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Los ríos de Europa se están secando y estas son las consecuencias

Además de afectar a la agricultura, la bajada en el nivel de los niveles de río como el Rin o el Loira está afectando al comercio y a la generación de energía.
jue 18 agosto 2022 07:19 AM
Un barco varado por el agua baja en el Rin en Remagen, Alemania, 16 de agosto de 2022, debido a la sequia en Europa
El Rin es uno de los canales clave que une los centros industriales de Alemania con los puertos del mar del Norte, desde donde se exportan productos a los mercados mundiales.

Los ríos de Europa se están secando. Semanas de temperaturas abrasadoras y escasas lluvias han drenado los niveles de agua de varios de las principales vías fluviales que corren a lo largo del continente.

La bajada del nivel, que ha dejado al descubierto las llamadas “piedras del hambre”, y la sequía intensa que ya afecta a más de 60% del territorio de la Unión Europea y Reino Unido, está afectando a la agricultura europea. Sin embargo, está no es la única consecuencia que la baja afluente de los ríos trae para la economía europea.

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La situación en el río Rin en Alemania y en el río Loira en Francia está trayendo problemas para el comercio y para la generación de energía, dos sectores económicos que ya han recibido los golpes de la pandemia de covid-19 y la invasión rusa a Ucrania.

La navegación comercial está limitada

Desde la esclusa de Gambsheim, en el este de Francia —donde transitan cada año 20 millones de toneladas de mercancías—, Vincent Steimer contempla una barcaza neerlandesa cargada solo a un tercio de su capacidad para no correr el riesgo de raspar el fondo del Rin.

Reflejo de la falta de lluvia desde abril, "el estiaje (el descenso natural de un río) comienza temprano este año, y el río puede contar cada vez menos con el deshielo primaveral de las nieves alpinas para renovarse", subraya el director de las unidades territoriales de vías navegables de Francia (VNF).

En el centro de alerta renana, verdadera torre de control de la navegación, los caudales medidos en diversos lugares son dos veces inferiores a lo normal de los valores habitualmente observados en otoño.

Sin embargo, las grandes esclusas siguen cumpliendo su función de ascensores de barcos, asegurando siempre al menos tres metros de fondo.

Las dificultades de navegación están aguas abajo, como en el transbordador de Seltz —que conecta la ciudad francesa de Seltz con la alemana Plittersdorf— donde, 10 kilómetros más al norte, zonas pedregosas estrían el curso del Rin y pilotes metálicos, normalmente sumergidos, desvelan su exterior oxidado.

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Columna vertebral de Europa Occidental, el Rin serpentea 1,233 kilómetros a lo largo de la frontera franco-alemana y luego a través de Alemania, antes de desembocar en el mar del Norte.

Con 50 a 70 pasos al día, todavía no hay una disminución de la frecuentación en Gambsheim. No obstante, las dificultades de transporte fluvial se acumulan.

En Suiza, donde nace el Rin, el complicado abastecimiento por vía fluvial hizo que Berna recurra a sus reservas de productos petrolíferos hasta al menos septiembre.

La poca profundidad del agua está causando problemas a la navegación en todo el río en Alemania. El Rin es uno de los canales clave que une los centros industriales de Alemania con los puertos del mar del Norte, desde donde se exportan productos a los mercados mundiales.

El transporte de mercancías por el río continúa, pero con buques que a veces se ven obligados a navegar con tres cuartas partes de su capacidad de carga.

La amenaza de un cierre parcial del tráfico fluvial en este río, uno de los más transitados del mundo, se ha convertido en un rompecabezas adicional para la industria alemana, golpeada por la crisis del gas ruso y el fuerte incremento de los precios de la energía a causa de la guerra de Ucrania.

Roberto Spranzi, jefe de DTG, una cooperativa de transporte marítimo de la ciudad industrial de Duisburgo, cuenta que su flota de más de 100 barcos está viéndose obligada a limitar la carga para evitar que alguno de ellos acabe varando, por la falta de agua.

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"Tenemos que utilizar tres o cuatro barcos, cuando en tiempos normales solo nos haría falta uno" para transportar la misma carga, explica a AFP.

Según los especialistas, la interrupción podría restar medio punto porcentual al crecimiento del Producto Interno Bruto de la mayor economía de Europa este año.

