Tras ese breve plazo, el presidente se vio obligado a anunciar un nuevo recambio tras la ola de cuestionamientos contra el designado primer ministro, Héctor Valer, acusado de agredir físicamente en 2018 a su hija y a quien por entonces era su esposa, entre otras denuncias.
Al borde del precipicio, Castillo inició un evidente repliegue y volvió a recostarse sobre Vladimir Cerrón, quien controla en el Congreso una bancada con más de 30 legisladores. Ese giro promete ser clave para sostenerse en el cargo. Perú tiene, en la práctica, un sistema semi parlamentario de gobierno.
Solo con el 20% de los congresistas se puede pedir una moción de vacancia al presidente; con el 40%, puede admitirse esa propuesta y con el 66%, se aprueba. Bajo esas condiciones, Castillo necesita el respaldo de 44 de los 130 integrantes del Congreso para frenar la moción.
En ese marco, el criterio de selección de Castillo para designar a sus nuevos ministros ya no parece priorizar la gestión, sino el tejido de alianzas necesarias para garantizarse los votos suficientes en el Congreso.
Si bien el nuevo presidente del cuarto gabinete ministerial, Aníbal Torres, tuvo conflictos con Cerrón en el pasado, los otros funcionarios designados responden al líder de Perú Libre. Entre ellos se destaca el ministro de Salud, Hernán Condori, denunciado por corrupción tras su paso como director de Salud del gobierno de la región Junín, e investigado por promover el uso de productos supuestamente medicinales sin base científica y un método de detección del cáncer de cuello uterino en un minuto.