Estados Unidos considera desde hace tiempo que las prácticas chinas benefician a las empresas de Beijing en detrimento de las extranjeras.
Pero Alemania, la primera economía de la Unión Europea y cuyo socio comercial principal es China, siempre ha descartado endurecer el tono contra el gigante asiático por temor a represalias económicas.
El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, señaló por su parte afirmó que puede encontrar el equilibrio entre proteger los valores compartidos y hacer negocios con China.
"China es un hecho gigantesco en nuestras vidas... Todos los países reunidos aquí hoy en el G7 hacen una gran cantidad de negocios con China. La pregunta es si podemos seguir haciendo eso", dijo Johnson durante una entrevista que se transmitió en CNN.
"Creo que hay que lograr un equilibrio... Puede ser difícil, pero eso es lo que tenemos que intentar hacer", sostuvo.
Sin embargo, la invasión rusa de Ucrania y el rechazo chino de tomar distancias con el presidente ruso Vladimir Putin permitieron acercar las posiciones de las siete mayores economías occidentales.
En un comunicado conjunto, los países afirman que van a buscar "reducir la dependencia estratégica" con China ya que sus políticas "no son de mercado" y sus prácticas "distorsionan la economía global".
"Vamos a construir un conocimiento compartido sobre las prácticas no transparentes de China y las intervenciones que distorsionan el mercado", dijeron.