Estas operaciones han causado más de 120 muertos del lado palestino, el peor balance en siete años.
Sin embargo, el conflicto ha tenido poco impacto directo en la campaña, que se ha visto ensombrecida por la personalidad desmesurada de Netanyahu, cuyas batallas legales han alimentado el estancamiento que bloquea el sistema político israelí desde que fue acusado de soborno, fraude y abuso de confianza en 2019.
Al emitir su voto en Jerusalén, Netanyahu, después de advertir a sus partidarios sobre la potencial alta participación de sus oponentes, dijo: "Os dije que estaba un poco preocupado pero si Dios quiere... terminaremos el día con una sonrisa".
Incertidumbre
Estas proyecciones pueden sin embargo modificarse a medida que avanza el escrutinio oficial y alterar drásticamente el resultado final, como ya sucedió en otras ocasiones en Israel.
En el sistema proporcional de Israel, las listas electorales deben obtener al menos el 3.25% de los votos para acceder al Parlamento con un mínimo de cuatro escaños. Por debajo de este umbral, los partidos se quedan sin representación.
La división de los partidos árabes los pone en riesgo de no alcanzar ese mínimo y favorecer así la victoria de Netanyahu y sus aliados.
En 2020, los partidos árabes israelíes consiguieron un resultado récord de 15 escaños tras una campaña dinámica bajo una sola lista. Pero esta vez se presentan dispersos en tres candidaturas: Raam (islamista moderado), Hadash-Taal (laico) y Balad (nacionalista).
Los israelíes acudieron a votar masivamente en las quintas elecciones legislativas celebradas en el país en menos de cuatro años, con un Netanyahu determinado a volver al poder. La clase política multiplicó a lo largo de la jornada los llamamientos a los 6.8 millones de electores inscritos a votar, lo que parece haber dado sus frutos.
A las 20:00, dos horas antes del cierre de los colegios electorales, la tasa de votación era del 66.3%, el índice más alto a la misma hora desde 1999, según la comisión electoral.
Frente al "bloque de derechas" de Netanyahu, Yair Lapid, de 58 años y primer ministro desde julio, intentó convencer a los electores de mantener el rumbo de los últimos meses con su coalición formada por partidos de izquierda, centro, derecha y árabes.
Con información de AFP y Reuters