:04 AM
Hacer malabares
El presidente electo Joe Biden llamó al Senado a encontrar un equilibrio entre el juicio político de Trump y las prioridades de su gobierno.

El Senado de Estados Unidos ya estaba muy ocupado cuando la Cámara de Representantes le dejó una nueva tarea: iniciar un juicio político contra el presidente saliente, Donald Trump.

Este proceso de destitución coincidirá con con los primeros días del gobierno del demócrata Joe Biden, que recita que su gabinete sea aprobado y que se acuerde un nuevo plan de rescate económico, tareas que también tiene que antender el Congreso.

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Por las fechas, será imposible que la Cámara Alta dicte un veredicto a Trump, antes del 20 de enero, fecha en la que el ex vicepresidente Biden rendirá protesta como el 46º presidente de los Estados Unidos.

Su predecesor está acusado de “incitar a la insurrección”, después de que cientos de sus seguidores asaltaran el Capitolio, la sede del poder legislativo estadounidense, para interrumpir la sesión de certificación de los resultados.

El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, informó que el juicio comenzará hasta la primera reunión ordinaria del Senado, que está de receso hasta el 19 de enero, "después de recibir el artículo de la Cámara de Representantes”.

El republicano aseguró que llevar un juicio político antes de que Trump deje el cargo no puede ser ni “justo” ni “serio”.

Senado dice que no hay posibilidad de juicio "justo" antes de que Trump deje el cargo

McConnell ilustró que el Senado ha celebrado tres juicios de destitución presidencial —contra Andrew Jackson en 1868, Bill Clinton en 1999 y el propio Trump entre 2019 y 2020—: "Han durado 83, 37 y 21 días, respectivamente”.

"A la luz de esta realidad —sostuvo—, creo que será mejor para nuestra nación si el Congreso y el poder Ejecutivo pasan los próximos siete días completamente enfocados en facilitar una toma de posesión segura y una transferencia ordenada de poder a la Administración entrante de Biden".

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Malabares

No es el único que piensa que quizás el Senado debería enfocarse en la agenda del gobierno naciente de Biden y no en condenar a Trump. El ex vicepresidente está tratando de persuadir a la Cámara Alta para que "se bifurque" y se ocupe de los dos temas de una manera organizada y eficiente, ocupándose "medio día del juicio político y medio día para que mi gente sea nominada y confirmada en el Senado, además de moverse en el paquete (Covid)".

En nuevos comentarios el miércoles, después del impeachment de Trump, Biden nuevamente apeló a un acto de malabarismo cuidadoso. "Espero que el liderazgo del Senado encuentre una manera de lidiar con sus responsabilidades constitucionales en el juicio político mientras también trabaja en otros asuntos urgentes de esta nación", dijo.

A partir del 20 de enero, McConnell perderá su liderazgo, que pasará a manos del demócrata Chuck Schumer. Él y la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijeron que comenzará na trabajar para asegurar el éxito de los planes de Biden.

"Nos pondremos manos a la obra para convertir la visión del presidente electo Biden en una legislación que sea aprobada por ambas cámaras y sea promulgada", dijeron en una declaración conjunta, tras conocerse el plan de Biden.

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Además, Pelosi aún no envía los artículos del juicio político al Senado, un paso necesario para que el proceso de destitución continue.

"Tenemos que determinar qué tipo de evidencias debemos presentar al Senado para demostrar nuestro artículo de juicio político", dijo este jueves a la CNN la representante demócrata Diana DeGette, una de las encargadas del proceso en la Cámara de Representantes.

La planificación del juicio en el Senado se encuentra en "etapas muy preliminares", agregó.

Entre las pruebas que están reuniendo los demócratas para demostrar la responsabilidad de Trump en la violenta algarada que el día 6 interrumpió la sesión de confirmación de la victoria de Biden en el Congreso están imágenes de televisión y testimonios.

Un plan de recate económico y 100 millones de vacunas

El presidente electo reveló este jueves sus planes para luchar contra el COVID-19 e inyectar 1.9 billones de dólares en la economía.

El paquete incluye 415,000 millones de dólares para reforzar la respuesta al virus y desplegar las vacunas. Biden prometió que vacunará a 100 millones de estadounidenses durante los primeros 100 días de su gobierno.

