La cancelación de la deuda liberará cientos de miles de millones de dólares para nuevos gastos de los consumidores que podrían destinarse a la compra de viviendas, según economistas.
Sim embargo, la decisión también divide a los expertos, entre quienes consideran que el gesto financiero es arriesgado en un momento en que Estados Unidos enfrenta un alza de los precios.
Como Jason Furman, exconsejero económico del expresidente Barack Obama, quien advirtió en Twitter que es "inconsciente echar unos 500,000 millones de dólares de gasolina al fuego de la inflación”.
En tanto que el jefe economista de la agencia Moody's, Mark Zandi, estimó por su parte que su impacto sobre el crecimiento o la inflación sería “marginal”.
Nuevamente, el presidente demócrata apodado "Joe Clase Media" se presenta como el defensor de este grupo socioeconómico, en oposición a la baja de impuestos para empresas decretada por su predecesor, el republicano Donald Trump.
El debate sobre la deuda estudiantil fue de hecho intenso, como ocurre a cada vez que se propone en Estados Unidos transferir gastos privados a la esfera pública, en materia de salud o educación.
La decisión necesitó más de un año de trabajo de la Casa Blanca. Muchos demócratas habían presionado para que Biden perdonara hasta 50,000 dólares por prestatario, pero aplaudieron la medida.
Los senadores Chuck Schumer y Elizabeth Warren evocaron en un comunicado "un gigantesco paso dado hacia la resolución de la crisis de la deuda estudiantil”.
Mientras que para el líder republicano en el senado, Mitch McConnell, se trató de una reforma "profundamente injusta" y "una cachetada para todas las familias que hicieron sacrificios para ahorrar para la universidad" y lograron reembolsar por completo la deuda.