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¿Qué está pasando en Afganistán? 4 claves para entenderlo

Después de 20 años de ocupación militar estadounidense, los talibanes han vuelto a tomar el poder en el país de Asia central provocando que miles de personas intenten huir.
lun 16 agosto 2021 02:44 PM
¿Qué está pasando en Afganistán? (Afgano con arma larga)
Para entender qué está pasando en Afganistán es necesario conocer quiénes son los talibanes y su interpretación de la ley islámica.

Con la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán, solo han bastado unas semanas para que los talibanes, en el poder antes de la intervención militar de Occidente en 2001, volvieran a ocupar Kabul, la capital afgana.

El aeropuerto de esta ciudad —actualmente bajo control estadounidense— ha vivido escenas de caos y pánico, pues miles de personas buscan huir del régimen de los talibanes.

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Los videos mostraban a una multitud de personas tratando de impedir el despegue de un avión de carga militar estadounidense, y hubo informes de que varios murieron, aplastados o al caer, después de que la aeronave despegó.

Estados Unidos culminó el domingo el traslado al aeropuerto de Kabul de todo el personal de su embajada en Afganistán, horas después de iniciar una evacuación aérea desde ese complejo que recordó a la desarrollada durante la caída de Saigón en 1975.

Afganistán representa un “fracaso de la comunidad internacional”, según el ministro de Defensa británico, Ben Wallace. Esto es lo que sabemos sobre la situación de Afganistán

¿Cuál es el conflicto en Afganistán y qué está pasando?

Afganistán está bajo el control de los talibanes, que en un tiempo récord lograron imponerse de nuevo en todo el país y provocaron la desintegración del gobierno.

Esto no es solo el resultado de su fuerza militar, sino también de su habilidad para influir en la moral del ejército del gobierno y de su capacidad para cerrar acuerdos. Los insurgentes mezclaban amenazas y alicientes en su propaganda de guerra cada vez que tomaban una ciudad (algunas incluso sin pegar un tiro), hasta que entraron en la capital, Kabul.

Estados Unidos y Afganistán estaban convencidos, cuando las tropas internacionales comenzaron su retirada en mayo, de que el ejército afgano podría responder a los ataques de los talibanes.

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Con cerca de 300,000 miembros y un equipamiento mucho más avanzado que el de los insurgentes, las tropas del gobierno estaban listas, al menos en teoría.

Pero en realidad, las fuerzas armadas estaban corroídas por la corrupción, la falta de entrenamiento y la desmoralización.

En verano, este mismo ejército pudo resistir la ofensiva talibana en el sur, en Lashkar Gah, pero sin el apoyo aéreo y militar de Estados Unidos, no aguantaron mucho.

Frente a un ejército más pequeño pero más motivado y cohesionado, muchos soldados del gobierno, incluso unidades enteras, desertaban o se rendían, dejando libres las ciudades a los talibanes.

Las semillas del colapso comenzaron a germinar el año pasado cuando Washington firmó el acuerdo de retirada completa de sus tropas con los talibanes. Para los talibanes, fue el inicio de su victoria tras dos décadas de guerra. Para muchos afganos desmoralizados, significó traición y abandono.

Los insurgentes ampliaron su ofensiva con asesinatos dirigidos contra periodistas y activistas de los derechos humanos, creando un sentimiento de miedo generalizado.

Acompañada de una campaña de propaganda ante la inevitable victoria talibana. Soldados y responsables locales informaron que recibían mensajes de teléfono pidiéndoles que se rindieran o cooperaran con ellos para evitar males mayores.

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El 1 de mayo, se inició de manera oficial la partida de los últimos 2,500 soldados estadounidenses y 7,000 de la OTAN.

Estallan combates entre los talibanes y el ejército afgano en el sur. En el norte. los talibanes conquistaron el distrito de Burka, provincia de Baghlan. A mediados de mayo, las tropas estadounidenses se retiraron de la base aérea de Kandahar.

