En abril, el organismo internacional advirtió que el mundo solo tiene tres años para frenar sus emisiones de gases de efecto invernadero y debe prepararse para abandonar los combustibles fósiles.
La guía para frenar el calentamiento global de la ONU incluye renunciar en un 60% al uso del petróleo y en un 70% al del gas. Pero también existen al interior de la comunidad científica propuestas sobre reducir el consumo de carne, los viajes aéreos y repensar la forma de construir casas.
Según un artículo publicado en Environmental Research, el sistema alimentario actual es causante de entre un 20 y un 40% de los gases de efecto invernadero. En gran parte, esto se debe tanto a los deshechos de los rumiantes, la deforestación para expandir la frontera agrícola e incluso el diseño de las cadenas de suministro para almacenar y transportar los alimentos hasta los consumidores finales.
No obstante, la contribución de los países ricos y pobres no es equivalente, ya que solamente un puñado de naciones ricas son responsables de la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero.
El último informe de la ONU reconoce que los hogares que representan el 10% de la riqueza mundial emiten el 45% de esos gases de efecto invernadero, esto incluye las emisiones por la producción y consumo de carne. Por eso, el papa Francisco llamó a reducirlo en algunas naciones, no en todas, pues en los países en desarrollo apenas incluyen este alimento en sus dietas.
En 2018, se advirtió que el consumo de carne es más del doble de los niveles recomendados para dietas saludables en Estados Unidos y gran parte de Europa , dijeron Changing Markets Foundation y Mighty Earth (Tierra Poderosa), que tiene su sede en Washington, en un informe que pide una reforma de la industria de alimentos.