"Soy el presidente de Estados Unidos, al final, la responsabilidad es mía", dijo.
Dos días después, en una entrevista con la cadena ABC, el presidente demócrata explicó que la retirada estadounidense habría provocado invariablemente alguna forma de "caos" en el país.
Pero sus opositores republicanos han criticado la gestión de esta retirada, que aseguran precipitó la caída del gobierno afgano. También le reprochan que haya evitado las preguntas incómodas de la prensa desde la caída del gobierno afgano el domingo, y que prácticamente no haya interrumpido sus vacaciones en Camp David, a pesar de las escenas de caos en el aeropuerto de Kabul.
Las imágenes de civiles en pánico agolpándose en las puertas o intentando colgarse de los aviones que estaban a punto de despegar conmocionaron a la opinión pública estadounidense, que sin embargo era mayoritariamente partidaria de la retirada de las tropas hasta esta semana, puesto que el gobierno de Biden prometía unas evacuaciones fluidas y organizadas.
"Negligencia"
Pero sobre el terreno, la realidad es muy diferente. Los talibanes, que controlan la zona que rodea el aeropuerto, mantienen un estricto control sobre los afganos que quieren llegar a las puertas custodiadas por más de 5,200 soldados estadounidenses.
Según un piloto militar checo que acaba de regresar de Kabul, este puente aéreo al mundo es difícil y peligroso, sin control de tráfico aéreo real, sin suministro local de combustible y con despegues arriesgados.