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5 lecciones que Asia, Australia y Nueva Zelanda nos dan para vencer al COVID-19

Los países de la región Asia-Pacífico han mantenido políticas exitosas de combate a la pandemia, algo que Norteamérica y Europa, con un nivel de desarrollo similar, no han logrado.
vie 26 marzo 2021 05:04 AM
Norteamérica y Europa, que cuentan con niveles de ingresos y de desarrollo parecidos a los de los países de la región Asia-Pacífico, no han logrado controlar los contagios por COVID-19. Estados Unidos es el país con más muertes y casos detectados del virus, mientras que países como Italia, Alemania y Francia sufren de la tercera ola de la enfermedad.
Varios países europeos como Italia, Alemania y Francia sufren de la tercera ola del COVID-19 y han tenido que implementar nuevas medidas de confinamiento.

Países como Nueva Zelanda, Australia, Taiwan, Corea del Sur y Vietnam se han convertido en el ejemplo del mundo por su combate al COVID-19. Un año después de la declaración de la pandemia, estos países han mantenido niveles de transmisión comunitaria cercanos a cero y han podido, poco a poco, volver a la normalidad.

En cambio, Norteamérica y Europa, que cuentan con niveles de ingresos y de desarrollo parecidos a los de los países de la región Asia-Pacífico, no han logrado controlar los contagios por COVID-19. Estados Unidos es el país con más muertes y casos detectados del virus, mientras que países como Italia, Alemania y Francia sufren de la tercera ola de la enfermedad.

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Estas son algunas de las lecciones que podemos aprender sobre la cultura de los países de la región Asía-Pacífico y su experiencia ante el COVID-19.

1. Experiencia previa con enfermedades infecciosas

Uno de los factores clave del éxito de los países de Asia-Pacífico fue la preparación de la región para las enfermedades zoonóticas emergentes, es decir, infecciones que se transmiten de animales a humanos, señala Jeffrey D. Sachs, director del Centro de Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia en el documento Razones para el éxito de Asia Pacífico en el sorprendente COVID-19, parte del Reporte Mundial de la Felicidad 2021.

Los países de esta región estuvieron en la primera línea de batalla contra el SARS en 2003. También se movilizaron para combatir la pandemia de influenza AH1N en 2009 y contra el MERS en 2012. Además el sureste asiático también ha peleado contra epidemias de dengue.

2. Diferencias estructurales

De acuerdo con Sachs, las diferencias en las tasas de mortalidad por COVID-19 entre Asia-Pacífico y el Norte del Atlántico (Norteamérica y Europa) no solo se explica por las diferencias políticas y de comportamiento, sino también de los factores estructurales.

Existen cinco factores clave en las sociedades que molestan la epidemiología del COVID-19: la edad de población, las comorbilidades de la población, la cobertura de sistema de salud, los patrones de contacto y los viajes internacionales.

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Por ejemplo, la tasa de mortalidad en el sureste asiático y el África fue mucho más baja que el Norte del Atlántico a pesar de tener una menor cobertura sanitaria. En las primeras dos regiones, sin embargo, la población es más joven, las comorbilidades son menos prevalentes, la gente pasa mayor tiempo al aire libro por las altas temperaturas, hay menos urbanización y no hay tantas visitas de turistas extranjeros.

3. Un mayor apoyo a las intervenciones no farmacológica

En contraste con Europa y Norteamérica, los países de Oceanía y el Este de Asia adoptaron activamente un gran rango de intervenciones no farmacológica para contener la pandemia, incluidos duros controles fronterizos, un alta tasa de uso de cubrebocas, distanciamiento físico y un sistema efectivo de pruebas, rastreo de contactos y cuarentenas para los individuos infectados.

El público de los países de Asia-Pacífico observan la pandemia con mayor preocupación y con respuestas de comportamiento más grandes que en la región del Atlántico Norte. Parte de esta respuesta pública mejorada es no dudar de la claridad de las política para mantener a raya las enfermedades emergentes.

