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Salvador Allende y las clases medias chilenas: una relación complicada

La Unidad Popular, que gobernó al país sudamericano entre 1970 y 1973, nunca contó con el apoyo pleno de las clases de medias, que se vieron afectadas por algunas de sus medidas económicas.
vie 25 junio 2021 05:04 AM
“En Chile, el golpe de Estado contra el presidente (Salvador) Allende, fue respaldado por la clase media. La clase media de Chile no informada apoyó a (Augusto) Pinochet”, aseguró Andrés Manuel López Obrador este jueves. ¿Qué tanta razón tiene?
Salvador Allende llegó a la presidencia de Chile en 1970 de la mano de la Unidad Popular, una coalición de partidos políticos de izquierda.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha emprendido una ofensiva contra las clases medias mexicanas, que no favorecieron a su proyecto de gobierno con su voto en las elecciones intermedias del 6 de junio. Su ataque de este jueves, sin embargo, recordó uno de los peores sucesos en América Latina durante la segunda mitad del siglo XX: el golpe de Estado militar en Chile, en 1973.

“En Chile, el golpe de Estado contra el presidente (Salvador) Allende, fue respaldado por la clase media. La clase media de Chile no informada apoyó a (Augusto) Pinochet”, aseguró el mandatario mexicano en su conferencia de prensa matutina.

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La frase del presidente mexicano, sin embargo, no reconoce la complejidad de la relación del gobierno socialista de Salvador Allende y los diversos sectores que conformaban la clase media en Chile, ya muy robusta desde finales de los años 60.

“La historia es más compleja que un simple tuit o que una declaración presidencial”, dijo a Expansión Alfredo Sepúlveda, académico de la Universidad Diego Portales de Chile y recordó que el golpe de 1973 fue realizado por la mayor parte de los militares chilenos y que no tuvo que ver con los intentos golpistas promovidos por Washington.

La relación del gobierno de la Unidad Popular —encabezado por Salvador Allende de 1970 a 1973— y las clases medias chilenas jamás fue del todo buena y se desgastó durante esos tres años más por las decisiones políticas y económicas de Allende que por la injerencia estadounidense o la influencia de los militares chilenos, que terminaron concretando un golpe de Estado el 11 de septiembre de 1973.

Un gobierno para el proletariado, no para las clases medias

En su último discurso como presidente —minutos antes de suicidarse en el Palacio de la Moneda—, Allende se dirigió a los Colegios profesionales, las poderosas agrupaciones que asesoraban al Estado en temas de ética en el ejercicio profesional.

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“Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas, a los que hace días estuvieron trabajados contra la sedición auspiciada por los Colegios profesionales, colegios de clase para defender también las ventajas que una sociedad capitalista da a unos pocos”.

Esta frase resume la tensa relación que el gobierno de la Unidad Popular mantuvo con la clase media durante los tres años que duró, antes de terminar con un golpe militar, encabezado por el general Augusto Pinochet. Por un lado, la confrontación constante con sectores, como los pequeños propietarios, y por el otro, cordialidad y apoyo de otros, como los académicos y los artistas.

Allende llegó al poder en 1970 de la mano de la Unidad Popular, una coalición de partidos políticos de izquierda con la que desbancó a los dos partidos de clase media que habían gobernado Chile desde 1932: el Partido Demócrata Cristiano y el Partido Radical de Chile.

El gobierno de la Unidad Popular proponía la vía chilena al socialismo, que implicaría un tránsito democrático y no violento del capitalismo al socialismo. Esta fue su principal diferencia con el socialismo cubano, que se había instaurado en la isla a través de la acción armada en 1959. “La clase media estaba muy asustada, en general, con Cuba”, dice Sepulveda.

“Sobre la clase media, hay que recordar que el gobierno de la Unidad Popular es un gobierno marxista clásico”, explicó el también periodista. “El marxismo clásico es básicamente un gobierno de los trabajadores, de la clase obrera”.

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El académico chileno recuerda que el gobierno de Allende nunca intentó ser un gobierno que favoreciera a las clases medias “era más bien un gobierno contra las clases medias, pero que intentó llevarlas al socialismo marxista”.

El programa básico de gobierno de la Unidad Popular contemplaba la construcción de un Estado Popular y una economía planificada, en gran parte bajo el control estatal, de acuerdo con el sitio Memoria Chilena de la Biblioteca Nacional de Chile.

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“Ellos proponen pasar la riqueza de una clase social, lo que ellos llamaban la burguesía, a otra clase social, que es la clase trabajadora, y la clase media quedaba entremedio”, dijo el académico, quien escribió el libro La Unidad Popular. Los mil días de Salvador Allende y la vía chilena al socialismo.

El gobierno de Allende consiguió que la nacionalización del cobre —la principal materia prima de exportación de Chile— fuera aprobada sin oposición en el Congreso, no fue así con el intento de convertir a las grandes empresas. “Allende siempre fue minoría”, enfatizó el escritor chileno.

Crisis económicas y crímenes políticos

Sepulveda señala que entonces, a principios de los años 70, la clase media de Chile “era potente, se había desarrollado en los últimos 100 años, por lo tanto era una clase social compleja y grande, con muchos matices”, por lo que es imposible hablar de un solo bloque a favor o en contra de las políticas de Allende.

El gobierno de la Unidad Popular intentó, en un principio, atraer a las clases medias a su proyecto, principalmente a los profesionales, a los estudiantes universitarios y a los académicos.

