Un directivo de la GAO y colaborador del informe, John Pendleton, explicó que otro elemento que ayudó a clarificar este tema fue fueron los informes de actividad sospechosa (SAR) que los bancos y otras instituciones financieras deben enviar a la Red de Ejecución de Delitos Financieros (FinCEN) cada vez que les preocupa que una transacción podría no ser legal, mismso que tuvieron un aumento significativo en los últimos años.
“Los SAR que hacían referencia a términos de moneda virtual se cuadruplicaron de más de 10 000 en 2017 a más de 40 000 en 2020”, dijo Pendleton en el mismo podcast.
"Y los SAR que mencionaron tanto la moneda virtual como el tráfico de drogas se quintuplicaron durante el mismo período".
Las criptomonedas también se usan para el tráfico sexual
Goodwin dijo que no encontraron informes de monedas virtuales que se usaran para el tráfico laboral, pero identificaron su uso en el mercado de sexo comercial en línea. El informe citó un estudio de la organización sin fines de lucro Polaris, que trabaja para combatir el tráfico sexual, que identificó la moneda virtual como el "segundo método de pago más comúnmente aceptado en 40 plataformas en el mercado comercial del sexo en línea", siendo las tarjetas de crédito y débito la primera.
Otra complicación en el seguimiento de los pagos en moneda virtual es que los fondos no siempre se utilizan directamente para fines ilícitos.
“Las plataformas en el mercado del sexo comercial en línea podrían aceptar la moneda virtual como pago por anuncios”, explicó Goodwin en el podcast. “Estos anuncios se pueden usar para dirigir a los clientes potenciales a otros sitios, otras plataformas o lugares donde podría ocurrir el tráfico sexual”.