“Cuando los funcionarios públicos envían mensajes contradictorios, como violar los toques de queda gubernamentales, la confianza pública en el gobierno se ve seriamente deteriorada”, asegura Sachs.

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Además, el público en Asia-Pacífico también apoyó la adopción de medidas duras de política pública por parte del gobierno. De acuerdo con una encuesta de YouGov, la personas de esta región aprobaron consistentemente dos pilares básicos de le las intervenciones no farmacológicas: poner en cuarentena a todos los pasajeros de avión que llegaron al país y los confinamientos.

“Las dos medidas son clave para suprimir la transmisión y el apoyo público es vital para su implementación”, dice Sachs.

Otra clave determinante para el éxito de este tipo de intervenciones en Asia-Pacífico es la adherencia del público a los protocolos gubernamentales.

4. Culturas menos individualistas

En marzo de 2020, la mayoría de los países del mundo adoptaron medidas de confinamiento estrictas. Esto permitió que la incidencia de nuevos casos descendiera en junio. A pesar de esto, con la baja incidencia, los países de Nortemamérica y Europa no aumentaron drásticamente sus capacidades de detección, rastreo y confinamiento. Además, las medidas de prevención se disiparon. Esto permitió que una segunda ola del COVID-19 los golpeará en otoño.

En muchos de los países del Atlántico Norte, hubo protestas contra las medidas más básicas de prevención del CPVID-19, como el uso de cubrebocas con el argumento de que esta política violaba su “libertad”.

Los investigadores Iveta Silova, Hikaru Komatsu y Jeremy Rappleye han argumentado recientemente que el individualismo excesivo de las naciones occidentales hace que estos países se resistan a adoptar todo tipo de políticas prosociales necesarias para terminar con el cambio climático y el COVID-19.

En su análisis estadístico, los autores presentan una medida de individualismo entre países. La medida va de 0 (colectivismo completo) a 100 (individualismo completo). La puntuación media de los países de Asia y el Pacífico es de 38.3, en comparación con 64.9 para el Atlántico norte.

El menor apoyo público a las intervenciones no farmacológicas en estos países también ayuda a explicar el peor desempeño del rastreo de contactos en estos países. Muchas personas en Europa y Estados Unidos simplemente no estaban dispuestas a revelar información personal, ni siquiera sus contactos, a los funcionarios de salud pública.

De manera similar, la gente en los países del Atlántico Norte rechazaron las aplicaciones móviles para señalar la proximidad con individuos con COVID, pues muchas de estas aplicaciones fueron criticadas como invasiones a la privacidad.

5. Un mayor entendimiento científico de la pandemia

Otra posible fuente del pobre desempeño en Norteamérica y Europa es el entendimiento insuficiente del público sobre la pandemia, que estuvo acompañada por una infodemia de noticias falsas.

Un estudio reciente publicado en Psychological Science muestra que la susceptibilidad del publico a las noticias falsa depende de la calidad del conocimiento científico del público, el cual depende de la calidad de la educación en ciencias y matemáticas.

Por lo tanto, podemos obtener información adicional sobre el desempeño comparativo de los países en el control de la pandemia al comparar las habilidades científicas de los estudiantes de estos países.

El Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) nos ofrece los datos necesarios. Los puntajes de 2018 en conocimientos y habilidades científicas muestran que varios de los países del este de Asia, incluidos China, Singapur, Vietnam, Japón, Corea y Taiwán, superan significativamente a los países de la región del Atlántico Norte.

Lo que también es notable es que el puntaje de ciencias de PISA está altamente correlacionado con el puntaje de YouGov sobre el cumplimiento público de las reglas de COVID-19: los países con puntajes de ciencia altos también tienen puntajes de cumplimiento altos.

Los dos países con mayor cumplimiento (percibido) de las reglas COVID-19 según la encuesta de YouGov, China y Singapur, son también los dos países con las puntuaciones científicas más altas del PISA.

El fracaso del control efectivo de la pandemia en muchos países puede deberse a la falta de comprensión adecuada por parte del público de los desafíos científicos y, como consecuencia, al escaso cumplimiento o aceptación por parte del público las medidas para prevenir el contagio.

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