Los talibanes habían comenzado a tejer acuerdos y pactar rendiciones mucho antes de su ofensiva relámpago de mayo, según informes. Desde soldados hasta responsables locales de bajo nivel, e incluso gobernadores y ministros, los insurgentes presionaban para buscar nuevos acuerdos.

Las imágenes de su marcha final hacia Kabul muestra la eficacia de esta estrategia: sin cuerpos en las calles ni combates callejeros, los talibanes y los responsables locales pueden formalizar con tranquilidad el traspaso de poder en las zonas conquistadas.

El 2 de julio, las tropas de la OTAN y Estados Unidos se retiraron de la base aérea de Bagram, la más grande de Afganistán. El 8 de julio, el presidente Joe Biden anunció que la retirada de las tropas "concluirá el 31 de agosto”.

Informes deEstados Unidos realizados hace un mes estimaban que el gobierno afgano podía colapsar en 90 días, pero desde que los talibanes tomaron su primera capital provincial, solo llevó dos semanas.

Este lunes, el Pentágono admitió que el colapso del gobierno y el ejército afganos se debió a la falta de liderazgo, a pesar de años de ayuda y entrenamiento por parte de Estados Unidos, dijo el lunes el Pentágono.

"Se puede financiar, se puede entrenar, se puede apoyar, se puede asesorar, se puede asistir. No se puede comprar voluntad, no se puede adquirir liderazgo, y faltaba liderazgo", dijo el portavoz del Pentágono, John Kirby.

La caída de Kabul

Ese domingo 15 de agosto, los talibanes llegaron a las puertas de Kabul, al cabo de una ofensiva fulminante iniciada en mayo tras el comienzo de la retirada de las tropas de Estados Unidos y de la OTAN. En los últimos diez días, los insurgentes se han apoderado de todas las grandes ciudades de Afganistán, sin hallar casi resistencia.

"El Emirato Islámico ordena a todas sus fuerzas que permanezcan a las puertas de Kabul, que no intenten entrar en la ciudad", tuiteó Zabihullah Mujahid, un portavoz de los talibanes. Pero habitantes de Kabul señalaron la presencia de talibanes en los suburbios de la ciudad.

Entonces, el ministro afgano del Interior, Abdul Sattar Mirzakwal prometió en un mensaje de video "una transferencia pacífica del poder a un gobierno de transición”. El presidente afgano, Ashraf Ghani, pidió a las fuerzas de seguridad que garantizaran la "seguridad de todos los ciudadanos" manteniendo el orden público en Kabul.

El domingo por la noche, Ghani abandonó el país, según aseguró el ex vicepresidente Abdullah Abdullah. Antes, los talibanes afirmaron que sus combatientes han entrado en varios distritos de la capital afgana, contrariamente a las órdenes iniciales.

Imágenes de televisión confirmaron que los talibanes estaban en la capital afgana y se habían apoderado del palacio presidencial.

Por su parte el presidente Ghani, escribió en un mensaje en Facebook que huyó del país para "evitar un baño de sangre", y reconoce que "los talibanes han ganado”. No informó adónde había ido, pero el grupo de prensa afgano Tolo sugiere que viajó a Tayikistán.

El mulá Baradar Akhund, jefe de la oficina política de los talibanes en Catar, declaró esta madrugada en un mensaje en vídeo el fin de la guerra de Afganistán con la victoria de los insurgentes.

"Hemos alcanzado una victoria que no se esperaba (...) debemos mostrar humildad ante Alá", dijo Akhund en un mensaje en vídeo, en lo que supone la primera declaración pública de un líder talibán tras la conquista del país.

En el primer día del país bajo control de los talibanes desde la invasión estadounidense en 2001, Baradar se refirió a este como "el momento de la prueba", en el que tratarán de ver "cómo servimos y protegemos a nuestra gente, y de cómo aseguramos su futuro, para ofrecer una buena vida lo mejor que podamos”.

Sin embargo, los insurgentes no han dado detalles de momento sobre cómo será el proceso de transición o la toma del poder.

¿Por qué Estados Unidos invadió Afganistán hace 20 años?