El llamado Plan de Rescate Estadounidense, también incluye alrededor de 1 billón de dólares en ayuda directa a los hogares y unos 440,000 millones de dólares para pequeñas empresas y comunidades muy afectadas por la pandemia, dijeron a periodistas funcionarios de la administración entrante en una conferencia telefónica.

También propone invertir 170,000 millones en escuelas e instituciones de educación superior, incluido un monto de 130,000 millones para asegurar que los establecimientos educativos puedan reabrir de manera segura pese a la pandemia de coronavirus.

La propuesta contempla aumentar el salario mínimo federal a 15 dólares por hora y estipula 350,000 millones de dólares en fondos de emergencia para gobiernos estatales y locales, señalaron los informes.

La iniciativa, que deberá recibir el aval del Congreso al igual que los paquetes aprobados previamente. No se espera que tenga muchos problemas, ya que los demócratas cuentan con la mayoría de las cámaras.

En diciembre pasado, el Congreso aprobó un paquete de estímulo económico por 900,000 millones de dólares, que incluyó el pago de 300 dólares a la semana a cada desempleado y prorrogó hasta el 31 de enero una norma que suspendía los desahucios y que iba a expirar a finales de año.

Además, incluyó 325,000 millones de ayuda a pequeñas y medianas empresas, 45,000 millones a los sistemas de transporte público, 13,000 millones en asistencia alimentaria y 82,000 millones para que las escuelas puedan reparar sus instalaciones y adecuarlas a la enseñanza en medio de la pandemia.

Para las aerolíneas destinó 15,000 millones para pagar los salarios de sus trabajadores.

En marzo del año pasado, cuando el país sufrió el mayor impacto de la pandemia, el Congreso avaló otro paquete de ayuda, por valor de 2,2 billones de dólares, el mayor de la historia del país.

¿Y los nombramientos del gabinete?

Con el anuncio de su nominado para dirigir la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el lunes pasado, Joe Biden concluyó con la lista de sus elegidos para formar parte de su gabinete, tanto los 15 secretarios de los departamentos de Estado, como los de su gabinete ampliado.

“Al Senado de Estados Unidos. Espero que estos destacados candidatos reciban una pronta audiencia, y que podamos trabajar de buena fe con el otro lado para avanzar por el país”, dijo Biden a periodistas el 24 de noviembre, cuando se hizo sus primeros nombramientos.

Se necesita una mayoría simple en el Senado para que los nombramientos sean aprobados. La Cámara Alta quedará con una división 50-50, pero la vicepresidente Kamala Harris, como presidenta del cuerpo legislativo, cuenta con el voto de desempate.

El Senado ha apoyado tradicionalmente a la mayoría de los candidatos del presidente, pero eso ha cambiado en la actual era de amargo sectarismo.

Muchos de los nombramientos pueden recibir un rápido respaldo tanto de demócratas como de republicanos, como el caso del nominado a director de la CIA, William Burns. Pero hay otros que no tendrán un camino tan fácil, incluso con la mayoría demócrata.

El nominado de Biden para dirigir el Pentángo, el general Lloyd Austin, requerirá de una exención —además de la confirmación— del Congreso para ser designado como jefe del Pentágono, ya que la ley establece un plazo de siete años desde su retiro para acceder al cargo, y tan solo han pasado cuatro.

Es una situación similar a la que se encontró en 2017 el general James Mattis, el primer secretario de Defensa del presidente saliente, Donald Trump.

La entonces oposición demócrata en el Congreso fue crítica con el nombramiento por el hecho de requerir esa exención.

Entonces, los miembros del Senado se pusieron de acuerdo a regañadientes, en medio de preocupaciones sobre las opiniones de Trump sobre las fuerzas armadas, y varios legisladores dijeron en ese momento que no querrían volver a hacerlo.

"No debería ser considerado por la misma razón que el secretario Mattis no debería haberlo sido", dijo el congresista Justin Amash en una publicación en Twitter.

"La ley prohíbe a los miembros recientemente retirados de las Fuerzas Armadas servir en esta posición civil. Biden sería el segundo presidente consecutivo en violar esta norma", subrayó.

Con información de AFP y EFE

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