Las sanciones niegan a las entidades designadas el acceso a transacciones en dólares estadounidenses y congelan cualquier activo que puedan tener en Estados Unidos. Pero los grupos del crimen organizado en los últimos años se han estado cambiando a los criptoactivos y otros métodos para evitar el sistema financiero de estadounidense.
Para combatir el tráfico de drogas, el Tesoro se basó anteriormente en la Ley de cabecillas de narcóticos extranjeros de 1999 y una orden ejecutiva anterior de 1995 que se basaba en estructuras de cárteles más tradicionales con líderes más fácilmente identificables. La nueva estructura permite que el Tesoro se dirija a una gama más amplia de individuos, como aquellos que reciben bienes derivados del tráfico de drogas.
"El narcotráfico actual ya no se basa en cultivos que requieren una gran superficie, sino en materiales sintéticos y precursores químicos", dijo uno de los funcionarios estadounidenses a periodistas.
"Los cárteles operan de una manera más difusa y descentralizada, lo que dificulta nuestra capacidad para elaborar paquetes de sanciones integrales contra los narcotraficantes", agregó.
Una segunda orden ejecutiva de Biden crea un nuevo consejo interinstitucional sobre el crimen organizado transnacional para mejorar la cooperación entre los departamentos de Justicia, Defensa, Seguridad Nacional, Tesoro y Estado y la Oficina de Inteligencia Nacional.
Su objetivo es mejorar las comunicaciones entre las comunidades de inteligencia y aplicación de la ley y el sector privado para identificar y apuntar a las redes delictivas, según una hoja informativa de la administración.