No quiero que vuelva a suceder", imploró el miércoles al Congreso de Estados Unidos una niña de 11 años, sobreviviente del tiroteo en la escuela primaria de Texas hace dos semanas.
Miah Cerrillo, quien describió cómo se untó con la sangre de una compañera asesinada para que el joven de 18 años que abrió fuego en su aula pensara que ella también estaba muerta, dijo que ya no se sentía segura en la escuela, durante una audiencia sobre la regulación de armas de fuego en Estados Unidos.