El Gobierno estadounidense indicó que su iniciativa de infraestructura es una colaboración entre las grandes democracias para llevar a cabo un proyecto guiado por "los valores, con altos estándares y transparentes".
Funcionarios de alto rango del Ejecutivo de Estados Unidos precisaron en una conversación telefónica con periodistas que esta propuesta busca la manera de ofrecer algo al mundo en desarrollo, pero que no se quiere "forzar a los países a que hagan una elección".
"No se trata solo de confrontar o enfrentar a China", dijo un alto funcionario de la administración de Biden. "Pero hasta ahora no hemos ofrecido una alternativa positiva que refleje nuestros valores, nuestros estándares y nuestra forma de hacer negocios".
"Es más una especie de reconocimiento de que todavía hay una brecha enorme de infraestructuras a nivel global", explicó.
El plan "ayuda a estrechar las necesidades de más de 40 billones de dólares en infraestructuras que necesita el mundo en desarrollo para 2035, y que se ha visto exacerbado por la pandemia de COVID-19", dijo la Casa Blanca.
La propuesta estadounidense pretende movilizar capital del sector privado para impulsar proyectos en cuatro ámbitos: el clima, la seguridad sanitaria, la tecnología digital y la igualdad de género, además de contar con inversiones de instituciones financieras.
Biden está poniendo el foco sobre China, que compite por la hegemonía mundial frente a Estados Unidos, durante esta cumbre de los líderes de las democracias más industrializadas del mundo: Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Canadá y Japón, más la Unión Europea.
Los funcionarios de la Casa Blanca reconocieron en la conversación que ha habido "algunas diferencias de opiniones" entre los líderes del G7 sobre "cómo de fuerte" debe ser la acción frente a Pekín.
Aseguraron que el primer ministro británico, Boris Johnson, ha apoyado a Biden, junto con el jefe del Gobierno canadiense, Justin Trudeau, y el presidente francés, Emmanuel Macron.