"No podemos hacer apuestas sobre el futuro de nuestras pensiones", dijo la primera ministra, Élisabeth Borne, al activar en la cámara baja el artículo 49.3 de la Constitución tras una reunión de urgencia del Consejo de Ministros.
La única manera de impedir la aplicación de la reforma ahora es que los diputados presenten y aprueben una moción de censura contra el gobierno, que se debatirían en los próximos días. La líder ultraderechista, Marine Le Pen, ya anunció una.
"Es la constatación de un fracaso total" para Macron, agregó su rival en el balotaje de la pasada elección presidencial hace casi un año, quien estimó que la situación en Francia era la de una "crisis política".
Macron quiere retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años (y no 42 como hasta ahora) para cobrar una pensión completa. Dos de cada tres franceses se oponen, según los sondeos.
Pero más allá del proyecto, el mandatario de 45 años, reelegido con la promesa de reformar la segunda economía de la Unión Europea (UE), se juega poder aplicar su programa durante su segundo mandato, que corre hasta 2027.
Con el visto bueno asegurado en el Senado, que aprobó la reforma en la mañana, el gobierno se esforzó en convencer al puñado de diputados oficialistas y a la "veintena" de su aliado de derecha Los Republicanos (LR) aún reticentes.
Pero sin éxito. El temor a sufrir un revés en la Asamblea Nacional, tras una serie de reuniones de crisis desde el miércoles por la noche, lo forzó a activar el 49.3, pese a correr el riesgo de recrudecer las protestas sociales.
Más de 1,500 manifestantes se dirigían a la sede de la Asamblea justo después del anuncio del polémico mecanismo, a llamado de organizaciones de estudiantes y al grito "¡Eh Manu Manu, 49.3 o no, tu reforma no la queremos!", constató AFP.