El litio, grafito, cobalto, tierras raras, cobre, aluminio y níquel son algunos minerales y metales que tendrán gran protagonismo en la transición energética que viene. Son esenciales para la creación de paneles solares, turbinas eólicas, vehículos eléctricos, almacenamiento de energía y baterías que implica una economía baja en carbono, que cumple con las metas climáticas de los Acuerdos de París.
Estos son los minerales estratégicos más codiciados del mundo
¿Qué son los minerales estratégicos?
Los minerales estratégicos son productos esenciales para la defensa nacional cuyo suministro durante la guerra depende total o parcialmente de fuentes fuera de los límites de cada país. Debido a que estos recursos serían difíciles de obtener, se necesitan medidas estrictas que controlen la conservación y distribución. Los minerales críticos, por otro lado, aunque son esenciales para la defensa nacional, son menos difíciles de obtener durante la guerra porque pueden producirse u obtenerse en cantidades adecuadas de fuentes extranjeras confiables.
Los metales más codiciados para el futuro
Algunos de ellos, como es el caso el litio, el grafito y el cobalto, se utilizan sobre todo en las tecnologías vinculadas al almacenamiento energético, pero se consideran críticos en el sentido que su demanda es potencialmente alta. Por otro lado, el cobre, aluminio y el níquel son necesarios en un amplia variedad de energías renovables como la solar, geotermal, eólica e hidroeléctrica.
Se estimaque habrá una alta demanda de estos materiales, pero menos inestable y más segura, de acuerdo con un informe del Banco Mundial . Por su parte, las tierras raras, muy relevantes en el sector de las energías renovables, generan mucha polémica a causa del gran dominio que tiene China (el mayor productor del mundo con más de un tercio de las reservas conocidas ) y porque Estados Unidos importa el 80% de ellas del gigante asiático.
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En la actualidad, la demanda de estos elementos ya es alta y se estima que incremente un 500% de cara a 2050 en el caso del litio , grafito y cobalto, mientras que la de cobre y aluminio aumentará aproximadamente un tercio para 2040 y la de níquel, dos tercios. En cuanto a la demanda de tierras raras (neodimio, disprosio…) para turbinas eólicas podría incrementarse entre 11 y 14 veces en 2050 en comparación con 2018.