Los talibanes habían sido expulsados del poder en 2001 por una coalición internacional liderada por Estados Unidos. El presidente George W. Bush lanzó la operación “Libertad duradera” el 7 de octubre de 2001, tras los atentados del 11 de septiembre de ese año, que mataron a cerca de 3,000 personas en Estados Unidos.

El régimen fundamentalista islámico, en el poder desde 1996, daba entonces cobijo a Osama Bin Laden, el líder de la organización terrorista Al Qaeda, que se había responsabilizado de los atentados en Estados Unidos. Los talibanes se negaban a entregar a Bin Laden.

Una coalición internacional encabezada por Estados Unidos derrotó a los talibanes, que capitularon el 6 de diciembre. Estados Unidos instaló un gobierno interino presidido por Hamid Karzai, que en octubre de 2004 fue electo en los primeros comicios presidenciales por sufragio universal directo de la historia del país.

La OTAN desplegó una fuerza militar en el país junto a las tropas estadounidenses.

Sin embargo, la atención estadounidense se desvió de Afganistán debido a la invasión de Irak en 2003.

Los talibanes y otros grupos islamistas aprovecharon esto para reagruparse en el sur y en el este de Afganistán, desde donde pudieron viajar a las zonas tribales de Pakistán así empieza un movimiento de insurgencia.

En 2009, Barack Obama —elegido presidente con la promesa de que acabaría con las guerras en Irak y Afganistán— aumentó el despliegue de tropas. El objetivo es sofocar la insurgencia talibán y fortalecer las instituciones afganas.

A mediados de 2011, más de 150,000 soldados extranjeros estaban en suelo afgano, de los cuales 100,000 eran estadounidenses. Bin Laden murió el 2 de mayo de 2011 en una operación de las fuerzas especiales estadounidenses en Pakistán.

En junio de 2014 Ashraf Ghani fue electo presidente de Afganistán en medio de acusaciones de fraude.

La OTAN anunció el 31 de diciembre de 2014 el fin de su misión de combate en Afganistán.

Pero en virtud de pactos firmados meses antes, 12,500 soldados extranjeros —9,800 estadounidenses— se quedan en Afganistán para entrenar a las tropas afganas y llevar a cabo operaciones puntuales antiterroristas.

La seguridad en Afganistán volvió a empeorar con la nueva expansión de la insurgencia de los talibanes y la aparición del grupo yihadista Estado Islámico (EI) a principios de 2015

En 2017, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, canceló el calendario de de retirada d e tropas y volvió a mandar miles de soldados. Los ataques contra fuerzas afganas se multiplicaron, Estados Unidos replica con un gran aumento de ataques aéreos.

Estados Unidos utilizó su bomba convencional más potente para destruir una red de túneles y grutas del Estado Islámico (EI) en el este del país, matando a 96 yihadistas.

¿Cuáles son las consecuencias de la toma de los talibanes?

Muchos afganos, sobre todo en las ciudades, temen que los talibanes impongan la misma versión ultrarrigorista de la ley islámica que cuando gobernaban su país, entre 1996 y 2001.

Los talibanes prometieron que, si volvían al poder, respetarían los derechos humanos, en particular de las mujeres, conforme a los "valores islámicos". Sin embargo, en las zonas recién conquistadas, ya han sido acusados de atrocidades.

Las afganas, sin embargo, miran con desconfianza esas promesas, sobre todo aquellas que durante dos décadas pudieron ir a la universidad, ocuparon cargos de responsabilidad, sobre todo en política, en el periodismo e, incluso, en el poder judicial y las fuerzas de seguridad.

Para Aisha Khurram, de 22 años, que representó a la juventud afgana ante las Naciones Unidas y que iba a graduarse de la Universidad de Kabul en los próximos meses, la victoria de los talibanes del domingo "ha destrozado nuestras almas y nuestras mentes”.

Cuando controlaban Afganistán, los talibanes en el gobierno impusieron una visión ultraortodoxa de la ley islámica que impedía a las mujeres estudiar o trabajar, salir de casa si no era acompañadas de un miembro masculino de su familia y les obligaba a llevar el burka (velo integral) en público.

