Biden prometió "hacer frente a la crisis climática, construir una economía basada en energía limpia, atacar las injusticias ambientales y crear millones de empleos bien remunerados".
Las medidas son muy similares al green new deal o "nuevo pacto verde" defendido por el ala progresista del Partido Demócrata.
Y es allí donde las cosas corren el riesgo de complicarse: el Partido Demócrata ejercerá un control muy frágil en el Senado y puede tener que hacer frente a posiciones contrarias y protestas.
"El desafío será reunir a los republicanos en torno a un proyecto de infraestructura de energía limpia que pueda reducir significativamente las emisiones estadounidenses", dijo a la AFP Paul Bledsoe, asesor climático del expresidente Bill Clinton y experto del Progressive Policy Institute.
Pero incorporar plenamente la acción climática a la forma en que se construye la economía es lo que la convertirá en una agenda "sostenible", dijo Waskow.
Los desafíos políticos y técnicos son importantes, y Biden estará bajo presión para no reducir demasiado rápido los combustibles fósiles, especialmente el gas natural, que ha ayudado a Estados Unidos a bajar las emisiones durante una década y que es considerada una energía de transición esencial.
Pero también la nueva política ambiental llega cuando el cambio climático muestra registros récord, y buena parte de la opinión pública estadounidense quiere ver acciones inmediatas.
Una encuesta posterior las elecciones y publicada la semana pasada por un programa de la Universidad de Yale mostró que la mayoría de los votantes de ambos partidos apoya las políticas para reducir la contaminación por carbono y promover la energía limpia.
El 53% de los electores cree que el calentamiento global debe ser una "prioridad importante" o "muy importante" para el presidente y el Congreso, y dos tercios ven el desarrollo de fuentes de energía limpia como una prioridad "alta" o "muy alta”.
Con información de AFP y EFE