Los investigadores de Oxford comprobaron, entre otras cosas, que existe un 44% más de riesgo de ser diagnosticado con un trastorno mental o neurológico después de padecer COVID que tras sufrir la gripe, y un 16% más frente a otras enfermedades respiratorias.
Concluyen así que, por diversas razones que no contempla este estudio y que hay que seguir investigando, el COVID-19 "resulta en un mayor riesgo de trastornos psiquiátricos o neurológicos que todas esas otras afecciones”.
El riesgo de desarrollar problemas a largo plazo ha crecido en los pacientes hospitalizados por COVID-19 severo. Así, al 46% de los pacientes que estuvieron en reanimación registraron problemas neurológicos o psiquiátricos seis meses después de estar infectados.
Cerca del 7% de los pacientes que estuvieron en reanimación tuvieron un accidente cardiovascular posterior, 2.7% una hemorragia cerebral, y cerca de 2% desarrollaron demencia, contra respectivamente, 1.3%, 0.3% y 0.4% de los no hospitalizados.
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"Desgraciadamente, muchos problemas identificados en este estudio tienen tendencia a hacerse crónicos o recurrentes, por lo que podemos anticipar que el impacto del COVID-19 podría perdurar durante muchos años", escribe el doctor Jonathan Rogers de la Universidad de Londres (UCL) en un comentario publicado en la revista.
Probablemente, las personas estudiadas fueron más gravemente afectadas que la población en general, dice los autores que hablan, de aquellas personas, numerosas, que no van a consultar por síntomas ligeros o inexistentes.