La situación en el Rin empeoró este miércoles por el fallo del motor de una embarcación cerró parte de la vía fluvial, dijeron las autoridades alemanas. Esto provocó que más de una veintena de de barcos esté atascada a lo largo del río.

Las autoridades subrayaron que el atasco del miércoles no se debió a la reducción del nivel del agua, que ha alcanzado mínimos históricos en algunos puntos debido a la falta de lluvia.

Otro factor en la crisis energética

El río ganó importancia en los últimos meses a medida que Alemania ha decidido apostar por el carbón para reducir su dependencia del gas ruso.

El problema es que muchas de las grandes centrales eléctricas se sitúan precisamente en el entorno del Rin, un río fundamental para su aprovisionamiento.

Las grandes empresas alemanas han avisado de que las posibles perturbaciones graves en el tráfico fluvial pesarán en una economía afectada desde hace meses por dificultades en la cadena de suministro.

El grupo energético Uniper declaró así que el bajo nivel del Rin podría traducirse en septiembre en "un funcionamiento irregular" de dos de sus centrales de carbón. EnBW, otro grupo que opera en la región de Baden-Wurtemberg, en el suroeste de Alemania, ha avisado de que las entregas de carbón podrían verse limitadas.

"El bajo nivel de las aguas del Rin implica que no puede asegurarse con normalidad el transporte de importantes cargas de productos petroleros, de diésel o de fuel", resume Alexander von Gersdorff, portavoz de la asociación profesional alemana de industriales de la energía y de carburantes.

El río Loira también sufre

El río francés Loira, famoso por los cientos de castillos que adornan sus orillas, es un curso fluvial poco profundo en los mejores momentos, pero este año incluso sus barcazas turísticas de fondo plano apenas pueden navegar por un caudal de agua muy reducido por una sequía récord.

Incluso a unos 100 kilómetros de la desembocadura del Loira en el océano Atlántico, los bancos de arena se extienden hasta donde alcanza la vista, grandes islas se conectan a la orilla y en algunos lugares la gente puede prácticamente caminar de un lado a otro del río.

El río francés Loira, famoso por los cientos de castillos que adornan sus orillas, es un curso fluvial poco profundo en los mejores momentos, pero este año incluso sus barcazas turísticas de fondo plano apenas pueden navegar por un caudal de agua muy reducido por una sequía récord.

Incluso a unos 100 kilómetros de la desembocadura del Loira en el océano Atlántico, los bancos de arena se extienden hasta donde alcanza la vista, grandes islas se conectan a la orilla y en algunos lugares la gente puede prácticamente caminar de un lado a otro del río.

El valle del Loira —patrimonio mundial de la Unesco, famoso por sus majestuosos castillos como Chambord, Chenonceau y Azay-le-Rideau— ya ha sufrido antes niveles de agua históricamente bajos, pero la sequía de este año debería ser una llamada de atención, según Eric Sauquet.

"Los afluentes del Loira están completamente secos. Es algo sin precedentes", afirmó Sauquet, jefe de hidrología del Instituto Nacional de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (INRAE). "Tenemos que preocuparnos por el Loira”.

Para los peces, el bajo nivel del agua es desastroso. Las aguas poco profundas pierden oxígeno al calentarse y los convierten en presa fácil de garzas y otros depredadores.

"Los peces necesitan agua para vivir, agua fresca. Cuando los niveles de agua bajan tanto, su entorno se reduce y quedan atrapados en los charcos", dijo Sauquet.

El caudal del río es de unos 40 metros cúbicos por segundo, menos de una vigésima parte de los niveles medios anuales. Sería aún más bajo si las autoridades no liberaran el agua de las presas de Naussac y Villerest, construidas en los años 80 en parte para garantizar el suministro de agua de refrigeración a cuatro centrales nucleares construidas a lo largo del río.

Las cuatro centrales, situadas en Belleville, Chinon, Dampierre y Saint-Laurent, tienen una capacidad combinada de 11.6 gigavatios, que representan casi una quinta parte de la producción eléctrica francesa.

Dado que varias centrales de EDF ya están fuera de servicio por razones técnicas y otras funcionan con una capacidad reducida debido al bajo nivel de las aguas del río, el cierre de una o varias centrales del Loira podría hacer subir los precios de la electricidad en toda Europa.

Con información de AFP y Reuters

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