“Las medidas que hemos anunciado afectarán directamente a los oligarcas rusos y atacarán el corazón de la maquinaria de guerra de Putin”, dijo el primer ministro británico, Boris Johnson, en un comunicado. Se espera que el gobierno estadounidense haga su anuncio al respecto este martes.
Esta medida es parecida al embargo a las exportaciones de petróleo y gas ruso, así como otras medidas implementadas para presionar económicamente a Rusia. Desde el 24 de febrero, cuando la invasión a Ucrania dio inicio, Rusia ha recibido 8,225 nuevas sanciones, la mayoría de Estados Unidos, Francia, Canadá, Japón y Reino Unido —países integrantes del G7— y de Australia y Suiza, naciones aliadas al bloque, de acuerdo con el recuento de Castellum.AI.
Sin embargo, Moscú no ha cesado sus ataques y sigue con su ofensiva en el este de Ucrania, la zona más rica en recursos energéticos del país. Las sanciones no han cumplido con su objetivo.
“Antes de la guerra Rusia ha venido ensanchando sus relaciones con el resto del mundo no occidental europeo, que en la actualidad alinea el mayor dinamismo económico en el mundo y los mercados más grandes, que son India y China”, indica Claudio Coloma, profesor de Relaciones Internacionales de la Escuela de Política y Gobierno del Tec de Monterrey, en entrevista telefónica con Expansión.
El G7 y la OTAN representan un viejo orden global y si estas organizaciones no aprenden a dialogar con otras regiones y con actores como China, India y la misma Rusia, pueden perder todo peso político y quedar solo con un valor simbólico, señala el especialista