De los llamados "objetos voladores no identificados", Washington dice no saber nada o casi nada: ni su origen, ni su uso, ni su naturaleza.
Lo único que parece tener claro es que ninguno presentaba una amenaza militar directa, pero potencialmente ponían en peligro el tráfico aéreo civil, por lo que el presidente Joe Biden ordenó que unos aviones de combate los derribaran.
Los estadounidenses, junto con los canadienses, ahora están ocupados en encontrar y analizar los restos de los objetos destruidos en los últimos tres días, algunos de los cuales han caído en mares helados o en regiones remotas.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, dijo el lunes que los cuatro objetos aéreos derribados en los últimos días están conectados de alguna manera, sin dar más detalles.
"Obviamente hay algún tipo de patrón allí, el hecho de que hemos estado viendo esto en un grado significativo en la última semana es motivo de interés y debemos prestarle atención de cerca", dijo Trudeau a periodistas en una conferencia de prensa en Whitehorse, capital de Yukón.
Se han filtrado algunos elementos. Los dos primeros "objetos" destruidos volaban a 12,000 metros y tenían el tamaño de un coche pequeño (mientras que el globo chino era tan grande como tres autobuses).
El destruido en Yukón tenía una forma "cilíndrica", según Ottawa. El Pentágono lo describió como "octogonal" y dijo que se desplazaba lentamente a una altura de 6,000 metros.
Los medios chinos informaron el domingo que un objeto volador no identificado había sido visto frente a la costa este de China y que el ejército se preparaba para derribarlo.
Con información de AFP y Reuters