“Unidad Popular hizo intentos por conjurar la propaganda de derecha y el miedo a los rojos, es decir, por convencer a profesionales, dueños de almacenes o empleados bancarios de que el gobierno del pueblo los incluía y que su enemigo común eran los grandes empresarios y los intereses internacionales”, explicó Azun Candida Palomer, doctora en Historia y profesora de la Universidad de Chile, en un artículo.

Sin embargo, este acercamiento con las clases medias fue corto y se disipó tan pronto llegaron los signos de una profunda crisis económica.

“Rápidamente esto se les fue de las manos por la violencia política en las calles, que fue incapaz de controlar, y por los resultados económicos de la Unidad Popular, que tuvo un primer año muy bueno, pero los años 72 y 73 fueron de inflación y de una crisis económica tremenda. Ahí perdió rápidamente a las clases medias”.

De acuerdo con información del Banco Mundial, el Producto Interno Bruto (PIB) de Chile disminuyó 1.02% en 1972 y 5.02% en 1973.

Los dos principales agrupaciones de pequeños propietarios que se enfrentaron a Allende por la crisis económica fueron los transportistas y los dueños de los almacenes de provisión de alimentos, que en los años 70 tenían mucha influencia política.

“Es cierto que tuvieron apoyo de Estados Unidos, pero los camioneros —en octubre de 1972— le hicieron un paro nacional a Allende que casi lo botan. Es muy fácil cortar Chile, porque es largo y flaco, hay una carretera que lo recorre de a sur. Basta bloquear esa carretera y se bloquea el país”, dijo Sepúlveda.

Sobre si la clases medias fueron manipuladas por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) o por los militares —que, irónicamente, también eran clasemedieros— el periodista indica que no fue así. “No es que los convencieran de abandonar al gobierno de la Unidad Popular, el gobierno de la Unidad Popular nunca fue para ellas”.

Varias de las medidas que el gobierno de Allende tomó en sus tres años, no fueron del agrado de las clases medias. En el sector agrario se profundizó el proceso de reforma agraria iniciado por el gobierno de Jorge Alessandri (1958-1964) y acelerado por el de Eduardo Frei Montalva (1964-1970), logrando la expropiación de más de 4,400 predios, sin contar con las más de 2,000 tomas efectuadas por los trabajadores agrícolas.

Además, en menos de dos años se concretó la nacionalización de la banca.

El asesinato del ex ministro de interior Edmundo Pérez Zujovic, en junio de 1971 a manos de un grupo de extrema izquierda también minó la confianza de muchos miembros de las clases medias en la vía pacífica al socialismo propuesta por la Unidad Popular, aunque el grupo que realizó el atentado se desmarcó del gobierno de Allende.

“La minoría de la clase media, el mundo universitario, de la academia, el mundo de las artes y una parte de las personas que trabajaban con el Estado tuvieron que haber estado con el gobierno de la Unidad Popular, pero la mayor parte de la clase media no y nunca estuvo”, dijo Sepulveda.

¿Un apoyo a Pinochet?

Aunque nunca fue favorable al gobierno socialista de Salvador Allende, es una exageración decir que la clase media de Chile, como una unidad, apoyó incondicionalmente el golpe militar del 1973 y la posterior dictadura militar, encabezada por Augusto Pinochet.

“Si bien es cierto que numerosas organizaciones gremiales y profesionales terminaron por alinearse en contra de la Unidad Popular y se convirtieron en la base social del golpe de Estado, la participación de individuos y grupos de los sectores medios en los partidos y organizaciones de izquierda también fue relevante a lo largo del siglo XX y en el gobierno socialista”, según Palomer.

Sepulveda hace una precisión: el golpe de Estado de 1973 y la dictadura de Augusto Pinochet son dos procesos históricos distintos. No fue hasta 1975 que Pinochet instauró un régimen neoliberal en Chile, después de muchas disputas dentro de la junta militar entre nacionalistas y neoliberales.

"Este proceso se dio con crímenes, Pinochet asesinó a dos generales de alto rango que estaban en contra del neoliberalismo, pero que habían participado en el golpe contra Allende".

El modelo neoliberal, sin embargo, tardó muchos años en traer crecimiento económico al país. En 1975, el PIB cayó 12.1%, mucho más que durante las peor crisis del gobierno de Allende.

"Durante la dictadura, la clase media lo pasó muy mal", aseguró Sepulveda. No fue hasta el año 1985 que la consolidación de este modelo económico comienza a traer crecimiento a Chile y favorece a las clases medias.

Sin embargo, en el plebiscito que Pinochet convocó para saber si continuaría en el poder, pierde en gran parte con el apoyo de las clases medias al No.

"La experiencia de las violaciones a los derechos humanos y la experiencia del exilio en dictadura son experiencias familiares. Hay mucha clase media que tiene parientes exiliados, parientes asesinados, parientes con persecución política. La razón económica solamente, para apoyar o no a Pinochet no basta", indicó el periodista chileno.

Según el Informe Valech de 2004, de las casi 25,000 personas que voluntariamente se presentaron y declararon haber sido víctimas de la represión dictatorial, un 30.1% declaró que al momento de ser detenidos se desempeñaban como empleados, oficinistas, comerciantes o trabajadores de servicios públicos o industrias. Los profesionales, técnicos y estudiantes fueron un 15.3% del total.

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