Las flagelaciones y ejecuciones, incluso la lapidación por adulterio, eran prácticas habituales en las plazas y estadios de las ciudades. Sin embargo, la situación, sobre todo en las zonas rurales, no mejoró sustancialmente para las mujeres con la marcha de los talibanes en 2001.

En las últimas 24 horas, mujeres muy conocidas en Kabul expresaron en las redes sociales su tristeza al ver su país y toda su vida destrozadas a manos de los talibanes.

"Empecé el día mirando las calles vacías de Kabul, horrorizada", escribe Fawzia Koofi, militante por los derechos humanos y antigua vicepresidenta del Parlamento afgano. "La historia se repite tan rápido".

"El miedo se te graba, está ahí como un pájaro negro", añade Muska Dastageer, profesora en la Universidad estadounidense de Afganistán, inaugurada cinco años después de la marcha de los talibanes. "Abre sus alas y ya no puedes respirar".

La cuenta de Twitter de Rada Akbar, una mujer de 33 años, estaba llena el lunes de emoticonos de corazones rotos. "Mi amado Afganistán se hunde bajo mis ojos", escribió en un mensaje.

En otro, vemos la imagen (ya viral) de un hombre cubriendo con pintura blanca la foto en un escaparate de una sonriente mujer en traje de boda.

Para Akbar, este gesto muestra que buscan "borrar a las mujeres del espacio público", porque los talibanes no permiten la reproducción de imágenes de mujeres. Rada Akbar, pintora y fotógrafa, es conocida por sus retratos, una reivindicación de la independencia y de la herencia de Afganistán.

El sábado, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, dijo estar "horrorizado" por "ver cómo desaparecen los derechos tan duramente conquistados por las niñas y mujeres de Afganistán”.

amenaza terrorista para occidente. Guterres llamó el lunes a todos los países miembros a trabajar en conjunto para "suprimir la amenaza terrorista mundial en Afganistán”.

"La comunidad internacional debe unirse para asegurarse que Afganistán nunca más sea usado como plataforma o refugio de organizaciones terroristas", dijo Guterres durante una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad del organismo sobre la crisis. La reunión fue convocada apresuradamente en la sede en Nueva York.

"Hago un llamamiento al Consejo de Seguridad y a la comunidad internacional en su conjunto para que se mantengan unidos, trabajen juntos y actúen juntos", añadió Guterres. Instó a las naciones a "utilizar todas las herramientas a su disposición para suprimir la amenaza terrorista global en Afganistán y garantizar que se respeten los derechos humanos básicos".

Reino Unido a fue uno de los países que insistió en que los talibanes "cumplan sus promesas de proteger y defender los derechos humanos, incluidos los de las mujeres, las niñas y las minorías".

"Si los talibanes siguen abusando de los derechos humanos básicos, no pueden esperar disfrutar de ninguna legitimidad a los ojos del pueblo afgano, ni de la comunidad internacional", dijo el representante permanente adjunto James Kariuki,

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, urgió este lunes a los países para evitar que Afganistán vuelva a ser el “santuario del terrorismo” que fue hasta la invasión estadounidense.

"Esto es clave para la seguridad y la paz internacional (...) haremos todo lo posible para que Rusia, Estados Unidos y Europa cooperen de forma eficiente, ya que nuestros intereses son los mismos", afirmó Macron en un discurso televisado desde su residencia de verano.

También advirtió que había que esperar "flujos de migrantes irregulares" como consecuencia de la situación, y añadió que Francia, Alemania y otros países de la Unión Europea pondrían en marcha una iniciativa "sólida, coordinada y unida" para protegerse del importante éxodo que se espera.

Durante la reunión, el embajador de Afganistán ante la ONU, Ghulam M. Isaczai, instó a las naciones a "declarar inequívocamente" que no reconocerían un gobierno talibán.

China dijo que está dispuesta a mantener relaciones "amistosas y de cooperación" con el próximo gobierno de Afganistán, mientras que Moscú confirmó que ha "establecido contactos de trabajo con representantes de las nuevas autoridades".

Con información de AFP y EFE

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