Cuando llegó a la presidencia en 2018, se había escrito mucho sobre sus traslados en bicicleta mientras trabajaba en provincia, sus jeans, su pasión por The Beatles, el uso de tabletas digitales... ciertamente mostraba un estilo más moderno que el de los hermanos Castro.
Sin embargo, ha mostrado que es un digno heredero de la tradición política del castrismo. Díaz-Canel, de 61 años, con voz ronca y sin gran talento en la oratoria, ha pasado toda su carrera en el Partido Comunista, siguiendo escrupulosamente cada uno de los escalones para alcanzar el cargo supremo.
"Hablamos muchas veces", recuerda Harold Cárdenas, analista político y director del medio digital La Joven Cuba. Cuando su revista fue amenazada con el cierre en 2013, "fue a vernos allí, se sacó una foto con nosotros, nos apoyó públicamente”.
En esa ocasión, "conocimos de primera mano al Díaz-Canel conciliador, que entiende la tecnología”.
Pero el tono cambió desde su ascenso al poder: a finales de diciembre de 2020 calificó en Twitter a los medios independientes cubanos de "mercenarios y mentirosos”.
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Y aunque prometió un PCC "más democrático, atractivo y cercano al pueblo", Díaz-Canel también advirtió a los "activistas del caos" de que "la paciencia tiene límites”.
"Advertimos al lumpen mercenario que la paciencia de este pueblo tiene límites", subrayó el también presidente cubano en su primer discurso como primer secretario del PCC, en abril de 2021, menos de tres meses antes de las protestas masivas.